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Como ya anticipamos en un artículo anterior, BIM es el acrónimo de Building Information Modeling, y consiste en un proceso de generación y gestión de datos de una obra o edificación durante su ciclo de vida mediante un software dinámico de modelado en tres dimensiones y en tiempo real. Los datos se implementan a través de un modelo tridimensional del proyecto, que es compartido de manera transparente entre todos los agentes del proceso de construcción.

Al margen de la gran cantidad de ventajas que rodea este concepto, la verdadera potencia metodológica de BIM radica en la interconexión de las diferentes partes que intervienen en el proceso constructivo gracias a compartir la información del modelo de manera transparente, produciendo un auténtico cambio de paradigma en la manera de trabajar del sector.

Sin embargo, el cambio que supone la metodología BIM ha de ir acompañado de la solución de numerosos retos que no quedan del todo solucionados por el mero hecho de compartir en la nube un modelo de un proyecto. Es en este punto donde la tecnología blockchain tiene mucho que decir. Blockchain puede desempeñar un gran papel como certificador y controlador de versiones.

Caso de uso 1: Cuestiones asociadas a la propiedad intelectual de los diseños y proyectos

La propiedad intelectual asociada a la labor de arquitectos e ingenieros ha sido amplísimamente debatida y existe una extensa jurisprudencia al efecto, por lo que no sería necesario discutir sobre ella. Al menos, con el concepto tradicional en el que un proyecto se componía de una memoria, planos, pliego de prescripciones y presupuesto.

Los proyectos quedan ahora plasmados en el modelo virtual. Es precisamente, este modelo, el eje de comunicación entre todos los agentes del proceso: promotores, arquitectos, ingenieros, constructoras, etc.

Pues bien, ¿qué ocurre cuándo un contratista añade información sobre, por ejemplo, los suministradores de la grifería de los baños? ¿Y si el promotor decide cambiar la ubicación de la puerta de entrada? ¿Es un modelo “nuevo” por el hecho de estar modificado?

Llegamos en este punto a una cuestión crucial: la autoría y trazabilidad de la información aportada al modelo.

Blockchain, que es una tecnología que garantiza la inmutabilidad de la información volcada en su base de datos, también permite la trazabilidad en tiempo real de cualquier cambio que se realiza sobre el modelo. Por tanto, blockchain aseguraría un entorno colaborativo seguro y controlado alrededor de BIM.

Considerando que la arquitectura blockchain está diseñada como una base de datos distribuida, ninguna de las partes involucradas estaría en una posición ventajosa sobre otra ya que blockchain garantiza el principio de neutralidad sobre cualquier cambio realizado en el modelo. Blockchain actúa como fuente de confianza en la que los participantes del sistema están seguros al intercambiar información.

Con una blockchain podemos dejar un registro inmutable de todos los cambios realizados sobre cada objeto BIM. Por lo tanto, estos cambios estarán automáticamente vinculados a su autor. De este modo, la información se reflejaría y replicaría en todos los sistemas y servidores con acceso al modelo, evitando problemas al identificar a los editores del modelo. Así, la autoría los derechos sobre cada parte del modelo mismo quedan, inmediatamente, deslindados.

Caso de uso 2: Responsabilidad sobre el diseño

Por otro lado, en la línea de lo expresado anteriormente, nos encontramos con la responsabilidad profesional de arquitectos, ingenieros y constructores.

Al igual que los cambios que se hacen sobre un proyecto pueden introducir mejoras importantes en la funcionalidad del inmueble, se pueden producir cambios en la calidad de los materiales que no deben aceptar los usuarios o, incluso, introducir riesgos personales. Si bien no es lo habitual, también es cierto que la responsabilidad profesional es un elemento clave en la actividad de arquitectos e ingenieros que en no pocas ocasiones han tenido que hacer frente, incluso, a la pérdida de vidas humanas.

En estos casos, deslindar la autoría de cada elemento del modelo no sólo es una cuestión de derechos sobre el mismo, sino que está estrechamente relacionado con la responsabilidad civil y penal que de un fallo de diseño del proyecto virtualizado se pudiera derivar. Es evidente, por tanto, que Blockchain actuaría como certificador de la actividad de cada agente sobre el modelo, con la importancia que esto conlleva a la hora de determinar la responsabilidad de un siniestro.

Caso de uso 3: Firma y certificación

Queda claro que un modelo BIM está sometido a los cambios que cada parte vaya aportando al mismo. Por tanto, el modelo es dinámico y cambia a lo largo de todo el ciclo de vida del proyecto. La dinámica de cambio y la interconexión entre parámetros hace que, al modificar una fracción de información, toda la información asociada se modifique en consecuencia.

Sin embargo, a la hora de gestionar una construcción, hacer seguimiento del proceso y, descendiendo a lo más prosaico, pagar cada certificación o cada avance de obra, hay que realizar una “fotografía” del modelo sobre la que medir el grado de avance. Este grado de avance es fruto de las mayores controversias entre las partes, como puede muy fácilmente entenderse.

El hecho de que el modelo sea compartido y distribuido entre las partes y que sobre él se vuelque la información relativa a la producción debe solucionar la controversia o, cuando menos, aplacar parte de los problemas. La cuestión clave es ¿cómo verificar que la información sobre lo producido en el modelo es inmutable y verificable por todas las partes?… de nuevo, los valores asociados a Blockchain vuelven a aparecer.

Hemos mencionado tres casos de aplicación de Blockchain a los modelos virtuales de construcción, pero es evidente que, a medida que maduren ambas tecnologías, los casos de uso en el que ambas tecnología puedan complementarse resultarán evidentes. Quizás, Blockchain y BIM sean la pareja perfecta.

Fernando Valero