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Las aerolíneas hacen frente a numerosos desafíos: competencia de otros medios de transporte, digitalización, incremento del precio del petróleo, conflictos laborales, políticas de expansión no siempre acertadas, suspensión de rutas y pago de impuestos y tasas elevadas. El aumento de la sensibilidad medioambiental en Europa sitúa a las compañías aéreas ante un desafío en el corto y medio plazo para competir con otros modos de transporte con menor impacto medioambiental, y el escenario de un Brexit duro genera mucha incertidumbre en el sector. Simultáneamente, la industria lleva años inmersa en un lento proceso de concentración, a través de quiebras, de fusiones, de adquisiciones… y la consolidación de la oferta puede ser uno de los caminos para mejorar la rentabilidad a largo plazo.

En este contexto, el uso del transporte aéreo por los viajeros no ha dejado de crecer de forma prácticamente ininterrumpida al menos desde 1970. Hasta 1990 no se alcanzaron los primeros 1.000 millones de pasajeros anuales. Desde entonces, el crecimiento se ha acelerado hasta superar los 4.200 millones de pasajeros en 2018. Las aerolíneas low cost, que surgieron con estructuras livianas de plantilla y bajos precios, crearon una demanda que hasta entonces no existía. El modelo fue un éxito, consiguió atraer viajeros que utilizaban el tren y el autobús y universalizó los viajes en avión. Después, las grandes aerolíneas europeas crearon filiales low cost para competir en el corto y medio plazo. Se ha incrementado la oferta y la competencia, con mejores condiciones para los pasajeros, pero, simultáneamente, aparecen riesgos de saturación de las infraestructuras en forma de retrasos y, en consecuencia,en pérdidas. El sector se ha ajustado y el futuro parece vislumbrarse en un panorama de precios competitivos, márgenes estrechos y necesidad de operaciones con costes unitarios más reducidos, lo que ha hecho más vulnerables a algunas compa ñías que no han podido mejorar sus costes operativos.

Por el lado de la demanda, el sector se ha digitalizado aceleradamente. La creación de activos digitales captura al cliente, con independencia de cuál sea la compañía que presta el servicio, lo que se ha traducido en importantes cambios en la cadena de valor. Las aerolíneas deben considerar las oportunidades para mejorar la fidelidad de los pasajeros y la experiencia de cliente en un modelo de competencia de precios y costes a la baja.