Consultoría & Consultores

Chile es uno de los 203 países que está siendo afectado por el coronavirus alrededor del globo, y como ya es sabido, por allí donde está pasando lo hace acompañado de un funesto coste en existencias humanas, en el caso chileno, hasta ahora, suman 34 sobre un universo de 4.471 contagiados.

Con todo, siendo en este momento la principal preocupación de quienes están al frente de los gobiernos respectivos, la situación que vivimos trae aparejado un coste económico añadido en términos de desempleo, cierre de empresas, estrecheces que no pueden soslayarse sin más, hay que estar muy pendientes de estas cuestiones, los esfuerzos que se requieran y las penurias que surjan deberemos atenderlas entre todos.


La salud, como la mayoría de los quehaceres que cada uno de nosotros desempeña, dependen de la marcha de la economía, no es algo tangencial, ni baladí. La pandemia siendo algo importante no debe obnubilarnos, la vida sigue, sin desarrollo, ni ahorros, la situación se pone muy cuesta arriba para combatirla.

De ahí a que nos centremos en dos cifras económicas que hemos conocido de Chile en estos últimos días, ambas muy atingentes a las actuales circunstancias que nos tocan vivir: desocupación y crecimiento.

Así, según el Instituto Nacional de Estadística (INE), el porcentaje de desempleados alcanzó el 7,8% en el trimestre diciembre – febrero de 2020, 0,4% más que en el trimestre móvil anterior cuando significó un 7,4%, influido casi exclusivamente por el estallido de violencia del 18 de octubre pasado. Los analistas indican que en este guarismo se comienzan a ver con claridad los 376.065 que fueron despedidos por “necesidades de la empresa” entre el 18-O y el mes de febrero. Estas alzas consecutivas podrían verse incrementadas en un futuro próximo a resultas del Covid-19.

En cambio, el dato de expansión del Índice Mensual de Actividad Económica (Imacec), estimación que resume la actividad de los distintos sectores económicos en un determinado mes, en este caso febrero de 2020, tuvo una subida de un 2,7%, el mejor resultado desde septiembre de 2019. La variación interanual se situó en un 2,5%. El Imacec del sector minero se incrementó en un 10,4%, y el Imacec no minero en un 2%.


Siendo una noticia auspiciosa que nos retrotrae a los sucesos vivido en el último trimestre del pasado ejercicio, confirmando que la ausencia de violencia es consustancial al avance del país, el Banco Central de Chile, en su primer Informe de Política Monetaria (Ipom) del año, proyecta una caída de la actividad para 2020 de entre 1,5% y 2,5%, con una baja de 8,2% para la inversión.

Para el próximo, prevé una rápida recuperación, con un aumento entre 3,75% y 4,75%. La inversión, en tanto, crecerá 5,1% y el consumo 4,7%, mientras que la demanda interna mostrará un avance de 5,3%.

A priori nada distinto a lo que acontece en las principales plazas mundiales, con pronósticos en algunos casos, más pesimistas que los enunciados por el ente chileno.

El centro de las dificultades comprendería la última quincena de marzo y el segundo trimestre. El Ipom acota al respecto, “es el punto de partida de la contracción que tendrá en el segundo trimestre del año”. Continúa, “sabemos que esta crisis es por un período acotado, podemos tener dudas si durará hasta abril, mayo o junio, pero sabemos que no es como otras crisis financieras en que la actividad decae por varios trimestres o años antes de recuperarse”, se afirma.


Estiman la recuperación económica a contar del tercer cuarto del 2020 coincidiendo con la minoración de las regulaciones sanitarias fijadas a consecuencia del virus, lo que no impediría la contracción anual. “Sí será el punto de partida para un rebote relevante de las tasas de crecimiento en el último trimestre del 2020 y todo el 2021”, subraya la entidad rectora.

Hay voces menos sombrías entre los economistas, sostienen que la caída podría encuadrarse entre un -0,3% y un -2%, dependerá en gran parte del instante en que se comiencen a superar las consecuencias de la enfermedad que nos aflige.

Personalmente, echando una mirada a los hechos acaecidos en los últimos meses del ejercicio pasado y lo que ha sido y será este primer semestre a efectos de una epidemia global, un decrecimiento del 2%, siendo malo, no es el fin. En 2009, cuando los efectos de la crisis financiera desatada en Estados Unidos llegaron a Chile, se cayó un -1,9%, mientras el planeta lo hizo a un 0%, fue la última recesión habida y en 2010 avanzó con un explosivo 5,8%.

Somos conscientes que los socios comerciales de Chile tendrán que esforzarse este 2020 para dejar atrás las secuelas de la infección, pero las previsiones para 2021 son más optimistas para ellos y en general para el concierto de naciones con las que se tienen estrechos lazos. Reiterar que, entre los miembros de la OCDE, Chile es uno de los menos endeudados y el menor como emergente, por lo que continuara siendo un lugar muy atractivo para el comercio y la inversión.

Tomás Pablo Roa, presidente ejecutivo de Wolf y Pablo Consultores, S.L., Consultoría de Internacionalización de Empresas en Chile