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Hay cantidad de empresas que no paran de escuchar el refrán “padre fundando, hijo gastando, nieto mendigando” y en cuanto a las estadísticas, pues sí, más del 50% de las empresas familiares, no pasan de la segunda generación y de las que lo hacen tan solo un 15% llegan a la tercera. Independientemente del momento que se encuentre la empresa familiar, lo que sí, es más que recomendable, es el desarrollo y por supuesto llevado a la práctica de un Protocolo Familiar.

En numerosas ocasiones ya he dicho que en los proyectos, sea los que sean, hay que regirse por una frase del músico aleman Kartheinz Stockhausen que dice “Cuánto más evidente es el Qué hay que hacer, más atención presto al Cómo se hace”. Sin duda alguna la diferente entre un protocolo familiar fructífero, útil y resolutivo para la familia empresaria y otro que simplemente sea un documento muy bonito “papel mojado” radica en el “cómo” se desarrolla y elabora dicho protocolo familiar.

Las 10 claves que hay que considerar para que el protocolo familiar tenga éxito son:

1.-El más importante, el desarrollo del Protocolo, no es sólo un documento, es un Proceso, por supuesto con un inicio y un final en su elaboración pero que después se deberá mantener vivo en el tiempo con las diferentes actuaciones que deberá hacer la familia.

2.-Tener en cuenta que la familia que firmará dicho protocolo o los que se adhieran en el futuro, deberán trabajar por el equilibrio entre la empresa y la familia, es decir por una visión, por un proyecto empresarial compartido y por el bienestar y la armonía familiar, a través de la transmisión de los valores que los fundadores inculcaron en sus hijos y que éstos deberán realizar lo mismo con los suyos.

3.-En el anterior punto hablamos de visiones, pues esto es importantisimo, hay que considerar la opinión de todos los firmantes y tener presente las expectativas que tiene cada uno así como sus inquietudes futuras.

4.-Hay que tener en cuenta la participación de todas las generaciones en dicho proceso y que cuando estampa la firma cada uno, sepa con seguridad qué es lo que se firma, qué derechos y qué obligaciones supone atenerse a las reglas del protocolo.

5.Habrá que afrontar situaciones en ocasiones incómodas, y por ello todos los intervinientes tendrán que asumir que habrá que hacer lo que se debe, no lo que se quiere. Siempre debería preponderar el bien colectivo de la empresa familiar por encima del bien individual, y para esto hace falta generosidad y una gran comunicación para resolver posiblemente algún conflicto que otro.

6.Hay que saber elegir el momento para su realización y siempre se encontrarán excusas para no realizarlo, por resistencias al cambio o miedo a lo que pasará. Evitemos los tres principios básicos que no nos dejan cumplir los sueños:

-Pensar y regodearse mucho en el pasado y en el futuro. Los éxitos del pasado nos relajan y los fracasos reducen nuestra autoestima y nos promueven mayor dolor. Tampoco pensemos mucho en el futuro. Como diría Peter Drucker “Planificar no es pensar en las decisiones futuras sino en el futuro de las decisiones presentes”

-Posponer la acción. Ya lo haré, ya lo haré…

-Que se den las circunstancias exactas para actuar. Nunca se darán.

7.-Por supuesto que habrá que considerar excepciones, pero la excepción no debe ser la norma, por ello también habrá que tener presente posibles penalizaciones ante su incumplimiento.

8.-Su elaboración y desarrollo debe ser coherente con la estrategia de la empresa

9.-Todo lo que rodea alrededor del protocolo familiar (instrumentación jurídica del mismo con el traslado de algunas partes del protocolo a los estatutos de la empresa, testamentos, capitulaciones matrimoniales, planificación fiscal, mercantil, laboral) debe ir en consonancia con el principal objetivo del protocolo: Asegurar la continuidad de la empresa familiar y la propiedad accionarial dentro de la Familia.

10.-Como decía en el primer punto, tiene que ser un documento vivo y dinámico y por ello tendrá que revisarse cada cierto tiempo, por ejemplo cada tres años.

Las reglas que se hayan consensuado para la realización del Protocolo deben estar lejos de la rigidez y de la flexibilidad y como todo en la vida en el equilibro estará la virtud. El protocolo deberá estar formulado para que seamos rígidos en los procedimientos y flexibles en las formas como lo puede ser un alambre.

Fuente: Sierra Consulting

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