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Desde que las empresas comenzaron a emplear TI para optimizar sus procesos de negocio, la extracción de información valiosa para él, a partir de los datos generados por su propia actividad, ha sido clave para garantizar ese crecimiento. El proceso ha logrado resultados gracias al uso de herramientas analíticas, una tecnología cuya importancia ha aumentado en paralelo al volumen de datos gestionados por las empresas, procedentes de las fuentes más diversas.

En un primer momento utilizadas para aplicar modelos predictivos sencillos, a partir del análisis del histórico de datos almacenado en las empresas, estas herramientas pronto pasaron también a inspirar la automatización de algunos de los procesos de gestión más repetitivos y fáciles de optimizar.

De la automatización de procesos sencillos a la IA

En la actualidad, el vertiginoso proceso de transformación digital en el que están inmersas las sociedades tecnológicamente más avanzadas ha llevado el dato al corazón de los negocios, lo que exige desplegar las capacidades analíticas a un nivel superior.

La consultora IDC vaticinó hace unos meses que pronto el 40% del P.I.B europeo será digital. A esta predicción añadió que, en 2021, el 75% de los proyectos basados en el uso de TI que aborden las empresas para crecer en la sociedad digital, ya sea mediante el desarrollo de nuevas soluciones a medida o servicios digitales, incluirá alguna forma de aprendizaje automático o Inteligencia Artificial.

Por poner un ejemplo, en el ámbito de los recursos humanos, esto se traducirá en que los trabajadores contarán con un asistente al que podrán solicitar datos e información actualizada sobre la empresa para aumentar sus habilidades, conocimientos o incluso recibir un feedback sobre el resultado de sus acciones.

Alcanzar ese nivel de automatización en la provisión de información valiosa y útil en cada momento solo es posible de alcanzar si las empresas disponen de soluciones analíticas capaces de trabajar de modo constante con grandes cantidades de datos, procedentes tanto de fuentes estructuradas como de fuentes no estructuradas, albergados en la empresa y fuera de ella, y aplicarles modelos adecuados para hacerlos “inteligentes”.

El nuevo papel de los CIO

Esta tarea, ciertamente ciclópea, coloca al CIO en una posición diferente dentro de la empresa; ahora, además de ser capaz de obtener el máximo rendimiento de los recursos tecnológicos para optimizar los procesos en el día a día, podrá dedicar tiempo y esfuerzo a disponer de una visión integral del negocio, que le ayude a asesorar a la dirección ejecutiva a tomar decisiones estratégicas para el desarrollo de este, al implicar hoy más que nunca el uso de las capacidades de las TI.

Según los resultados de la Global CIO Survey 2018 de Logicalis, durante el 2017 un 25% de las tareas de TI se encontraban subcontratadas, para este 2018 el porcentaje se ha incrementado, reflejado en 36% de la externalización de servicios de TI, lo que supone un cambio favorable en la gestión de los CIOs de cara a una visión más estratégica y menos operativa. Bajo este nuevo panorama y con una visión holística, los CIO podrán asesorar a las empresas sobre, por ejemplo, a qué datos y en qué áreas sería óptimo aplicar las capacidades analíticas y con qué objetivo.

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