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A Jürgen Klopp, entrenador del Liverpool recientemente elegido mejor entrenador de la FIFA en 2019, le gusta contar una anécdota sobre una vez que intentaba motivar a sus jugadores antes de un partido importante. Decidió ponerles fragmentos de películas como Rocky IV, de Rocky Balboa preparándose para enfrentarse a Iván Drago. Después les dio una charla apasionante sobre la tecnología soviética, sobre los campos de entrenamiento de Siberia, sobre el bien y el mal… Entonces se dio cuenta de que sus jugadores eran demasiado jóvenes para haber conocido a Rocky y que nadie tenía ni idea de lo que estaba hablando.

«Creíamos que estábamos dando la mejor charla de la historia del fútbol, y todo era un completo sinsentido», resume el propio Klopp. «Y esto pasa en la vida real. Somos humanos. A veces, nos avergonzamos a nosotros mismos. Pero nos levantamos a la mañana siguiente y seguimos adelante».

Klopp tiene la sonrisa amplia y una carcajada encantadora. Da abrazos de oso a sus jugadores con frecuencia y las grandes victorias le conmueven hasta las lágrimas. Por eso, en Alemania, su foto apareció en la portada de Manager Magazine bajo el titular: «Der Feelgood-Boss» -que en castellano podría ser ‘El jefe del buen rollo’-. El Wall Street Journal describe a Klopp como el modelo del management moderno, y es admirado por los entrenadores de fútbol y de otros deportes por su capacidad para conectar con sus jugadores.

La historia que cuenta sobre su discurso de Rocky está en el núcleo de su éxito: Klopp es como nosotros. Comete errores. Es auténtico y vulnerable, las dos características que Brené Brown, autor de ‘Daring Greatly: How the Courage to Be Vulnerable Transforms the Way We Live, Love, Parent, and Lead‘, dice que son clave para la conexión social: un componente importante para ayudar a las personas a desarrollar su potencial.

A medida que perdemos nuestra confianza en las instituciones tradicionales, como la iglesia o el gobierno, y se difumina nuestro arraigo territorial al alejarnos de la familia, buscamos una mayor conexión social y pertenencia a nuestro entorno de trabajo. «El trabajo y el hogar son los dos centros donde vamos a experimentar la comunidad y van a darnos sentido», dice la terapeuta Esther Perel, cuyo podcast ‘How’s Work‘ , pone el foco en las relaciones en el lugar de trabajo. «Queremos trabajar en un sitio donde poder experimentar el desarrollo personal y tener un propósito y un significado».

Jürgen Klopp está al frente de una nueva ola de entrenadores de fútbol de éxito que buscan dar a sus jugadores este tipo de apoyo. En sus equipos y en el entorno que les rodea, la sensación de vulnerabilidad ayuda a estos entrenadores a desbloquear el talento. Es una lección que han aprendido del mundo de los negocios, donde la idea de que la vulnerabilidad puede ser un activo para inspirar un mejor trabajo del equipo, no es nueva. Y aunque las súper-estrellas del deporte de hoy en día se emocionan tras las victorias y las derrotas, la vulnerabilidad se ha quedado anclada en el pasado. Klopp, a través de su personalidad y de lo que hace, está transformando la vulnerabilidad en un arma superpoderosa.

Ya no esperamos que los líderes tengan todas las respuestas, y es saludable escucharles admitirlo. «No sé cuál es la solución», me comentó en una conversación Thomas Tuchel, entrenador del Paris Saint-Germain. «Puedo hacerlo a mi manera, pero nunca digo: ‘Sé cómo se hace’. No sé nada. Sólo pruebo cosas, y cada día es distinto». Tuchel está actualmente enfrentándose al agradable dilema de hacer funcionar a la delantera más cara en la historia del fútbol.

El entrenador de la selección de Inglaterra, Gareth Southgate, es otro líder que ha utilizado su inteligencia emocional para conectar con sus jugadores y con el público. Su mayor momento de vulnerabilidad llegó como jugador, en 1996, cuando falló el penalti decisivo en la semifinal del Campeonato de Europa de Selecciones, en la que perdieron contra Alemania. «He aprendido muchas cosas de ese día y de los años que le han seguido», asegura Southgate. «La más importante es que cuando algo sale mal en tu vida, no acaba contigo

En su papel como entrenador, Southgate ve a sus jugadores, primero, como personas y, después, como atletas. Por ejemplo, instó a Fabian Delph a dejar la selección en la Copa del Mundo 2018 para estar con su mujer, cuando estaba embarazada de su tercer hijo e iba a dar a luz; apoyó a Danny Rose durante su período de depresión y ha respaldado públicamente a Raheem Sterling como una voz importante y respetada contra el racismo dentro y fuera de los campos. Bajo el liderazgo empático de Southgate, Inglaterra llegó a la semifinal de la Copa del Mundo de 2018 en Rusia, su mejor resultado desde 1990.

Southgate construye la confianza e impulsa el compromiso y la participación expresando sus emociones y animando a otros a seguirle, reenfocando la vulnerabilidad como una fortaleza. Como Daniel Coyle, autor de ‘El código de los talentos’, dijo en su charla TED, «cuando se trata de crear cooperación, la vulnerabilidad no es un riesgo, sino un requisito psicológico».

El entrenador del equipo de la Premier Brighton & Hove Albion, Graham Potter, tiene un máster en liderazgo e inteligencia emocional y es conocido por sus discursos sobre filosofía oriental. Se hizo famoso en Suecia porque demostró su vulnerabilidad bailando un solo de ballet del Lago de los Cisnes frente a un teatro lleno, como parte de un proyecto cultural de su antiguo equipo sueco, el Östersunds FK, diseñado para sacar a todos los jugadores de su zona de confort y acercarlos entre sí.

Potter estaba nervioso por el desafío, pero la experiencia fue positiva. «Si te apoyas en tu posición de poder, sólo es una solución a corto plazo». «A veces se trata de no tener todas las respuestas. Para mí… este rol se trata de ver si puedes impactar en la vida de alguien de manera positiva». Potter ha sido recomendado para que un día suceda a Southgate como seleccionador inglés.

El ascenso del líder vulnerable supone alejarse del antiguo estilo de ordeno y mando del liderazgo futbolístico. Jürgen Klopp y un grupo de entrenadores con ideas similares han demostrado que el managing requiere honestidad, empatía y autenticidad. Los resultados, en el campo y en los vestuarios hacen que valga la pena. El Liverpool de Klopp es, actualmente, el campeón europeo y el campeón mundial de clubes. El equipo está a punto de ganar la liga inglesa por primera vez en 30 años. Jurgen Klopp es el arquitecto de este dominio.


Artículo elaborado por Ben Lyttleton y publicado originalmente en strategy+business.