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España, junto con EEUU, Reino Unido, Polonia e India, es ya una localización de referencia para modelos operativos de compañías que deciden concentrar en una misma ubicación la gestión de sus procesos.

España es ya una localización de referencia para modelos operativos de compañías españolas y multinacionales que deciden concentrar en una misma ubicación la gestión de sus procesos de sus diferentes filiales europeas y en algunos casos incluso de otros continentes. De hecho, como concluye el estudio 'Deloitte’s Global Shared Services Survey 2017', hoy es uno de los cinco principales países destino de centros de servicios compartidos, compitiendo con países como Estados Unidos o Reino Unido, que fueron los pioneros en este tipo de proyectos, y Polonia e India que son los referentes mundiales a este nivel.

La tendencia positiva hacia España como geolocalización iniciada 15 años atrás con la apertura de grandes centros de servicios compartidos por varias multinacionales, se desaceleró con la aparición de otras localizaciones más competitivas a nivel de costes. En los últimos diez años principalmente Polonia en Europa, seguida desde la distancia por países como Rumania y República Checa y más recientemente otros, e India y Filipinas como localizaciones globales de offshoring, habían desbancado a nuestro país como los destinos de moda.

Pero la tendencia ha vuelto a cambiar. Barcelona y Madrid actualmente se sitúan en el epicentro de la mayoría de análisis para nuevas operaciones. La combinación de la experiencia acumulada durante todos estos años – es cierto que se han producido deslocalizaciones pero no es menos cierto que se ha conseguido mantener más de 500 centros evolucionando a servicios cada vez de más valor añadido-, unido a la capacidad de captar talento y ofrecer servicios en idiomas nativos, a la cercanía a los principales centros de negocio en Europa, a la visión de nuestro país como puerta a Latinoamérica y a unos costes laborales que han vuelto a ser competitivos, han situado a España como un candidato muy a valorar en los análisis empresariales para decidir localización.

Merece atención especial el uso de la tecnología y en concreto de Robotics Process Automation (RPA). El uso de Robots se está consolidando como la palanca de transformación de los modelos de servicios compartidos y está haciendo cambiar el paradigma de la localización. Muchas de las actividades –finanzas, recursos humanos, tecnología de la información, y cada vez más compras, legal, fiscal, atención al cliente, marketing…- que en los últimos años se estaban enviando a localizaciones de offshoring para optimizar el coste laboral necesario para gestionar procesos transaccionales ahora pueden ser automatizadas con el uso de Robots. Lo que puede ser una oportunidad para España para retener o incluso captar nuevos proyectos.

Asimismo, el resto de tendencias a futuro que apunta la décima edición del estudio bienal de Deloitte, también pueden ser una oportunidad para nuestro país. La orientación de los centros de servicios compartidos hacia servicios con mayor valor añadido, hacia ser catalizadores y propulsores de las iniciativas de Analytics, la creciente importancia de la gestión de su talento y la adopción de modelos híbridos que combinen capacidades internas, centros transaccionales, centros de excelencia y outsourcing, son buenas noticias.

Si a ello conseguimos sumarle que las administraciones públicas reconozcan el potencial que tiene el sector y den un mayor apoyo –como hacen gobiernos de otros países- tanto a las empresas que están analizando la posibilidad de crear nuevos centros en España como a las que ya están apostando por crear y mantener puestos de trabajo aquí frente a otros países, las perspectivas no podrán ser mejores. Porque sigue más activo que nunca el mundo de los Servicios Compartidos que continúa imparable evolucionando hacia modelos GBS (Global Business Services) que pasan de desarrollar una función a ser multifuncionales con un mayor alcance multinacional. Y España tiene mucho que decir.