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Todos hemos oído alguna vez la cita que se repite en varios lugares y formas sobre el hecho de que “Dios” hizo al hombre  con 2 orejas y una boca y que por lo tanto…para comunicar y transmitir es mejor escuchar que hablar. Sabemos de la importancia de una buena escucha y lo creemos desde un punto de vista meramente racional pero…¿sabemos como hacerlo?… ¿podemos entrenar esa capacidad?… Indudablemente que podemos…Si podemos entrenar la capacidad de escribir y de hablar mejor…¿por qué no la capacidad de escuchar?…

La escucha se plantea hoy en día como una habilidad clave del líder. Las habilidades de un líder del siglo XXI se relacionan directamente con esa capacidad de escucha… la generación de confianza, la humildad y vulnerabilidad necesarias para generar cercanía y la honestidad e integridad no tienen sentido sin la escucha. Escuchar nos permite conocer, saber, aprender y crecer como personas y como profesionales y además en los negocios puede marcar la diferencia entre el éxito o el fracaso. ¿Por qué?…

Según Bernard T. Ferrari, en su libro “Power Listening” hay 4 razones por las cuales escuchar bien en el contexto de las empresas y los negocios se convierte en una actividad crítica y diferencial:

1. Escuchar tiene un propósito: cuando iniciamos una conversación necesitamos tener una idea muy clara de que es lo que se quiere conseguir.

2. Escuchar requiere atención y control: aun cuando nos convertimos en el oyente de la conversación debemos mantener nuestra atención al 100% para filtrar lo que nos llega y relacionarlo con el propósito.

3. Escuchar requiere enfoque e involucración total: cuando escuchamos con atención y con intención necesitamos estar muy concentrados en la conversación para poder formular las preguntas adecuadas al transcurrir de la misma.

4. Escuchar es la primera línea del proceso de toma de decisiones… es la forma mas segura de disponer de toda la información necesaria para tomar las decisiones que se necesiten y poder discriminar información confusa.

Y para que podamos ponernos “manos a la obra” con nuestra capacidad de escucha, quiero compartir algunas sugerencias que espero nos sirvan para recordar cosas que ya sabemos pero que en ocasiones…. se nos olvida practicar:

Practica el respeto hacia tu interlocutor… recuerda que toda acción se inicia con una intención y que esta nunca suele ser negativa para quien lo hace, de forma que parte del principio de que las intenciones son siempre positivas y como ayuda…presta especial atención a la comunicación no verbal…es tan importante escuchar lo que se dice como escuchar lo que no te dicen.

Aplica la famosa Ley de Pareto del 80/20... permanece callado la mayor parte del tiempo y cuando hables… usa y abusa de las preguntas que aporten valor o provoquen un punto de inflexión.

Desafía permanentemente tus creencias… cuando escuchamos nos cuesta dejar de lado nuestras creencias y asunciones mas profundas, especialmente cuando lo que oímos se aleja de ellas… y esto en ocasiones puede provocarnos que no sepamos ver los hechos cruciales tal cual son. Los grandes oyentes del mundo de los negocios son aquellos que se fuerzan a si mismos y a sus colaboradores a identificar y desafiar las presunciones como parte de sus conversaciones estratégicas.

Practica el “enfoquing”…es decir… enfoca, enfoca y enfoca… separa cada conversación y enfócate en el tema o asunto del que se está tratando, aislándolo del resto de detalles o emociones ajenas al mismo.  Y en este punto aprende a separar la parte intelectual de la parte emocional. Según Bernard T. Ferrari para el enfoque intelectual debemos aprender a “compartimentar” y para el enfoque emocional necesitamos aprender a “desacoplar” ( separar la emoción del meollo de la conversación).

Con estas premisas es posible y factible mejorar nuestra capacidad de escucha para convertirnos como líderes en verdaderas y valiosas herramientas de gestión del cambio en nuestros entornos, y especialmente en estos tiempos tan dinámicos y convulsos… ¡un buen oyente es un lujo! .. y por eso marca una diferencia.

Begoña Pabón