Es cierto que muchas organizaciones tienen asimilada la capacidad de teletrabajar por motivos diversos y complementarios como: el ahorro de costes, la flexibilidad laboral, la mejora de la productividad y promover la conciliación familiar; esa posibilidad se ha convertido, en las últimas semanas, en una verdadera necesidad. Obligados, sin lugar a dudas, por el confinamiento sobrevenido por el COVID-19.
Sin embargo, tal y como explicábamos en nuestro anterior post, sobre Continuidad en los entornos educativos - que es una de las aplicaciones prácticas del teletrabajo-, garantizar la seguridad se ha convertido en un factor esencial, ya sea con el control de la participación en las reuniones o el almacenamiento de las grabaciones de vídeo de las mismas, entre otras medidas. Así, la seguridad a la hora de colaborar es y debe ser mucho más que eso.
En este sentido, es necesaria una solución de colaboración que, por mucho que sea robusta, fiable y segura, como por ejemplo la solución Microsoft Teams (ya que hereda toda la seguridad de la plataforma Azure), es necesaria también una concienciación sobre el empleo de las herramientas tecnológicas en nuestro día a día; y sobre cómo manejamos tanto la información como nuestros dispositivos.
¿Cuánto se teletrabaja en España? ¿Tenemos cultura de teletrabajo?
Según los últimos datos de EUROSTAT, el porcentaje de españoles que ocasionalmente teletrabaja es de tan sólo un 3,5%, frente al máximo del 31,3% de Suecia o la media Europea del 10,8%.
Si cambiamos los parámetros del estudio (el enlace nos permite jugar un poco con la consulta en tiempo real, en análisis por franjas de edades, modalidad laboral o división por sexos), y ahora nos ceñimos a los que lo realizan habitualmente, los resultados mejoran: España 4,8%, Holanda y Finlandia comparten el máximo del 14,1%, y la media europea se queda en el 5,3%.
Aunque no se dispone todavía de cifras oficiales actualizadas sobre el impacto real de COVID-19 en el teletrabajo, es fácil imaginar que las cifras se habrán disparado. Inmersos todos en un escenario que va a marcar un antes y un después en nuestros hábitos sociales y laborales. Y ahora es el momento de plantearnos una oportuna reflexión: ¿Tenemos cultura de teletrabajo?
Nuestras recomendaciones: Piensa seguro y actúa de forma segura.
El teletrabajo rompe muchas barreras para facilitar la actividad, allá donde la tecnología pueda darnos la cobertura necesaria. Pero también nos debe hacer reflexionar sobre determinadas políticas, prácticas y procedimientos; por su impacto en la seguridad y la privacidad de la información que manejamos. Es el momento de convertirnos en profesionales de la privacidad mientras trabajamos desde casa.
No cabe duda de que los procesos de transformación digital se han acelerado en muchos entornos profesionales, en cuanto a la adopción del teletrabajo; pero hay una serie de recomendaciones o buenas prácticas como éstas que conviene revisar e interiorizar.
No todas las empresas tienen asumida una cultura en torno a esta actividad. ¿Es acaso vuestra situación?
Mariel Domínguez González
Directora de la unidad de negocio Microsoft en Seidor