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Cuando la estrategia de la empresa cambia, las estructuras, roles y funciones deben realinearse con los nuevos objetivos.

Esto no siempre sucede, con el resultado de que las responsabilidades pueden pasarse por alto, la dotación de personal puede ser inadecuada y las personas, e incluso las funciones, pueden estar en contradicción unas con otras.

La estructura organizativa es importante porque dicta la relación de los roles en una organización y, por lo tanto, cómo funcionan las personas.

Una estructura obsoleta puede provocar ambigüedad, confusión y, a menudo, una falta de responsabilidad. Como señaló Peter F. Drucker “una estructura organizativa pobre hace imposible el buen trabajo, no importa lo buenas que sean las personas“.

Un diseño deficiente del modelo organizacional ocasiona siempre una elevada cantidad de problemas: confusión dentro de los roles, falta de coordinación entre las funciones, lentitud en la toma de decisiones, dilución de responsabilidades, cargas de trabajo desiguales o excesivas, etc., generando una complejidad, estrés y conflictos innecesarios.

Si tu empresa tiene alguno de estos síntomas, muy posiblemente sea conveniente realizar una revisión de la estructura organizativa, lo cual implica redefinir el organigrama, actualizar las descripciones de puestos de trabajo (DPT) y a menudo revisar también los procesos de trabajo, así como realizar un estudio de valoración de puestos que alinee las políticas de recursos humanos con la nueva estructura.

Existen diversos modelos organizacionales, los más comunes son el funcional, el divisional, el matricial, en red y por proyectos.

La elección del modelo, que puede ser mixto, dependerá de muchos elementos (actividad de la empresa, mercado, número de trabajadores, tipología de clientes, procesos, etc.), pero siempre deberá tener en cuenta factores estratégicos como la cadena de valor de la empresa y la base de su ventaja competitiva, además de su cultura actual y el cambio cultural que la nueva estructura provocará. Si dicho cambio es importante, deberá tenerse en cuenta a la hora de planificar su implantación.

Se trata de un tema complejo, en el que no hay una solución única ni permanente, pero merece la pena trabajarlo porque un buen modelo organizacional es clave para alinear a todo el equipo hacia los objetivos de la compañía, minimizando conflictos, aumentando la comunicación y creando una cultura organizativa acorde a los valores y competencias que deseamos.

¿Crees que tu empresa tiene un modelo organizacional óptimo?

Yolanda Portalés, consultora de Equipo Humano.