En 2005 existía menos de un millón de robots industriales en el mundo. En la actualidad, hay más de 1,8 millones y para 2019, según las previsiones de la Federación Internacional de Robótica, se espera que se alcance la cifra de 2,6 millones. Estos datos son solamente un ejemplo de cómo la innovación y los avances tecnológicos están teniendo una relevancia cada vez mayor en el mundo empresarial y económico.
Históricamente, los avances tecnológicos han tenido un impacto positivo en la productividad laboral. Por ejemplo, el boom tecnológico de finales de los noventa hizo que Estados Unidos incrementara su productividad un 2,8% de media anual (entre 1995 y 2004). Pero, al mismo tiempo, la innovación se considera, habitualmente, uno de los principales factores que afectan negativamente a la contribución de la fuerza laboral a la producción total de una economía.
Nuestro Global Economy Watch del mes de octubre analiza cómo las disrupciones tecnológicas impactan en los negocios, en el mercado laboral y en la sociedad en general. Estas son algunas de las principales conclusiones:
¿Se mantendrán estas tendencias en los próximos años?
De cara al futuro, el documento señala que la tecnología que actúa como un complemento en el desempeño de los profesionales tendrá un impacto menos negativo sobre el empleo. De nuevo, en el sector servicios, donde el factor humano es de vital importancia, hay menos margen para que los robots -al menos por el momento- puedan reemplazar a los humanos.
En cambio, en otros sectores donde el contacto personal no es tan relevante, estos avances tecnológicos representarán una amenaza mayor, si bien existen datos contradictorios sobre su posible impacto. Estudios de la Universidad de Oxford estiman que el 47% de los empleos actuales pueden verse altamente amenazados como consecuencia de los progresos tecnológicos durante las próximas dos décadas; sin embargo, la OCDE indica que solamente puede considerarse en riesgo el 9% de los puestos actuales de trabajo.
Lo que es evidente es que los cambios tecnológicos son una fuerza disruptiva para los empleados y las empresas. De este proceso pueden beneficiarse aquellos trabajadores que cuenten con habilidades que todavía las máquinas no poseen, como la empatía y creatividad, y las compañías que logren adaptar de la forma más rápida posible dichas innovaciones tecnológicas.