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La declaración de pandemia por coronavirus y la posterior crisis social y económica ha derivado en una situación de incertidumbre en la que la tecnología se ha convertido, en muchos casos, en la mejor aliada. En el ámbito laboral mantener el contacto con los compañeros y empleados, aunque sea por vía telemática, ha facilitado la continuidad de la actividad en organizaciones de diferentes sectores. Para que esto fuera así ha sido crucial el papel de los profesionales de IT.

Los responsables de tecnología o CIOs (Chief Information Officer) se han visto sometidos a la presión y la urgencia de ofrecer soluciones inmediatas en un escenario inédito y excepcional. Al principio, con la selección de las herramientas adecuadas para mantener las operaciones de las empresas; y después, iniciando o dando continuidad a procesos de digitalización para adaptarse al momento actual.

“Debido a toda esta aportación, el CIO se ha convertido en un partner de referencia dentro de la estrategia corporativa y un influencer en el comité de dirección, no solo a nivel tecnológico, sino como un facilitador en cualquier iniciativa de transformación dentro de esta nueva normalidad”, sostiene Fernando Echevarria, socio responsable de Technology Enablement de Consulting Corporate en KPMG España. Una tendencia que ya se estaba produciendo y que se ha consolidado en los últimos meses. Tanto es así que, según el informe ‘CIO Survey 2020’, más del 70% de las organizaciones ha incrementado y mejorado la colaboración entre las áreas de tecnología y de negocio. Para su elaboración se ha encuestado a más de 4.200 líderes de IT de 83 países.

Nuevos retos para el profesional de IT

El CIO ha dejado de ejercer solo como un experto en su área para convertirse en un profesional con una función transversal dentro de las compañías. Echevarria recuerda que para que se produzca una transformación digital es esencial que estrategias, procesos y tecnologías vayan en un solo bloque, lo que sitúa a estos perfiles ante nuevos retos. “Por un lado, deberán tener capacidad para adaptarse a una demanda cada vez más dinámica y con un mayor grado de incertidumbre, y al mismo tiempo ser ágiles para acompasar la tecnología al ritmo de las necesidades del negocio”.

“Además –añade el socio de KPMG España–, será fundamental trabajar la creatividad para desarrollar iniciativas (como pilotos pequeños en modalidad agile) con unos presupuestos cada vez más reducidos y, por supuesto, definir una estrategia de ciberseguridad con la que minimizar los riesgos y reducir los tiempos de respuesta ante los ataques”. Un 41% de las organizaciones reconoce que el trabajo en remoto de estos meses ha expuesto más a los empleados y ha supuesto un incrementado de los ciberataques, principalmente de phishing y malware.

La mayoría ha adoptado nuevos sistema de protección, de hecho el 47% afirma haber realizado alguna inversión en seguridad y privacidad. Pero la poca experiencia in-house deja al descubierto un amplio margen de mejora. La relevancia de este aspecto es tal que por primera vez desde que se elabora esta encuesta, (año edita su 22ª edición), la experiencia y conocimientos en ciberseguridad ha pasado a ser el conjunto de capacidades más demandado entre estos profesionales (35%), especialmente en el ámbito de la seguridad en la nube y de los datos. Por delante de otras habilidades tecnológicas como la gestión organizacional (27%), la arquitectura empresarial (23%) y la arquitectura técnica y análisis avanzado, ambas en un 22%.

Talento digital para impulsar el cambio

La ciberseguridad es solo uno de los aspectos pendientes dirigido al fomento del trabajo en remoto seguro y con garantías, tanto para la empresa como para el empleado. Con la aprobación en España de la Ley del trabajo a distancia se solventan algunas dudas, pero quedan en el aire otras, como las necesidades logísticas o las situaciones personales y anímicas. Aunque es una modalidad que parece haber llegado para quedarse, el 15% de los consultados sostiene que la oficina como tal no desaparecerá, aunque sí ganará terreno un modelo híbrido. Por otro lado, una cuarta parte de los responsables de IT prevé que más de la mitad de su personal seguirá trabajando principalmente desde casa.

A diferencia de la crisis de 2008, el análisis de KPMG demuestra que no ha habido carencia relevante de talento durante la pandemia. Solo un 12% de las organizaciones han sufrido algún tipo de limitación de perfiles dentro del equipo de tecnología que haya provocado una ralentización en el impulso para el cambio y resiliencia de la organización frente al covid-19. Herramientas como la flexibilidad laboral o el outsourcing han minimizado el impacto.

“En esta nueva realidad, los responsables de IT están abriendo los ojos en tres aspectos. Primero, en la importancia de establecer relaciones con empresas de servicios de alta capacidad (proveedores de referencia) que les permitan flexibilizar perfiles y adecuar necesidades según el momento. Por otro lado, están entendiendo el potencial de disponer de un pool de talento sin una localización física concreta (el teletrabajo lo permite) y su orientación a resultados. Y en tercer lugar, han tomado consciencia de la necesidad de reposicionar el área de IT en la organización, para que no sea considerada como un mero instrumento de soporte interno”, describe Echevarria.

Según el análisis ‘The New employee deal in the technology industry’, el 25% de los trabajadores de estas áreas consideran que están peor posicionados internamente que el resto de compañeros. Con la pandemia los CIOs y sus equipos se han erigido en pieza clave en cualquier organización, no solo como soporte para garantizar las operaciones de la compañía también para liderar su transformación digital. “Nunca antes había tenido un CIO este poder influencia, veremos cómo mantiene este papel una vez esta pandemia haya pasado”.