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El liderazgo no ha dejado de evolucionar desde los principios de la humanidad.

Quizá no se empezó a hablar de modelos hasta ya iniciado el siglo XX, cuando Frederick W. Taylor propone un sistema de organización racional del trabajo en su obra “Principios del Management Científico (1911)”, lo que luego se dio en llamar el “Taylorismo”. A partir de entonces, no hemos dejado de poner etiquetas a los distintos modelos de gestionar personas y recursos cuyo aporte proporcionaba algún aspecto diferencial con el anterior. Desde el líder tradicional hasta el líder Camaleón pasando por el líder al servicio, el líder 232 o el líder envidia.

Con la situación tan anómala que está viviendo la humanidad en este 2020, donde habitamos una “aldea global” no sólo en lo tecnológico y en la gestión de la información, sino también en lo que a pandemias se refiere, es tiempo de identificar el nuevo modelo de liderazgo que nos sacará de una de las más terribles crisis humanas y financieras que recuerda nuestra historia reciente.

Con tantas empresas y sectores afectados por esta crisis el ámbito organizacional necesita un líder integrador que no solo ponga foco en la gestión de recursos, sino que sepa como sacar partido de la innovación, de la incertidumbre, de la vulnerabilidad, de la diversidad, del “no saber” y de las comunidades de aprendizaje, sin olvidarse de equilibrar las dimensiones personal, profesional y social de los integrantes de esas organizaciones.

Por eso nace el OMNI-LÍDER que basa su fortaleza en cuatro pilares:

– INCREMENTAL: Busca el desarrollo humano como palanca para la obtención de resultados (es un gestor emocional del equipo que promueve el compromiso y facilita la confianza y la motivación)
– L.F.: Aprovecha el entorno para construir su liderazgo (experto en gestionar organizaciones ágiles, líquidas y flexibles para integrar el cambio constante, la incertidumbre y el aprendizaje continuo)
– SENSIBLE: Es consciente de su impacto y se esfuerza por mejorarlo (disfruta de la diversidad y lidera desde la vulnerabilidad)
– MULTIDIMENSIONAL: Integra los diferentes sistemas en un todo (integra la dimensión personal, profesional y social, estimula el Smart Working, el omni-trabajo y las comunidades de aprendizaje)

Desarrollar todas estas dimensiones es una tarea desafiante que pasa por la toma de consciencia y el entrenamiento de nuevas habilidades (soft skills), pero sobre todo pasa por un cambio de actitud. Aquellos que consigan fusionar los cuatro pilares en un todo dejarán de ser líderes para convertirse en lidertarios, es decir, creadores de líderes.

El Grupo Atesora ha desarrollado un estructurado e intenso programa modulable y entregable en diferentes formatos que facilita la transición del líder a OMNI-LÍDER y nos ilusionará mucho acompañarte en este camino.

Si quieres descubrir cómo hacerlo es momento de que conversemos. ¿Hablamos?

Jorge Salinas

Presidente de Atesora Group