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Como sabemos, la necesidad de fomentar vocaciones Científico-Tecnológicas o STEM (Science, Tecnology, Engineering, and Maths ) es una de las prioridades de los países para acometer los principales retos de futuro y a la vez poder ofrecer una mayor “empleabilidad” de nuestros jóvenes en el mercado de trabajo. Por lo que es un tema que afecta y preocupa a todos los países a nivel global.

Desde los distintos estudios efectuados, se detecta que un motivo bastante común en una franja de edad de entre los 6 y los 12 años aproximadamente, edad en la que se despiertan inquietudes, preferencias y también rechazos, es que dichos niños no encuentran un motivo o relación entre dichas disciplinas STEM y lo que ellos perciben de su realidad en su entorno más próximo. Un entorno que es el entorno escolar, el de su familia, el contexto social de la localidad en la que residen, pero también una realidad en la que ellos tienen una serie de referentes a los cuales pueden ver en televisión, o a través de diferentes canales. Unos referentes que ocupan a menudo gran parte de los medios que ellos utilizan, que son visibles, y que tratan de unos temas concretos como música, deporte, o humor, y unos referentes directos que son los padres y su familia.

"El espacio habitual de los medios ha dejado de tener en primera línea músicos, deportistas, políticos, o periodistas, para dar espacio a: Científicos, sanitarios, referentes en investigación, epidemiológos, analistas de datos y matemáticos".

Una generación de niños y no tan niños que han visto como de la noche a la mañana un virus llamado COVID-19, aunque sea de forma temporal, ha irrumpido en la vida de sus referentes, tanto en los más directos como es la familia, como en los más mediáticos: en los influencers, en las estrellas de la música, en las estrellas del deporte, y han podido observar la fragilidad de todos y la impotencia en no poder controlar este virus contagioso que se lleva la vida de muchas personas y nos ha privado de nuestra libertad durante muchos días de confinamiento. Un virus que en muchas familias ha creado una inestabilidad económica sin precedentes y que muchos niños han visto sufrir a sus padres en esa situación.

Mientras esto pasa, dichos niños ven que el espacio habitual de los canales de televisión que visualizan sus padres, han pasado de tener en primera línea a músicos, deportistas o políticos, o periodistas, para dar espacio ahora a: científicos, personas referentes en el mundo de la investigación, epidemiólogos, sanitarios, analistas de datos y matemáticos para explicarnos con gráficos y simulaciones cuando llegaremos al famoso pico, y en qué condiciones se puede producir un repunte del coronavirus según el proceso de desconfinamiento. Hemos visto como los principales titulares en medios de comunicación y también las principales tendencias en las redes sociales son referencias a COVID-19, también por parte de los influencers y “youtubers”, quienes también están esperando que la ciencia y la tecnología puedan encontrar la tan ansiada vacuna que nos permita devolver a todos esa libertad que este virus nos ha quitado. Unos influencers que son terrenales y frágiles como todos nosotros y que es percibido también por dichos niños.

Unos niños que además de percibir esta sensación de impotencia y de pequeñez por parte de todos, visualizan como la mayor parte de vecinos de su localidad de una forma rigurosa y metódica, a las 20h de la tarde salen al balcón, a la terraza, al jardín o por la ventana a aplaudir a unos héroes, unos héroes que no son sus “influencers” sino unos héroes que en lugar de llevar capa como en las aventuras, llevan mascarilla y están en un hospital cuidando de todos nosotros. Y mientras eso pasa dichos niños perciben también iniciativas de maratones tecnológicos dirigidos a ayudar mediante la tecnología al entorno más próximo: Apps para tener un control de los contagios, Apps para ayudar a las personas más desfavorecidas, iniciativas domésticas y empresariales para producir pantallas mediante tecnología 3D, y un largo etcétera. Sin duda unas generaciones que, quizás sin saberlo, la “T” de “STEM” pueda influirles también en entender que la tecnología es un elemento importante para resolver no sólo el reto del covid-19, sino para muchos otros, por la extrapolación a otras situaciones. Este fenómeno puede ser uno de los motivos por los que también ellos puedan inclinarse por este tipo de inquietudes o vocaciones tecnológicas desde pequeños.

"La “T” de “STEM” puede influirles también en entender que la tecnología es un elemento importante para resolver no sólo el reto del COVID-19".

No hay mejor forma de influir en las preferencias y en las vocaciones que mediante las vivencias que uno tiene o percibe, y lo que está claro es que a esta generación de niños, en el momento de consolidar dichas potenciales vocaciones, les ha tocado vivir un momento excepcional en el cual quizás alguna cosa se les ha removido, y han podido apreciar de que son mucho más grandes y poderosas las: “S”, la “T”, la “E” y la “M” de STEM que sus admirados referentes. Unas siglas, en las que analizando el comportamiento de una ciudadanía organizada y solidaria en múltiples iniciativas, igual deberíamos pensar en añadir también la “S” de social porque esta generación es la misma que siguen de cerca a Greta thunberg, colaboran en campañas de “Open Arms” y llenan las calles cada 8M.

Algunos esperamos que cuando hayamos superado el COVID-19, los medios de comunicación y los debates de televisión sigan contando con la ciencia, el conocimiento y la investigación para llenar de contenido sus espacios. Esperamos que, al igual que el teletrabajo ha venido para quedarse, también podamos consolidar la participación de estos referentes, los verdaderos héroes en los principales espacios de los medios de comunicación. Es la mejor estrategia para fomentar vocaciones STEM si tanto nos preocupa como país.

Baptista Borrell

Director Seidor2Learn