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En estos días, ha circulado el anteproyecto de ley para regular el teletrabajo o trabajo a distancia. Plantea muchos interrogantes, porque se trata de algo realmente nuevo. Al menos, a la escala en la parece que vamos a vivirlo en el futuro.

Probablemente, la principal discrepancia se centre en los costes de aclimatación y en que sucede con los gastos en que ya incurren las empresas, que siguen teniendo oficinas, equipos informáticos, sistemas de seguridad, etc.

En mi opinión, va a ser necesario dar un periodo de transición y valorar si realmente el teletrabajo ha venido para quedarse y las empresas pueden eliminar los costes actuales para incurrir a unos nuevos. También es cierto que el domicilio de muchos trabajadores, sobre todo en grandes ciudades, puede no reunir las condiciones adecuadas de tamaño, luminosidad, temperatura, etc. No todas las viviendas son iguales en España.

Al margen de la cuestión económica y de las medidas más o menos populistas, que habrá que ver como quedan finalmente, es cierto que el teletrabajo plantea unas exigencias nuevas y diferentes, que no solo están relacionadas con las herramientas a utilizar, sino fundamentalmente con el aspecto sociolaboral y psicológico.

La personas pasamos a trabajar en un contexto completamente nuevo, con cierto aislamiento, con nuevas interrupciones y tentaciones, que pueden hacer caer en picado nuestra productividad y sensación de bienestar.

Desde el punto de vista de lo que afecta a la formación profesional, existen tres tipos de retos básicos que habrá que tener en cuenta:

A) La elección de herramientas digitales y la profundización en su manejo. En estos días hemos visto como las empresas han pasado de unas herramientas a otras, con cierta experimentación continua y sin manejar en profundidad ninguna. Véase, por ejemplo, lo que ha sucedido con las plataformas de videoconferencia (Teams, Zoom, Webex, Skype, Hangout, GotoWebinar, etc.), dónde casi ha sido necesario manejar todas ante la variedad de opciones que existen en el mercado. En este sentido, hay una serie de herramientas básicas que todos los trabajadores que pasen a una situación de teletrabajo tendrán que manejar y probablemente el protagonismo final se lo lleve Office 365 y toda su suite de aplicaciones (Temas, Onedrive, OneNote, Planner, SharePoint, etc.).

Lógicamente, cada empresa o profesional tendrá que añadir formación en herramientas que le sean propias, bien para desenvolverse dentro su organización (ERPs, CRM, etc.) o bien para su propia función, siendo estás más o menos sencillas o complejas (WordPress, Mentimeter, Kahoot, Project, Adobe, Loom, Typeform, etc.)

Nuestra recomendación es que se haga un buen análisis previo de las herramientas que van a ser necesarias, que se forme a las personas en su manejo y que se expriman al máximo. Es vital para evitar la sensación de dispersión y para sentir cómodo con el entorno tecnológico concreto.

B) Los aspectos de formación relacionados con la falta de contexto social y motivacional. Los seres humamos somos sociales por definición. Nos gusta relacionarnos con otras personas y nos ayuda. Es de sobra sabido que se pedalea mejor dentro del pelotón, o que es más fácil hacer deporte en el gimnasio que en el domicilio. Este aspecto afecta también al desarrollo del trabajo, aunque queramos obviarlo por la comodidad de encontrarnos en nuestro domicilio. Una buena formación en todo aquello que tenga que ver con las dificultades y actitudes necesarias para mantener un trabajo colaborativo a distancia va a ser necesaria. No se trata solo del uso de herramientas, sino de como apoyarse mutuamente en el mantenimiento de los objetivos, del esfuerzo, de la motivación, etc. La formación de los mandos intermedios y directivos es esencial en este contexto. Nosotros hemos realizado en este periodo numerosas formaciones sobre como abordar la gestión de los equipos en momentos de especial dificultad (ayudarles a gestionar la incertidumbre, el miedo, la perdida de control, la sensación de aislamiento, etc.)

Es decir, tras la euforia inicial de no tener que coger el coche para ir a trabajar, es fundamental evitar la sensación de aislamiento y desmotivación, igual que la que tienen nuestros mayores. Poco a poco, la falta de contexto social lleva a las personas a la carencia de propósito. Todos hemos visto en este periodo personas que no han sabido frenar sus horas de trabajo cada día y otras a las que el confinamiento les ha sentado francamente mal, disminuyendo notablemente su capacidad de concentración y su productividad.

C) Finalmente, los mejora en algunas competencias personales, muy relacionada lo netamente psicológico, deben ser abordadas. El teletrabajo ha planteado nuevos retos en cuanto a las habilidades personales. Algunas se han convertido en más necesarias, especialmente porque la falta de contexto de la que he hablado en el apartado anterior ha contribuido a una pérdida de autocontrol, entendido en un sentido amplio.

¿Se puede hacer algo para mejorar este autocontrol? Afortunadamente, los especialistas en psicología llevan muchos años trabajando estos temas y hay una gran abundancia de programas prácticos que pueden ayudar. Cuestiones como Gestión del Tiempo, Gestión de la productividad Individual, Desconexión y Control de Estrés, Coordinación y Flexibilidad Mental, Resiliencia, etc. van a tomar más protagonismo que nunca.

Al margen de estás, existirán otras competencias o habilidades más instrumentales que será necesario desarrollar en un contexto dónde las interacciones personales directas se van a ver disminuidas. Por ejemplo, presentaciones de alto impacto a través de medios digitales.

Todas ellas van a ser habilidades personales que se necesitarán fortalecer, pero especialmente las del primer grupo, muy relacionadas en su conjunto con el autocontrol emocional, la tolerancia a la frustración, la perseverancia y el mantenimiento del esfuerzo en relación a un objetivo. Es decir, evitar que se produzca un deterioro del pensamiento ejecutivo y la acción.

Si como profesional de recursos humanos me preguntan que considero más importante en este periodo, creo que el tercer grupo (competencias personales) esta en la base de pirámide.

Debemos darnos cuenta de ello y potenciar la labor que pueden hacer los departamentos de recursos humanos en ese sentido. Desafortunadamente, en este periodo, a muchos les han obligado a funcionar como puro centro de costes, centrándose en las reducciones de gasto, los Ertes o el mantenimiento de cierto nivel de paz social.

Aun así, si el teletrabajo ha venido para quedarse, habrá que aprender a funcionar laboralmente de otro modo y en esto influirán las herramientas digitales, pero no es solo una cuestión de herramientas, sino de personas.

Para cualquier cuestión, estamos a disposición de nuestros clientes en contacto@adelantta.es

Espero que mis reflexiones sean de utilidad.