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Octubre ha sido un mes muy volátil, en el que se ha pasado de los miedos sobre el futuro de la economía europea a la alegría tras las nuevas medidas de estímulo del Banco de Japón.

- Estados Unidos continúa ofreciendo datos positivos y el Banco Central Europeo reacciona a los riesgos de deflación

En EEUU, los datos macroeconómicos conocidos durante octubre siguen apuntando a ritmos notables de expansión de la actividad. Durante el tercer trimestre, en concreto, la economía americana creció un 3,5% anualizado. La creación de empleo en los últimos meses es la mejor en 15 años y la tasa de paro se sitúa ya por debajo del 6%. La confianza de los consumidores ha experimentado un repunte significativo en octubre, mientras que las perspectivas para la inversión empresarial también son favorables. En general, la recuperación parece cada vez más asentada, con la mayoría de componentes de oferta y de demanda contribuyendo al crecimiento. Y, mirando hacia adelante, los fundamentos de largo plazo para un crecimiento económico sólido parecen cada vez mejor asentados.

La FED podría comenzar a subir tipos antes de lo que actualmente está descontando el mercado. En su reunión de octubre, la FED reconoció explícitamente que la creación de empleo está siendo sólida y que se está reduciendo gradualmente el grado de capacidad ociosa en el mercado de trabajo. Dicho lo anterior, lo que también parece claro es que la Reserva Federal seguirá siendo muy cuidadosa con la recuperación americana.

- En el área euro, los datos conocidos durante octubre son compatibles con ritmos de crecimiento próximos a cero o sólo muy ligeramente positivos en el tercer trimestre.

La inflación sigue en niveles peligrosamente bajos y los componentes de precios en indicadores adelantados como los PMI ponen de manifiesto que los riesgos de deflación no son en absoluto despreciables.

Más allá de elementos geopolíticos, buena parte de los malos datos macro que hoy observamos en la Eurozona se debe a errores pasados de política económica. El BCE reaccionó tarde a los riesgos de deflación y permitió una apreciación excesiva del euro. Pero ahora sí está reaccionando y se puede aplicar el dicho de que más vale tarde que nunca: el conjunto de medidas expansivas aprobadas desde junio por la autoridad monetaria europea constituyen un paquete significativo que debería promover una depreciación adicional del euro e impulsar la recuperación europea. También resulta positivo que Francia e Italia estén mostrando mayor compromiso con las reformas estructurales.

Lo que se necesita ahora es que el BCE ponga en funcionamiento lo ya decidido con un alto grado de convicción. En este sentido, las recientes declaraciones de Merkel apoyando explícitamente a Draghi son bienvenidas y recuerdan un poco al posicionamiento que adoptó en su día el gobierno alemán cuando se aprobó el OMT. Entonces, como ahora, Merkel pareció alejarse del Bundesbank. Crucemos los dedos para que esto se confirme porque si no la cosa puede complicarse, tanto económica como políticamente.

Gracias a los ajustes de competitividad acometidos y al hecho de que la política fiscal haya dejado de ser un obstáculo al crecimiento, España ha venido mostrando uno de los mejores comportamientos del área euro en el período reciente. El crecimiento en el tercer trimestre se ha situado en el 0,5% intertrimestral y los datos de septiembre han sido en general positivos, aunque el consumo privado parece dar alguna muestra de cansancio. También ha sido positivo el dato de paro EPA del Q3, si bien la creación de empleo parece mostrar un cierto perfil de desaceleración.

Pese a los signos de recuperación, no puede negarse que desde hace ya algún tiempo se estaban produciendo en nuestro país algunos fenómenos no especialmente positivos: en particular, la excesiva fortaleza del euro estaba favoreciendo una aportación negativa del sector exterior al crecimiento y un nuevo aumento de nuestro déficit por cuenta corriente. Por el lado de los precios, tampoco resulta esperanzador que la inflación lleve ya varios meses en tasas interanuales negativas (-0,2% en octubre). No olvidemos que un potencial escenario deflacionista sería muy perjudicial para las perspectivas de sostenibilidad de nuestra deuda pública. Así las cosas, la nueva proactividad mostrada por el BCE, con sus efectos sobre los tipos y el euro, es especialmente bienvenida para España.

- Japón mejora sus datos de julio y agosto, mientras que China presenta un crecimiento sostenible

En Japón, la información conocida hasta ahora sobre el mes de septiembre muestra una mejora apreciable tras unos meses de julio y agosto bastante negativos. El PMI manufacturero, la producción industrial, las ventas minoristas, los pedidos de maquinaria y las exportaciones son buenos ejemplos en este sentido. Mirando hacia adelante, creemos que Japón experimentará un repunte de la actividad en la última parte de 2014, hasta tasas probablemente por encima del crecimiento potencial (muy reducido) de la economía nipona. Si esto es así, y teniendo en cuenta el hecho de que el output gap está prácticamente cerrado, el escenario más probable en Japón es el de un progresivo repunte de precios y salarios que ponga fin definitivamente al largo proceso de deflación sufrido por el país. Este proceso se verá además apoyado por la nueva ronda de estímulos aprobada por el Banco de Japón.

- Los datos macro chinos durante octubre muestran un cierto sostenimiento de la actividad.

En sentido negativo, los PMI manufactureros y de servicios cayeron levemente. Sin embargo, el dato de crecimiento de PIB del tercer trimestre fue ligeramente mejor de lo esperado y también sorprendió favorablemente la aceleración del sector industrial durante el mes de septiembre. Las exportaciones, pese a las dudas que siguen planteando las dirigidas a Hong Kong, se están comportando relativamente bien. Por su parte, la cierta desaceleración en ventas minoristas se explica sobre todo por la caída de la inflación. En términos reales, de hecho, se observó un leve repunte. El punto más negativo lo sigue poniendo el sector inmobiliario, con unos precios que ahondan su ritmo de caída hasta tasas interanuales negativas. Así las cosas, la desaceleración económica “estructural” de la economía china parece evidente pero también parece claro se mantiene dentro de rangos razonables. Si fuera más allá, el Gobierno chino seguirá respondiendo como hasta ahora, con estímulos fiscales y monetarios “medidos”, de forma que los desequilibrios acumulados puedan irse corrigiendo de forma progresiva.

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Álvaro Sanmartín
Socio de Consultoría (Economics & Regulation) de Grant Thornton y fundador de Alinea Global