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Los consumidores ya no consumen, ahora sienten. Este debe ser el fundamento del marketing de hoy, por lo que el rol del CMO es el de diseñar nuevas emociones únicas, cerca del consumidor y que busquen enamorarle y sientan esa conexión con la empresa. Es esa sintonía característica o anuncio de televisión que evoca sentimientos y recuerdos con los primeros acordes. Es por esto que el amor le ha ganado terreno al simple like. El consumidor ya no quiere que nuestro producto le guste, quiere que le encante y que nos ganemos su corazón (ya sea el de Instagram o el suyo propio).

Es preciso tener claro que no podemos correr más que el consumidor, siempre cambiante. Pero sí más que nuestro competidor. La ventaja no sólo nos la da tener una gran marca: hay que querer al cliente, conocerle bien. En palabras de Gonzalo Ybarra, director de Marketing y Comunicación de Grupo Ybarra, “el mérito del marketing exitoso consiste en empezar una nueva y bonita amistad con el consumidor, que dure toda la vida, contando una historia tras otra, llenas de emociones”. Ahí está la clave, en las emociones, que son el único camino para llegar a las cuatro generaciones que conviven hoy en día en la sociedad. Diversos tipos de personas con diferentes necesidades:

  • Baby boomers, rondan los 60 años y les preocupa su pensión y la tranquilidad para su vejez. La mayoría compra en espacios físicos y se siente ignorado por las marcas.
  • Los JASP o “Jóvenes, Aunque Sobradamente Preparados” ya entran en su cuarta década de vida y buscan no caer en la monotonía. La felicidad familiar y el porvenir de sus vástagos es lo primero, también el no tener que preocuparse por dinero.
  • No hay lista generacional sin los célebres y veinteañeros millennials, los que todo lo comparten y en cada esquina ven una oportunidad de emprender. Comprometidos con su felicidad personal y la mejora social. Todo de manera saludable y fit, por supuesto. Con o sin filtro.
  • Los más jóvenes, que aunque no alcanzan la mayoría de edad, influyen en el 60% de las decisiones de compra de sus padres. Mantienen su atención 8 segundos en una app y quieren saber la sostenibilidad de las empresas antes de comprar.

¿La clave? Pasar de lo general a lo específico, y de ahí a lo personalizado. Ahora priman lo fit, lo compartible y lo único. Cualquier actividad del día a día es susceptible de mejora tecnológica, que aporta un giro a la experiencia y permite opciones de medición y difusión entre los followers.

Es evidente que los fundamentos del marketing han cambiado, y, además, ya no se reducen a las 4 P´s (Product, Place, Pricing y Promotion) bien definidas. El CMO de hoy debe adquirir sólidas skills en el mundo digital, datos y feedback del cliente, fundamentales para hacer a una organización más competitiva. Porque ahora el control de la marca se comparte con el cliente y así sólo así es posible fidelizarle.

Necesitamos embajadores de la marca de la empresa par que, mediante la creación y transmisión de historias de esta enseña, se conviertan en parte de esta historia. Una empresa ya no puede ser asociada a un solo tipo de cliente: debe haber tantas versiones de la empresa como clientes tenga, ya que ese es el camino al corazón del cliente (y a su recomendación).

Dotados de un potente motor de la innovación, los CMOs deberán ser capaces de crear offerings novedosos y crecer en el mundo del marketing a través de la experimentación, nuevas plataformas tecnológicas, medios alternativos y nuevas herramientas y técnicas para tener impacto sobre el cliente. Vivimos en una era digital, que muta a cada momento. Así debe ser el marketing también.

Categoria

Marketing

Fuente: Deloitte

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