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El 22 de abril el Acuerdo de París, un tratado considerado histórico, cumple un año. Su firma fue un hito no solo por el hecho de que 197 países se pusiesen de acuerdo en abordar el cambio climático, sino por el porcentaje de emisiones que suman estas naciones respecto al total mundial.

El acuerdo, alcanzado en el marco de la celebración de la 21ª Conferencia de las Partes (COP-21), recoge varios objetivos a alcanzar en 2020. El principal es reducir el aumento de la temperatura, aunque también contempla la creación de un fondo de 100.000 millones de dólares anuales, destinado a ayudar a los países en desarrollo. También recoge la necesidad de alcanzar un mundo descarbonizado e insta a los países a informar a la ciudadanía sobre los progresos de forma transparente.

Un año después de la firma simbólica del tratado –la fecha límite marcada por Naciones Unidas para que los países presenten sus ratificaciones- se han comprometido un total de 143 países, que representan el 82,9% de las emisiones a nivel mundial. Los últimos en presentar sus documentos de ratificación han sido Jamaica, y Bélgica, ambos este mes de abril.

Una vez alcanzadas estas cifras, queda por ver cómo abordará cada país el objetivo común de reducir el aumento de la temperatura global a 2ºC e intentar acercarlo lo máximo posible a 1,5ºC respecto a los niveles preindustriales. El acuerdo, a diferencia de otros como el Protocolo de Kyoto, permite a los países presentar sus planes para perseguir el objetivo común, las denominadas contribuciones determinadas a nivel nacional (NDC, por sus siglas en inglés).

“El Acuerdo de París no solo supone un paso relevante para evitar un calentamiento global irreversible, si no que la fórmula alcanzada es en sí misma una gran obra de la diplomacia. Quizás el único posible de alcanzar”, explica José Luis Blasco, socio responsable de Gobierno, Riesgo y Cumplimiento de KPMG, que recuerda la habitual reticencia de países como Estados Unidos a participar en acuerdos internacionales vinculantes.

De hecho, el dilema ahora pasa por saber hasta qué punto los compromisos y NDC presentados por los distintos países permitirán alcanzar de forma agregada los objetivos marcados en el acuerdo. Según Climate Action Tracker (CAT), un consorcio que analiza las medidas adoptadas por los países, con los propósitos actuales no sería suficiente.

En concreto, en base a los compromisos anunciados a fecha del pasado mes de noviembre, la temperatura se elevaría 2,8ºC por encima de los niveles preindustriales, y lo que en términos de probabilidad equivaldría a un 90% de opciones de que el aumento de temperatura supere los 2ºC.

De este modo, se hace necesario homogeneizar tanto los niveles de emisiones permitidos a cada país como el análisis de los progresos realizados. De esta forma, se podría conocer qué países están realizando los esfuerzos necesarios para alcanzar los objetivos comunes. “En los próximos meses dispondremos de mejor información sobre la ambición real que perseguirá el Acuerdo de Paris, pero aún tendremos que esperar hasta 2020 para ver las primeras medidas realmente concertadas bajo este marco”

La incertidumbre ante Trump

Otro de los aspectos que decidirán el futuro del cumplimiento del Acuerdo de París son los posibles cambios de gobiernos en países que ya han ratificado el tratado. Es el caso de Estados Unidos, el segundo país en nivel de emisiones a nivel mundial (17,89%) por detrás de China (20,09%). El presidente, Donald Trump, elegido el pasado mes de noviembre –mientras tenía lugar la COP22 en Marrakech– mostró su desacuerdo con la firma de este tipo de acuerdos en numerosas ocasiones a lo largo de la campaña electoral.

Pese a que muchas voces apuntaban a que el mandatario optaría por hacer todo lo posible por sacar a Estados Unidos del acuerdo nada más llegar al poder, lo cierto es que por el momento no se ha adoptado ninguna decisión en firme. Sin embargo, Trump eligió a Scott Pruitt, negacionista del cambio climático y opositor a regulación en materia de medio ambiente, para liderar la Agencia de Protección Ambiental estadounidense (EPA).

El compromiso europeo

Pese a la incertidumbre generada por Estados Unidos, otros países han mostrado un elevado nivel de compromiso con el Acuerdo de París. Es el caso de la Unión Europea, que ratificó el tratado en septiembre y en el último año ha adoptado varias medidas para luchar contra el cambio climático.

Para el cumplimiento del Acuerdo de París la UE estableció Europa 2020, un conjunto de objetivos encaminados en su mayor parte a recortar las emisiones de gases de efecto invernadero, aumentar el peso de las renovables y mejorar la eficiencia energética. Además, el propósito a largo plazo es conseguir una Europa descarbonizada.

“Desde que la UE decidió dotar de una coherencia común a las agendas comunitarias de energía y clima, los compromisos han sido cada vez más ambiciosos y la lucha por el cambio climático se ha convertido en una seña de identidad de la diplomacia exterior europea”, explica Blasco.

Por el momento, la Comisión Europea se muestra positiva ante el cumplimiento de los objetivos. Además, durante el último año ha aprobado varios paquetes de ayuda, tanto para proyectos verdes y de bajas emisiones como para países en desarrollo. En 2015, los países de la Unión Europea destinaron 17.600 millones de euros en ayudas a la lucha contra el cambio climático de los países en desarrollo, uno de los objetivos establecidos en la COP22.

Patricia Alfaro