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Tan extraño título viene a cuento del artículo 225 de la Ley de Sociedades de Capital (Real Decreto Legislativo 1/2010, de 2 de julio modificado el 4 de diciembre de 2014).

Tal artículo se denomina “Deber general de diligencia” y según lo leía evocaba la legendaria escena en la que los pasajeros sufren el ataque de los indios.

En efecto, leer dicho artículo y los siguientes tras haber visto un noticiero cualquiera de la televisión es la constatación palpable de una realidad social. La diligencia (o la honestidad y la lealtad) son apenas un punto en el panorámico desierto en el que acechan los indios.

La Ley especifica claramente las “Obligaciones básicas derivadas del deber de lealtad” (art. 228). Por ejemplo un consejero debe abstenerse de participar en las deliberaciones o votaciones en las que él o una persona vinculada tenga un conflicto de intereses.

Nuestra sociedad, con las denominadas puertas giratorias, ha dado una respuesta ágil y eficaz a este tipo de situaciones. No hay conflicto de intereses. Se hacen coincidir los intereses de la sociedad (o, más ampliamente, de la Administración Pública) con los intereses particulares del consejero (o político de turno) y/o los de otra sociedad, llamémosla “interesada”. De este modo no hay conflicto y se puede deliberar, votar y actuar.

Veo a John Wayne disparar contra los indios. ¡Qué tío! Bala que dispara, indio que cae. Lo mismito que la UDEF y la fiscalía anticorrupción.

Veo el contraste entre las excelentes panorámicas del desierto y los planos cortos del interior de la diligencia. Solo un genio como John Ford podría captar de ese modo lo que sentimos los ciudadanos de a pie, dentro de nuestro mundo, cuando sacamos la cabeza por la ventanilla y nos enteramos, por la prensa, de lo grande que es este mundo y la cantidad de indios que vienen.

Sin embargo, la película, por muy genial que sea muestra el hábito (ya es un clásico) de Hollywood. Llega la caballería al rescate y, justo, antes de que los indios tomen la diligencia. En el último minuto se salvan.

A las sociedades (incluida la Administración Pública) cuyos administradores han faltado a la diligencia y a la lealtad… ¿qué caballería les vendrá a rescatar antes de la victoria de los indios?

Iñaki Pérez, Socio Director

iperez@dir2.es