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El mundo está inquieto. La economía va razonablemente bien, tanto en España como en la mayor parte de los países y áreas importantes, pero se respira en el ambiente un cierto aire de peligro, de amenaza latente, como cuando en una película de miedo empieza a sonar una música con orquestaciones estridentes.

Para calibrar lo que está pasando y prever lo que nos depara el futuro inmediato, en PwC disponemos del Consenso Económico, un estudio periódico basado en las opiniones cualificadas de empresarios, directivos y expertos económicos que realizan estimaciones sobre las perspectivas de la economía española y global. La última encuesta, realizada entre el 19 de junio y el 5 de julio, incluye además un anexo monográfico sobre las reformas en la Unión Europea. Estas son sus principales conclusiones:

  • Estamos bien. En el caso de España, habría que decir que estamos casi mejor que nunca. Una vez superada la fase de incertidumbre política, los expertos del Consenso son muy optimistas sobre la actual situación de la economía. Un elevadísimo 92,4% de los encuestados (uno de los porcentajes más altos de la historia del estudio) creen que la coyuntura de la economía española es buena o muy buena. En el mundo, las impresiones son algo más matizadas. El 79,1% de los consultados, que es también una mayoría sólida, creen que la situación económica es buena o excelente, si bien la tendencia creciente al optimismo de anteriores consensos, que alcanzó su cénit en el primer trimestre de 2018, se ha detenido. El optimismo ha cedido sobre todo en la percepción sobre la situación de Estados Unidos.
  • Vamos a dejar de estar tan bien. La tendencia al empeoramiento es manifiesta en todas las áreas económicas consideradas. Se trata de una evolución lógica, teniendo en cuenta que el punto de partida de la situación actual es particularmente positivo, y por tanto existe una cierta inercia hacia posiciones menos optimistas. También hay una sensación de fatiga de crecimiento y de agotamiento del ciclo, después de que por ejemplo en la Unión Europea el PIB haya aumentado durante 20 trimestres consecutivos. Aun con todo, no podemos dejar de constatar que las expectativas a un año vista han empeorado mucho. Tomemos por ejemplo el caso de España: el 54,9% de los encuestados (quince puntos porcentuales más que en el trimestre anterior) estima que en junio de 2019 la coyuntura será peor, mientras que el porcentaje de los que creen que va a mejorar ha pasado del 18,7% al 7,8%. El cambio a peor de las expectativas se concentra en las exportaciones. Mientras las perspectivas para la situación económico-financiera de las familias se mantienen estables, las opiniones sobre la evolución de las ventas al exterior decaen ostensiblemente. En el plano internacional, el porcentaje de los que creen que en un año la situación de la economía mundial empeorará se ha más que triplicado (ha pasado del 8,3% al 26,1%). El pesimismo es especialmente agudo en el caso de la Unión Europea: el 40,2% de los participantes en la encuesta consideran que en junio de 2019 la coyuntura será menos favorable.
  • El proteccionismo, la espada de Damocles sobre nuestras cabezas. ¿A qué se debe este notable empeoramiento de las expectativas económicas en el medio plazo? Al margen de las tendencias que ya hemos mencionado, podemos deducir cuáles son las causas a partir de las opiniones de nuestros panelistas sobre los riesgos más importantes que están condicionado la coyuntura económica. Los encuestados que citan a las tensiones proteccionistas suponen el 78,5% del total, que no solo es con diferencia el porcentaje más alto del conjunto de riesgos sino que además supone un salto de casi sesenta puntos porcentuales respecto al anterior Consenso. Estas cifras reflejan el impacto de las decisiones y declaraciones de guerra comercial entre Estados Unidos, la Unión Europea y China, que se han recrudecido durante los últimos meses. El proteccionismo se ha convertido así en la primera amenaza para el crecimiento económico mundial. El segundo factor de riesgo es el equilibrio geopolítico internacional (también en cierto modo ligado a las guerras comerciales) y en un tercer escalón aparece el Brexit y la integración europea. Llama también la atención que el cambio de ciclo de las políticas monetarias, que en la anterior encuesta era el primer argumento para la desaceleración de la economía, ha pasado a ocupar una plano secundario en las preocupaciones de los expertos.
  • Europa necesita mover el árbol de las reformas. Los panelistas del Consenso Económico creen que tras las medidas adoptadas en los últimos años Europa está mejor preparada que antes para afrontar futuras crisis económicas. Sin embargo, siguen faltando cosas para que la Unión Económica y Monetaria (UEM) sea verdaderamente eficaz. Desde el punto de vista de la Unión Bancaria, los encuestados se pronuncian mayoritariamente en favor de la creación de un Fondo Europeo de Garantía de Depósitos, que aún no ha salido adelante por las reticencias de Alemania, y de un mecanismo que respalde al Fondo Único de Resolución. Casi un 80% así lo reclaman. También concitan un apoyo mayoritario medidas como la constitución de mecanismos europeos de estabilización del ciclo económico, un seguro de desempleo europeo, un fondo europeo de inversiones o el nombramiento de un ministro de Finanzas en la UEM. En definitiva, nuestros panelistas confían en el proyecto europeo común pero creen que hay que avanzar hacia una mayor convergencia en la política fiscal y económica de los distintos países.

Este es el mundo que nos espera a la vuelta de vacaciones. La coyuntura económica es positiva, pero hay que ir preparándose porque el cambio de ciclo puede estar cerca, como sugieren también algunos movimientos a la baja en el mercado bursátil. Vienen, si Trump no lo remedia, tiempos peores, pero no por ello menos interesantes.

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