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No obstante, que la economía chilena creció un 0,4% en el primer trimestre, el segundo comenzó en los términos ya anunciados con bastante antelación, en abril la actividad económica se contrajo un 14,1% en comparación con igual mes del pasado año.

Esta áspera caída está ligada a los efectos de la emergencia sanitaria por coronavirus, el Banco Central avisa que la cifra estaría sujeta a revisiones ante la dificultad para hacerse con los datos. Atendiendo a la cuarentena en la que está inmersa la población, de mayo y junio podrían colegirse resultados algo parecidos. Ante esto no hay que asustarse ni rasgarse las vestiduras. Por razones atendibles las industrias y los servicios están semiparalizados, debemos mirar hacia adelante, teniendo muy claro que los fundamentos de la hacienda chilena son y siguen siendo sólidos.

La buena noticia vino desde China, en el quinto mes del calendario los envíos crecieron un 9,2% por segundo período consecutivo, en abril el alza fue de un 20%, superando los retrocesos exhibidos durante y el post contagio del pueblo chino. En el lado opuesto, sobresale el comportamiento de socios comerciales como Estados Unidos (-28,8%), Japón (-34,3%), Corea del Sur (-38,2%) o Brasil (-34,9%) dos de ellos en plena pandemia (estadounidenses y brasileros) y los otros saliendo de ella con algún rebrote ya controlado. Las importaciones se acercaron a los 4 mil millones de dólares, lo que significa un 34,2% menos de compras. El cómputo global de entradas y salidas significó un repliegue de un 27,8%, equiparable al observado en 2009 en medio de la crisis subprime.


Insistimos, nada de lo sucedido debiera sorprendernos, los resultados ya se preveían que serían malos para la gran mayoría. Las consecuencias comenzaron a sentirse hacia últimos de 2019, el epicentro de la calamidad infecciosa hoy se encuentra situado en América, mientras Europa prepara su reincorporación plena al trabajo y los asiáticos ya estarían de vuelta.

En 2019 el comercio exterior chileno totalizó 159.544 millones de dólares, supuso un 56% del Producto Interno Bruto (PIB), de la “tierra del fin del mundo”, constituye uno los pilares en los que se asentó el crecimiento nacional de ese año.

El número de empresas chilenas implicadas en operaciones de intercambios sumaron 43.251, dan empleo al 30% de los trabajadores locales, lo cual es igual a 2,8 millones de empleos.

Asimismo, el 92% de las exportaciones no cobre se dirigieron a países con los cuales existen tratados de libre comercio (TLC), los principales socios fueron: Estados Unidos (21%), China (19%), Unión Europea (14%), Alianza del Pacífico (10%), MERCOSUR (9%), Japón (9%) y Corea del Sur (5%).

Si nos centramos en las importaciones, 35.095 compañías de la “tierra del frío” compraron en el extranjero, el 96% de lo ingresado proviene de Estados con los cuales existen TLC. La holgada red de pactos productivos permite que las adquisiciones de tecnologías, vehículos y bienes de capital accedan a Chile prácticamente libres del pago de aranceles de importación. Así, la tasa efectiva madia pagada por las internaciones fue de 0,79% considerada la más baja de la historia, lo cual va en directo beneficio de los hogares chilenos.


Son innumerables las veces en la que nos hemos referido a la apertura comercial de Chile como una de sus primordiales fortalezas, es uno de los elementos que distinguen a las economías exitosas. Las naciones producen bienes y servicios dirigidos a solventar los requerimientos de los consumidores a través del comercio, a mayor calidad y número de demandantes repartidos por el globo más competitivos serán las mercancías ofertadas.

Igualmente, la inversión extranjera directa formalizada a comienzos de 2020 ha sido importante. A contar de mediados de marzo Chile cerró su frontera de llegada de visitantes por precauciones frente a la epidemia. Aún no hay una fecha concreta de apertura, aunque hay líneas áreas locales que tienen previsto iniciar sus vuelos domésticos lo antes posibles. A nivel internacional se especula de que esto tenga lugar a inicios de julio.

De momento, la oficialidad está fomento la reinversión entre las firmas extranjeras establecidas y facilitando y apoyando la permanencia de los que ya están instalados. Se están haciendo seminarios a través de la web con materias muy interesantes dirigidas al empresariado presente y fuera del territorio.

Como oportunidades hay muchas y variadas, el espectro es amplísimo e implican a una infinidad de sectores. Para muestra un botón. Pensando en la enfermedad viral que nos rodea, el nicho de alimentación nos abre un espacio potente para el “desarrollo de productos con propiedades inmunológicas”. Maqui, Murtilla y Calafate, son frutos con alto valor ORAC (capacidad de absorción de radicales de oxígeno). Proteínas Vegetales como el lupino, la quínoa, chía y cereales como la avena, o los de ácidos grasos omega3 (tanto animal como vegetal), empleados para el mantenimiento de la salud cardiovascular y cerebral. O Proteínas Alternativas, tales como las microproteínas y las albúminas en base a insectos, pueden tener un rol preferente en la eficiencia de producción. Estas son solo algunas de las varias opciones avanzadas que buscan inversores para hacerlas crecer.

Concluimos diciendo que en épocas de elevada incertidumbre y crisis como las que Chile enfrenta, léase, guerra comercial China-Estados Unidos, los estallidos de violencia delictual y el Covid-19, coincidentes en el tiempo, más allá de las limitaciones que puedan generar momentáneamente, pasarán, pasarán y pasarán. Hay que retomar lo antes posible el sendero del crecimiento, existen posibilidades de toda índole, no se parte de cero, hay apoyos para empresarios y emprendedores, el resto del planeta pasa por circunstancias parecidas y están disponibles para salir al encuentro. Recibámoslos.

Tomás Pablo Roa, presidente ejecutivo de Wolf y Pablo Consultores, S.L., Consultoría de Exportación de Empresas a Chile