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Todos debemos tener nuestro momento de procrastinación, pues de lo contrario nuestro cerebro no podría descansar, pero esta situación no se debe convertir en un hábito diario.

¿Qué es la procrastinación?

La procrastinación es un síndrome que sufren muchas personas que fundamentalmente se basa en evadir responsabilidades que tienen, centrándose en otras tareas que resultan más placenteras, evitando afrontar las situaciones que realmente son importantes.

Este síndrome es consecuencia no solo de estados de ánimo como la ansiedad, depresión, etc.

Sino también, de situaciones como miedo al fracaso, baja autoestima, o simplemente la propia indefensión aprendida (por mucho que haga no va a cambiar nada).

Posiblemente está última afirmación, es la situación más común entre los empresarios/as de nuestro país, donde ven que sus negocios, sueños, ilusiones, han sido truncadas.

Y aparecen pensamientos rumiantes como; no puedo hacer nada, esta todo perdido, ya veremos como salimos de esta, etc.

Sí, esto es así. Estos pensamiento aparecen y desaparecen acompañados de estados de ánimo como la tristeza, la rabia por la injusticia ocurrida.

Pero debemos ser capaces de ir superando estadio a estadio, fase a fase e ir recuperando la esperanza e ilusión que nos hizo crear nuestros negocios.

Nos enfrentamos una carrera de fondo y debemos ir superando kilómetro a kilómetro.

¿Cómo es una persona con tendencia a la procrastinación?

Me atrevo a copiar literalmente lo que William Knaus en sus estudios ha llegado a concluir como una serie de características personales que son propias de las personas con tendencia a la postergación.

Knaus afirma las siguientes características:

  • Creencias irracionales: basadas en una pobre autoimagen y autoconcepto de sí mismos que les hace verse como inadecuados o incompetentes, o ven al mundo con demasiadas exigencias que no se ven capaces de cumplir.
  • Perfeccionismo y miedo al fracaso: postergar, y justificar un resultado final por falta de tiempo, sirve de excusa para evitar el miedo al fracaso, en tareas donde no hay garantías de éxito. Son personas perfeccionistas y autoexigentes, que se marcan metas poco realistas.
  • Ansiedad y catastrofismo: el cúmulo del trabajo supone un cúmulo correlativo del nivel de ansiedad. La dificultad para tomar decisiones y la búsqueda de garantías de éxito antes de iniciar una tarea provoca finalmente sentimientos catastrofistas, y como resultado se sienten saturados e indefensos. Pueden sentir autocompasión, escudándose en que no son aptas para las exigencias del mundo que les ha tocado vivir.
  • Rabia e impaciencia: las exigencias desmesuradas y el catastrofismo provocan también rabia e impaciencia. Pueden surgir ideas del tipo «yo debería ser capaz de realizar esto solo» «¡qué idiota que soy!» o «¡no puedo tolerar esta ansiedad!». Estas personas perfeccionistas, al no cumplir con las metas que se marcan, se muestran agresivas contra sí mismos. Terminan atrapadas en un círculo de enfado-rebelión que empeora su rendimiento.
  • Necesidad de sentirse querido: el deseo de realizar tareas sobre la base de la recompensa en forma de amor o aceptación de los demás. La creencia que subyace es: «todos deberían amarme para poder amarme a mí mismo». Basa su valía como persona en la aceptación y atención recibida. Si se les recompensa con sus demandas implícitas se sienten fuertes psicológicamente y por el contrario se sienten inválidas cuando no obtienen lo que desean. Por ese motivo estas personas aceptan todo tipo de demandas de los demás con el fin de agradar.
  • Sentirse saturado: el trabajo se les acumula, y se ven incapaces de establecer prioridades; esto provoca sentimientos de ansiedad, saturación, estrés, angustia, indecisión, impotencia, inmovilización y fracaso, lo que cierra un círculo vicioso del que no pueden escapar.

Pues intentemos salir de ese bucle vicioso.

#adelantatealfuturo es tu guía, tu sherpa, tu acompañante en estos momentos en los cuales debemos salir de este sentimiento y comenzar el camino de nuevo.

¿Por dónde empiezo?

Pero, ¿por dónde empiezo? Por querer. Por coger fuerzas de seguir avanzando, de seguir con tu vocación empresarial o emprendedora como quieras llamarlo.

Empecemos trabajando ya. No esperes más. Coge papel y lápiz y comienza a dibujar como será tu negocio del mañana. No te preocupes, será un borrador que tendrás que mejorar pero empieza ya.

Jose Enrique García, Director General de Equipo Humano.

Fuente: Equipo Humano

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