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Pippa es una joven soltera de 27 años que vive con sus amigos en un pequeño apartamento en pleno centro de Londres. Para Pippa, cuidar su estilo de vida y su comodidad en el día a día es esencial. Por eso, intenta estar a la última de las nuevas tecnologías y siempre es la primera en probarlas. Ha oído hablar del hogar conectado, pero se le va un poco de presupuesto…

Por eso, cuando necesita renovar algún aparato doméstico se guía mucho por el precio y las recomendaciones de sus amigos y por los influencers. De momento ha convencido a sus compañeros para subirse a la ola del entretenimiento inteligente con un sistema de altavoces conectado a todos sus dispositivos (móviles, tablets, portátiles…). La experiencia no ha ido mal, así que Pippa se está planteando conectar otros aspectos de la casa, como el sistema de iluminación, el aire acondicionado y la calefacción, la alarma...

En 2016, en PwC elaboramos una primera encuesta sobre el hogar conectado. Desde entonces, han cambiado muchas cosas. En esta nueva edición, hemos entrevistado a más de 2.000 consumidores con el objetivo de comprender sus perspectivas y su intención de adoptar unas tecnologías que podrían revolucionar la forma en que vivimos en nuestros hogares.


Alrededor del 30% de los consumidores planea comprar un dispositivo inteligente y conectados para su hogar en los próximos dos años

La encuesta revela que la intención de compra de tecnología doméstica conectada es una tendencia creciente. Hoy, alrededor del 30% de los entrevistados (frente al 14% registrado en 2016) planea comprar un dispositivo inteligente para su hogar en los próximos dos años. Pero, ¿quiénes serán estos compradores? Las respuestas señalan, principalmente, a los jóvenes entre 18 y 25 años que aún no son propietarios de una vivienda, pero que aspiran a serlo. Prueba de ello es que el 59% de este segmento ya ha invertido en entretenimiento inteligente, y el 40% en weareables.

Sin embargo, y a pesar de los avances de estas tecnologías, el 52% de los consumidores todavía no tiene pensado invertir en ellas. Para descubrir las razones de esta reticencia, nuestro estudio profundiza en cinco áreas clave donde la transformación ya ha comenzado, y aún tiene recorrido.

1) ¿Quién quiere un hogar conectado?

En 2016, más del 72% de los encuestados no estaba dispuesto a invertir en tecnología doméstica conectada en los próximos dos a cinco años. Dos razones explicaban esta situación: por un lado, que los consumidores percibían como complejos estos nuevos dispositivos y, por otro, la relación entre sus beneficios reales vs. inversión.

Si volvemos a 2018, vemos que los propietarios de dispositivos inteligentes se han duplicado con creces en estos años. A medida que los dispositivos evolucionan y revolucionan el hogar, los jóvenes no solo son más proclives a unirse a esta tendencia, sino que confían más en las compañías tecnológicas que en las de energía o telecomunicaciones para la instalación de nuevos sistemas. Así lo manifestó un 67% de los encuestados.

No obstante, una proporción aún importante de los consumidores (52%) no piensa en invertir en tecnología doméstica conectada. Para hacerles cambiar de idea, las empresas deben trabajar en el desarrollo de las capacidades de sus productos, pero también en mostrarles el valor que pueden aportar a su vida cotidiana.

2) Los asistentes domésticos inteligentes, la clave

Para dar un empujón a estas tecnologías, las empresas deben centrar sus esfuerzos en los asistentes domésticos inteligentes. Pero, ¿y eso qué es? Se trata del sistema central que controla todos los dispositivos inteligentes de la casa. Estos productos llevan poco tiempo en el mercado, pero se están convirtiendo rápidamente en la infraestructura esencial para un hogar moderno y conectado. Según nuestro estudio, los compradores de estos sistemas son más proclives a seguir invirtiendo en más dispositivos.

Los fabricantes de estos cerebros se benefician de dos ventajas. Por un lado, la compatibilidad con el resto de los dispositivos, que permite ofrecer una experiencia perfectamente integrada a los consumidores. Y, por otro, su capacidad para recopilar una gran cantidad de datos muy útiles para crear perfiles detallados del usuario, con información procedente de todos los dispositivos conectados al sistema. Así, los servicios pueden adaptarse a las necesidades de cada uno de los miembros de la casa.

3) ¿Qué pasa con la privacidad de los datos?

No obstante, el uso de la información procedente de los connected home devices puede suscitar dudas en los consumidores. Con la introducción de la directiva GDPR y las recientes controversias relativas a este tema, es probable que la privacidad de los datos represente un problema cada vez mayor, también dentro del espacio doméstico.

Además del precio, la preocupación por la privacidad es una de las principales barreras que desalientan a los que aún no han instalado tecnología inteligente en sus casas. Los usuarios son cada vez más conscientes del valor de sus datos y, aunque las empresas los apliquen para personalizar y actualizar sus productos, la seguridad de su información sigue inquietándoles.

4) Ojo con las expectativas del consumidor

Antes de comprar un dispositivo doméstico conectado la expectativas no son muy elevadas: solo uno de cada cinco compradores espera recibir un impacto positivo notable. Pero, una vez que lo tienen, los consumidores reconocen unos niveles de satisfacción mucho más altos.

Las empresas que tradicionalmente han venido sirviendo al hogar de este tipo de aparatos/electrodomésticos ya no pueden ganarse la fidelidad de los consumidores confiando en sus modelos de toda la vida y ofreciendo productos independientes entre sí. Estamos un paso por delante en cuanto a experiencia del cliente, y en consecuencia todas las empresas deben pensar de forma más amplia, tanto en las innovaciones que pueden incorporar como en la forma de comunicárselas a sus clientes.

5) Y, de vez en cuando, actualizar

Más del 40% de los propietarios de dispositivos domésticos conectados esperan actualizarlos en los próximos dos años. Es decir, estos productos (especialmente aquellos más asequibles que puedes llevar contigo cuando te mudas) se están consumiendo de forma similar a los smarphones. Sus caracterís básicas son lo suficientemente atractivas para que los consumidores los compren antes de que hayan alcanzado la madurez tecnológica pero serán la evolución y actualización de los modelos lo que realmente dará recorrido a las ventas.

A medida que la revolución digital avanza, las actitudes, opiniones e intenciones de los consumidores (como Pippa) van evolucionando. Por eso, las empresas tecnológicas deben reimaginar las tecnologías disponibles (en este caso, dentro de nuestras casas) para mantenerse a la vanguardia en el hogar conectado, y ser capaces de comunicarlas efectivamente.

Carlos Severino

Socio responsable de Servicios Digitales en PwC