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Desde hace algún tiempo que al hablar de Chile en esta columna no tocamos de modo directo la cuestión del coronavirus, apuntamos más en la dirección de la rehabilitación y crecimiento de la economía, indispensable para sostener, de entrada, las propias necesidades del sistema sanitario, el mantenimiento de los empleos y las urgencias de familias y empresas.

Personalmente -dicho con la mayor humildad-, soy de los que cree que Chile se encuentra en varios aspectos mejor de lo que están numerosas patrias europeas, sobre todo las del lado occidental. En estos últimos días hemos escuchado con machacona insistencia, como si fuera algo “muy malo”, que el país se encuentra en el top ten de los que más contagiados con Covid-19, a fecha de hoy 267.766.

Las recomendaciones iniciales de la OMS y de los diversos sistemas de salud esparcidos por el globo es hacer cuantas más pruebas sean posibles, esto permitiría localizar los focos a combatir y tomar decisiones basadas en información cierta, facilitando el control y evitar la expansión de la pandemia en etapas tempranas, antes de que sea demasiado tarde para los que la padecen y/o colapsen los centros de asistencia hospitalarios.


Chile, lleva realizado 1,061,274 reconocimientos, los que corresponden a 55.522 por cada millón de habitantes. Los residentes chilenos son 19.113.706. Esto lo sitúa como uno de los 35 que más inspecciones ha elaborado en un universo de 215 pueblos esparcidos por el atlas.

Pero lo más increíble es que pocos o nadie dice que el número de sanados totalmente son 228,055. Que los fallecidos, lamentablemente, suman 5.347 personas y en estado crítico totalizan 2.090 personas. ¡Curioso! Esto transmite seguridad y habla de una buena labor en la contención.

Latinoamérica y el Caribe es enorme, en 22 millones de kilómetros cuadrados, figuran unos cuantos Estados que la componen haciendo muy bien su trabajo frente a la epidemia, endeudándose como muchos otros hacen por el orbe para cuidar de su gente.

La superficie continental e insular chilena equivale a 756.950 mil kilómetros cuadrado, si estuviera en la Unión Europea, sería el con más extensión de cuantos coexisten, y en Europa estaría en uno de los primeros puestos. En América Latina, es de los medianos territorialmente hablando. Subiría algo si añadieran el 1.250.000 km2 del suelo antártico que reclama, zona reservada en estos momentos para la investigación científica y su conservación. Se le reconoce como “tricontinetal”, por su presencia en América, Oceanía y Antártica. Por si esto fuera poco, dispone de una zona económica exclusiva de mar de 3.681.9892, solo superada por Estados Unidos y Canadá.

¿Por qué mencionamos estos datos? El 80% de los infectados (208.862 – 4.342 fallecidos) se encuentran en la Región Metropolitana, habitada por 7.2 millones de habitantes esparcidos en 15 mil kilómetros cuadrados. A una distancia sideral se sitúa la Región de Valparaíso (10.797 – 204); Antofagasta (7.742 – 128); Biobío (5.958 – 45); Tarapacá (5.712 – 85); O’Higgins (5.136 – 65) y Maule (5.013 - 39). El resto de las 16 regiones tienen números muy menores.

Volviendo a la Región Metropolitana, compuesta por 52 comunas, sobresale Santiago, la capital de Chile, su situación no es nada diferente a la de Nueva York, Madrid, Londres, Paris, Berlín, Milán, Barcelona, California, Illinois, Inglaterra, Sao Paulo, y un largo etc.


¿Qué tienen en común estas ciudades? Qué son puntos de los más globalizados del planeta. ¿Por qué? Suelen ser puertas de entrada a sus respectivos territorios ya sea para iniciar periplos turísticos, comerciar, invertir, estudiar, visitas médicas, etc.

Santiago, reúne al poder político y económico de la nación. Recientemente fue incluida como uno de los centros financieros relevantes de Sudamérica, al llegar se percibe un ambiente de negocio muy desarrollado que subyuga, metrópolis abierta y sensible a las ocasiones que surjan. Cuenta con un alto número de universidades y estudiantes desplazados de dentro y fuera de sus fronteras, junto a entidades que impulsan la innovación, el emprendimiento y la investigación en la que colaboran investigadores locales y extranjeros.

Por supuesto que hay alta preocupación por al ataque viral que conmueve a la humanidad, como gran urbe que es, está más expuesta que el resto de demarcaciones del interior. La respuesta dada por los chilenos a esta calamidad, es reconocida favorablemente en los entornos globales vinculados a su seguimiento. Al igual que existen colas solicitando ayudas en EE.UU., Italia, España, Francia, etc, también Santiago las tiene.

Asimismo, concurre un equipo de investigadores impulsando el avance de una vacuna contra la enfermedad que se encuentra en fase de ensayos preclínicos. Es uno más de los tantos alrededor de la tierra que intentan encontrar una inmunidad para enfrentar la dolencia.


Para que la economía real se restablezca a la brevedad, el continuar con la detección precoz del virus infeccioso es de obligado cumplimiento, lo mismo que obedecer los protocolos indicados por los organismos públicos autorizados. Contagios seguirá habiendo en todos los confines del mapa, felizmente la inmensa mayoría se recupera, este es uno de los antecedentes que más debería interesar.

Del mismo modo que en las grandes ciudades mencionadas, Santiago, habrá de esforzarse para que el comercio, la inversión y el turismo regresen cuanto antes a sus calles. Debería hablarse más de descentralización de instituciones y empresas, abriéndose incalculables oportunidades para las regiones de Chile, estas pueden salir a buscarlas en Santiago o en otras latitudes.

Tomás Pablo Roa, presidente ejecutivo de Wolf y Pablo Consultores, S.L., Consultoría de Exportación de Empresas a Chile

Fuente: Wolf y Pablo Consultores S.L.

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