Consultoría & Consultores

A veces la vida nos pone en situaciones que requieren de nosotros un “plus”…ir más allá de nuestro rendimiento habitual… superar las ventajas de otros para llegar a la meta deseada… En una palabra…”ser excelentes”.

¿Qué hacemos entonces?… Como primera instancia muchos de nosotros acudimos a la razón… pensamos y pensamos; analizamos, cuestionamos opciones, valoramos pros y contras, valoramos riesgos… Y sin embargo… aun siendo todo esto necesario, no nos parece suficiente… Nos falta un empujón definitivo: ¡escuchar a nuestro corazón!

Como dice Xesco Espar, en su libro “Jugar con el corazón”… “la cabeza es la que analiza, pero el corazón es el que alberga nuestros deseos mas profundos, que son los que nos hacen actuar. Aunque el talento es necesario, aquello que nos hará alcanzar grandes retos tras sobreponernos a los fracasos es el corazón“.

Realmente buscar la excelencia requiere un paso más allá de la “formación”… hablamos de transformación… de ir más allá de la mera incorporación de nuevos conocimientos y/o habilidades para focalizarnos en el crecimiento personal al  abordar cada situación como un desafío.

Quizás nos aborde una duda… ¿Para qué la excelencia?… ¿No basta con el buen desempeño?… Creemos que hacerlo muy bien es suficiente pero…hoy no es asi… hay un gap entre la percepción que desde fuera se tiene de lo que hacemos y lo que nosotros creemos hacer… Si tu desempeño es bueno, te perciben como regular; si es muy bueno, te perciben como bueno y solo siendo excelente te percibirán como muy bueno… ¿Contesta entonces esto a la pregunta?

Si realmente queremos alcanzar la excelencia…y lo que es más importante….mantenernos en ella…necesitamos cumplir 3 requisitos fundamentales:

1. Ya lo hemos dicho… necesitamos buscar una fuente de motivación potente…inagotable…y esa solo la encontramos en nuestros deseos más profundos, en nuestros anhelos…esos que están en nuestro corazón… por tanto, hagamos mas caso al corazón que a la cabeza.

2. Busquemos nuestro sentido de propósito más trascendente… aquellos que realmente nos generan una emoción potente… Pongamos un ejemplo: iniciamos una aventura empresarial  inicialmente porque queremos generar beneficios económicos pero no es ese el motivo que realmente nos impulsa… posiblemente queremos eso para tener una mejor calidad de vida que nos permita, por ejemplo, dar una buena educación a nuestros hijos o fundar una ONG que permita ayudar a otros menos favorecidos o… quien sabe…en cualquier caso una visión que realmente movilice nuestros más profundos valores.

3. Compromiso 100% con nuestro crecimiento y desarrollo… no podemos quedarnos donde estamos hoy…hemos llegado hasta nuestro actual nivel de desempeño usando nuestras actuales capacidades, pero necesitamos querer elevar cada día ese nivel de rendimiento incorporando nuevas capacidades.

Esto nos lleva a un punto que ya ha aflorado en otras muchas ocasiones… si lo pensamos bien estamos hablando de “elegir”... elegir ser activos o pasivos… elegir ser protagonistas de una gran historia o simples espectadores de lo que nos sucede…elegir ser menos de lo que podemos llegar a ser o apostar por ir a por todas y disfrutar de una vida más llena y de una camino de más realización.

¿Qué camino vas a elegir?… Ciertamente en cuanto hayas empezado a pensarlo habrá hecho su aparición la emoción por “excelencia” de estas situaciones…. ¡el miedo!…Miedo a fallar, miedo a equivocarnos en la decisión, miedo al fracaso, miedo a ….. (rellena tú los espacios).  ¿Qué vas a hacer con tu miedo?…  Hay varias opciones que quiero compartir contigo:

a) Reconoce a tu miedo... acéptalo y dale las gracias porque te está dando la oportunidad de saber más sobre ti…sobre lo que te atenaza…te está dando la oportunidad de hacerte nuevas preguntas y saber más sobre ti.

b) Una vez aceptado, “dile” que vas a dejarlo un poco “aparcado” por el momento… que vas a tratar de encontrar otras vías que ese mismo miedo te ha sugerido… ¿Qué tal si simplemente lo cuestionas?… ¿Qué hay de “cierto” ahí fuera que confirme que tu miedo es real?…. ¿De qué otra forma puedes ver la misma situación?…

c) Usa tus recursos propios… uno de los más simples… tu fisiología… cambia tu postura corporal, sonríe, mira de frente, relaja tu tensión muscular,… y desde esa posición…vuelve a mirar a tu reto…¿es lo mismo?…

d) Cambia tu enfoque…ante lo que plantea tu miedo…¿vas a enfocarte en tus debilidades o en tus áreas de fortaleza?… Seguramente desde estas segundas puedas mirar a la situación de forma diferente

Y si aun así sigues sintiendo miedo…. recuerda que no es valiente quien no tiene miedo, sino quien teniéndolo, lo mira de frente y lo afronta... Da el primer paso… Si tienes fe en ti y en tus recursos…a ese paso le seguirá un segundo y así sucesivamente, día tras día, superando cada día un poco más tu listón, podrás mantenerte en el camino de la excelencia y marcar una diferencia.

Begoña Pabón