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La institución recomienda subir las tasas de matrícula y señala la sobrecarga de los servicios públicos de empleo.

España aún puede hacer más para adecuar mejor la oferta de competencias a las necesidades del mercado laboral, según la Organización para la Cooperación y Desarrollo Económico (OCDE), que insta a concentrar los recursos públicos a la formación de desempleados y trabajadores, así como reducir la financiación de ayudas a la contratación.

En su informe ‘Obtener las habilidades correctas: España’, la institución destaca que la polarización en la demanda de competencias es mayor en España que en cualquier otro país de la OCDE, señalando que una elevada proporción de empleos requieren “niveles muy bajos de formación”, aunque aún así el volumen de trabajadores poco cualificados supera la demanda, mientras el país se enfrenta a “la escasez de competencias básicas relacionadas con el razonamiento matemático y la comprensión lectora, así como de habilidades cognitivas superiores”.

La institución internacional pone de manifiesto que, a pesar del elevado y persistente desempleo, España gasta relativamente poco en formación y en asistencia en la búsqueda de empleo para desempleados en comparación con otros miembros del ‘Club de los países ricos’.

De este modo, la OCDE considera que la empleabilidad de los adultos en España se ve lastrada por sus escasas competencias básicas y por un número insuficiente de opciones de aprendizaje que puedan ayudarles, señalando que, a pesar de que existe formación para adultos gratuita en competencias básicas, actualmente las tasas de participación son muy bajas.
En este sentido, la institución opina que España debería plantearse aumentar la flexibilidad de la oferta formativa para adultos en competencias básicas, con miras a promover una mayor participación.

Así, recomienda a España “reducir el uso de ayudas a la contratación”, ya que estas pueden generar importantes efectos de sustitución en caso de no estar bien dirigidas, añadiendo que, “así se liberarían recursos para ayudas a la formación que necesitan los demandantes de empleo” para aumentar sus competencias y mejorar su empleabilidad a largo plazo.
En este sentido, la organización señala que el nuevo cheque de formación para desempleados, que aún no está en funcionamiento, debería ir dirigido a instituciones acreditadas y centrarse en aquellas competencias con demanda, además de ir vinculados a una orientación personalizada con el fin de lograr mejores resultados.

Por otra parte, la OCDE sugiere que España debería plantearse asociar la ‘Cuenta Formación’ a un sistema de cheques que permita mejorar las competencias y reciclarse según evolucione la demanda de competencias con el objetivo de incentivar económicamente oportunidades de formación continua vinculadas a las personas y no a los puestos de trabajo.

SERVICIOS PÚBLICOS SOBRECARGADOS

Asimismo, en su análisis, la OCDE advierte de la sobrecarga a la que están sometidos los trabajadores del servicio público de empleo de España (SEPE), puesto que cada uno de ellos tiene asignados una media de 721 demandantes de empleo, frente a los menos de 50 del servicio equivalente en Alemania.

Como resultado, la OCDE considera que no se da prioridad a aquellos demandantes de empleo más desfavorecidos y los tiempo de espera son largos, por lo que recomienda introducir una herramienta estadística de evaluación de perfiles que permita orientar mejor dichos servicios de apoyo como han hecho otros países de la organización como Irlanda y Australia.

“Las políticas implementadas en los últimos años están dando frutos, siendo de destacar la modernización de la formación profesional y el nuevo modelo de formación profesional dual, cuyo impacto sobre el descenso del abandono educativo temprano ha sido notable,” ha afirmado la directora adjunta de Educación y Competencias de la OCDE, Montserrat Gomendio, en la presentación del informe.

Los retos más importantes están relacionados con la necesidad de equipar a las personas con mayores niveles de competencias para afrontar los desafíos de la digitalización y la globalización.

“En este aspecto los grupos más vulnerables son los “ninis”, los desempleados de larga duración y los adultos con bajos niveles de competencias”, ha señalado Gomendio, quien ha instado a seguir luchando contra el abandono educativo temprano, así como por mejorar la calidad del sistema educativo en su conjunto y abordar la transición del modelo educativo tradicional al aprendizaje a lo largo de la vida, desarrollando nuevos modelos de formación para adultos.

SUBIDA DE TASAS UNIVERSITARIAS

Por otro lado, el informe de la OCDE hace hincapié en que los graduados superiores en España registran una de las menores tasas de ocupación de la OCDE, lo que sugiere que existe margen para mejorar las decisiones sobre formación y educación ante el desajuste entre cualificaciones y demanda del mercado.

De hecho, un 22% de trabajadores esta sobrecualificado para el puesto que desempeña, mientras muchos trabajadores adultos, a pesar de contar con un nivel educativo alto, no disponen de las competencias requeridas por las empresas.
En este sentido, la OCDE considera que las bajas tasas universitarias en España y las becas, vinculadas a los ingresos familiares en vez de a habilidades y cualificaciones, contribuyen poco a la necesaria adecuación, recogiendo su recomendación de elevar moderadamente las tasas para hacer que los estudiantes valoren con mayor rigor el resultado en el mercado laboral de sus decisiones sobre formación.

Asimismo, la OCDE plantea la oportunidad de introducir becas relacionadas con las cualificaciones demandadas, lo que podría estimular las elecciones en el sentido correcto.