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Hace unos días, cuando entré en una gran empresa de este país, que se encuentra en un momento de desarrollo de su plan estratégico para los próximos años y tanto sus directivos como sus equipos están gestionando el cambio de ellos mismos y de su empresa, definiendo funciones en los equipos, evolucionando en hábitos y en habilidades directivas, pero sobretodo tratando de ser más efectivos en su día a día, me encontré que en la puerta de entrada y en todas las puertas del edificio estaba escrito el siguiente texto:

No pretendamos que las cosas cambien si siempre hacemos lo mismo. La crisis es la mejor bendición que puede sucederle a personas y países porque la crisis trae progresos.

La creatividad nace de la angustia como el día nace de la noche oscura. Es en la crisis que nace la inventiva, los descubrimientos y las grandes estrategias. Quien supera la crisis se supera a sí mismo sin quedar ’superado’. Quien atribuye a la crisis sus fracasos y penurias violenta su propio talento y respeta más a los problemas que a las soluciones.

La verdadera crisis es la crisis de la incompetencia.

El inconveniente de las personas y los países es la pereza para encontrar las salidas y soluciones. Sin crisis no hay desafíos, sin desafíos la vida es una rutina, una lenta agonía. Sin crisis no hay méritos. Es en la crisis donde aflora lo mejor de cada uno, porque sin crisis todo viento es caricia.

Hablar de crisis es promoverla, y callar en la crisis es exaltar el conformismo.

Lo dijo en su día Albert Einstein, y viene como anillo al dedo, a los tiempos que estamos viviendo desde hace unos años y en la actualidad.

He de decir que cuando uno lee varias veces ese texto del gran empresario, perdón, científico, más orientado se siente uno hacia la acción, más Energía (mc2) como personas se tiene para fomentar la creatividad entre los que nos rodean, ingrediente clave para conseguir resultados personales, profesionales y empresariales positivos.

Como todos sabemos la energía ni se crea ni se destruye, se transforma. Cuando pregunté, quién había puesto esta frase por toda la empresa, me dijeron, -el jefe-, que por cierto he de decir, es uno de los mejores empresarios que he conocido y que por supuesto, su objetivo era y sigue siendo transformar la energía que desprende para mejorar las competencias y habilidades de todos los que le rodean.

Así que dejemos de lamentarnos de esta dichosa crisis de la que vamos saliendo, pues es en estos periodos cuando algunas empresas se reinventan y obtienen los mayores resultados.

El buen empresario sabe que su comportamiento genera comportamiento y que la clave del éxito es ampliar la visión del otro y provocar un enriquecimiento, sabe que debe crear la confianza del colaborador, sabe que hay que conseguir que el colaborador se conduzca por sí mismo, sabe que tiene que tener abierto el canal de comunicación, sabe que debe actuar mucho y bien de modo ejemplar y ético.

El fallecido Tony Leblanc decía, –siempre he querido ser maestro de nada y aprendiz de todo-, que difícil de conseguir pero esa es la actitud que promueve la mejora continua.

Carmelo Sierra Sierra, fundador y director de Sierra Consulting