Consultoría & Consultores

La situación de confinamiento en la que nos encontramos provocada por la pandemia del coronavirus ha provocado un cambio en los hábitos de consumo de los españoles. El canal online ha experimentado un crecimiento difícil de prever en condiciones normales de mercado.

Algunos estudios apuntan a que el uso de este canal de compra por parte de los consumidores se ha duplicado desde el decreto del estado de alarma sanitaria.

Esta avalancha de pedidos concentrados en un corto espacio de tiempo ha causado, y aún está causando, problemas en la preparación y distribución de pedidos de productos de gran consumo.

En un primer momento, digamos en las dos primeras semanas de confinamiento, algunas grandes cadenas se vieron obligadas incluso a cerrar su servicio online en algunas ciudades. Otras optaron por potenciar este canal de venta para lo que entraron rápidamente en un incremento de sus plantillas sin tiempo para la reflexión y el análisis de costes, con el riesgo de entrar en un incremento de costes desconociendo si será compensado con una rentabilidad al menos igual a la que se tenía antes de la crisis sanitaria.

Transcurridas esas dos semanas y observando la tendencia, en cuanto al tiempo de confinamiento se refiere, de otros países azotados por la pandemia antes que España, el sector del retail alimentario en su práctica totalidad comenzó a implantar medidas que facilitaran la venta online de sus productos. Así, observamos ejemplos como el de Mercadona y su inversión de 12 millones de euros en su nueva “colmena”: un almacén y centro logístico destinado exclusivamente a este servicio ubicado en la localidad de Getafe, o como Carrefour con el lanzamiento de lotes prefigurados que incluyen alimentos básicos en diferentes formatos y a un precio fijo, con el objetivo de facilitar la preparación de los pedidos hacia el consumidor, o la iniciativa de la cadena de supermercados Día, materializando una alianza con Glovo para el reparto de sus pedidos. Es evidente que las crisis agudizan el ingenio. Pero no solo las grandes cadenas han movido ficha. También el pequeño comercio ha emprendido acciones tendentes a favorecer el pedido online y, en función de su demanda incrementar su potencial de distribución o facilitar al menos la recogida de las compras a través de servicios que minimizan el contacto social además de ahorrar tiempo a los consumidores.

Pero, la pregunta siguiente es evidente y está en boca de todos: ¿La situación que estamos viviendo cambiará los hábitos de compra del consumidor?

Desde Auren estamos convencidos de que así será: aquellos consumidores que se mostraban reticentes en la utilización del canal de venta online han tenido la oportunidad o casi la necesidad de utilizarlo y han comprobado que, salvo por los problemas ya comentados relativos a la demora en las entregas, los pedidos llegan a los domicilios en perfectas condiciones y con garantías.

Este cambio debe ser tomado por el sector como una oportunidad para adaptarse a estos nuevos hábitos para lo que deberán analizar y reforzar sus actividades logísticas de preparación y distribución al consumidor final.

Además, si es cierto, como auguran los científicos, que este tipo de situaciones pandémicas se repetirán a futuro y cada vez con más frecuencia, deberíamos plantearnos el establecimiento de planes de contingencia que nos permitan anticiparnos a ellas y tener definidos protocolos de actuación a todos los niveles y en todos los negocios e incluso a nivel de cada uno de nuestros hogares. Si así lo hacemos, es posible que la próxima pandemia nos coja prevenidos en los sectores prioritarios y también en los menos prioritarios.

Arturo Sampedro, socio de Auren Consultores