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Big Data y las herramientas de analítica de datos han demostrado sobradamente su gran versatilidad, y el hecho de ser capaces de adaptarse a las necesidades y las exigencias de multitud de sectores de negocio, a ámbitos tanto públicos como privados, y a terrenos tan dispares entre sí como la investigación científica o la gestión del tráfico rodado en los grandes núcleos urbanos.

Es más, en todos ellos también se han evidenciado las numerosas ventajas que reporta Big Data, y ha quedado más que constatada la importancia de las herramientas analíticas para el aprovechamiento de nuevas oportunidades en cada uno de sus incontables campos de aplicación. Uno de ellos es la seguridad, y más concretamente el reconocimiento y la verificación de la identidad, todo ello asuntos de gran trascendencia no solo para garantizar la integridad de infraestructuras, espacios y equipos, sino incluso de los empleados que los manejan y/o que operan con ellos.


Aplicaciones y usos de Big Data: seguridad y autenticación de la identidad

En Big Data se dan cita muchas de las claves necesarias para entender la evolución de ciertos procesos que están cobrando enorme importancia en el sí mismo, ya no solo de las corporaciones, sino de las sociedades más avanzadas y conectadas. Este es el caso, entre muchos otros, de las aplicaciones y los mecanismos diseñados para mejorar la seguridad en transacciones online, en los accesos a determinados espacios e infraestructuras, físicas o digitales, o para autenticar la identidad de los usuarios de determinadas redes, dispositivos y/o aplicaciones.

Un papel, pues, absolutamente central es el que ocupa la gestión de datos (y en concreto Big Data) en este nuevo ecosistema tecnológico, cada vez más necesitado de soluciones seguras y fiables, ajustadas a los nuevos riesgos y amenazas que acechan en cada esquina de un mundo híbrido, a caballo entre lo físico y lo digital. En este sentido, una de las soluciones propuestas es IBM Infosphere BigInsights. 

Otra de estas soluciones apoyadas en el uso y la gestión de datos, pero con aplicaciones claramente evidentes para garantizar ciertos aspectos clave de la seguridad en el mundo físico son los dispositivos de identificación biométrica, unas aplicaciones que este año superarán, según las previsiones, los 2 mil millones de usuarios en todo el planeta.

La identificación biométrica consiste en el reconocimiento de la identidad de un usuario de una determinada red, dispositivo o aplicación tecnológica en función de rasgos físicos o de conducta que le son propios y exclusivos. El reconocimiento por voz, mediante huella digital u ocular son buenos ejemplos de identificación biométrica, que a su vez se hallan en estrecha relación con las funciones y los usos posibles de Big Data en materia de seguridad (por ejemplo, gracias al análisis de grandes volúmenes de datos, a la vez de gran diversidad y constantemente actualizados se pueden detectar posibles riesgos y amenazas antes de que estas causen graves perjuicios a cualesquiera organizaciones, instituciones o personas físicas).

Cabe decir que el desarrollo de nuevos dispositivos y aplicaciones de autenticación biométrica está en pleno auge, y que apunta a abarcar no solo el ámbito propio de los dispositivos tradicionalmente asociados a este fin (teléfonos móviles, dispositivos portátiles, etc.), sino prácticamente cualquier objeto que en el futuro sea capaz de aportar o recibir datos considerados, por un motivo u otro, de especial sensibilidad (relojes, zapatillas, ropa, cestas de la compra...).