Cada vez pedimos más y más datos personales a los consumidores cuando se acercan a una caja registradora o a una pantalla de pago para abonar una compra. Distintos estudios demuestran que incluso las personas más celosas con su privacidad están dispuestas a facilitar datos personales a las empresas.
De hecho, la mayoría de los estudios concluyen que los consumidores son plenamente conscientes de que son rastreados cuando visitan una página web, pero lo consideran una parte necesaria a la hora de hacer sus compras online. Una encuesta realizada, en 2015, entre consumidores de Estados Unidos, Reino Unido, Canadá, Francia e India reveló que el 75% de los entrevistados estaban dispuestos a facilitar sus datos personales a cambio de un servicio o producto de valor, especialmente, si tenían confianza en la marca en cuestión.
Sin embargo, la fuerte repercusión de algunas violaciones de la seguridad y de la privacidad que se han producido últimamente, han intensificado la preocupación consumidores y reguladores. Una circunstancia que se ha materializado en una legislación más estricta sobre cómo se debe usar y guardar esta información.
Confianza, transparencia y selectividad, las claves para gestionar los datos personales
En una época en la que, claramente, los datos de los clientes se han convertido en una ventaja competitiva, ¿cómo deben las empresas comunicarse con los consumidores cuyos datos necesitan? Los autores de un nuevo estudio han contestado a esa pregunta. Para ello, se revisaron las investigaciones realizadas hasta la fechas por distintas empresas en todo el mundo sobre cuestiones relacionadas con la privacidad del consumidor, regulación y buena prácticas, para conocer mejor los errores cometidos y las lecciones aprendidas. El estudio concluye que manejar bien los datos de los clientes se basa en seguir la regla de las tres ‘t’: trust, transparency and type of data -en español, confianza, transparencia y selectividad-.
Contar con los datos de los consumidores puede suponer una extraordinaria ventaja competitiva. Las empresas que se ajusten a estas tres normas -confianza, transparencia y selectividad- seguirán recopilando datos e información para poder crecer. Sin embargo, las empresas que ignoren estas pautas corren el riesgo de que sus clientes -y esos datos personales tan codiciados- se vayan con la competencia.
Socio responsable del área de Big Data y Analytics de PwC