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“Profesionalizar”. Palabra que cuando la nombro en los diversos proyectos dentro de Empresas Familiares, les hace poner los pelos de punta a los que están dentro trabajando, familiares y no familiares. Cuando se escucha esa palabra inmediatamente vienen a la mente diferentes palabras “Objetivos” ”Compromiso” “Frialdad” “Tensión” “Poca relación o comunicación”, etc, sin embargo, todos los que están dentro saben que en el fondo significa adquirir ciertos hábitos que son necesarios para conseguir los resultados que se buscan dentro de la empresa, al fin y al cabo, todas las empresas van a querer conseguir productividad, rentabilidad, competitividad y sostenibilidad.

Pero qué sucede que estos hábitos suponen cambios. Ya sabemos que un hábito está compuesto de tres factores:

-El deseo o automotivación de querer conseguir algo

-La capacidad proactiva que es descubrir las competencias necesarias para conseguir ese algo y el más importante,

-El esfuerzo continuado en el tiempo, es decir la perseverancia, persistencia y entusiasmo para conseguirlo.

En la empresa familiar para llevar a cabo esos cambios de hábitos hay que separar muy bien y cumplirlo con los hechos, no sólo con palabras, las tres dimensiones principales: Propiedad, Familia y Empresa, donde en cada una de ellas, cada miembro familiar debe saber cuál es el rol que le corresponde. Y para que sepa cada uno cuál ese rol deben estar bien definidas las Funciones y Responsabilidades en cada una de ellas ya que en cada dimensión seguro que habrá que cumplir con una serie de Objetivos. Ésta es la palabra clave “Objetivos”, trabajar por objetivos no solo en la empresa, sino también en la familia y en la propiedad y para objetivar todo tiene que ser Cuantificable, Ambicioso, Realizable, Asumible y medible en el Tiempo (CARAT).

Sin embargo, en las empresas familiares, las responsabilidades gerenciales o de gestión a menudo son borrosas porque los roles no están claramente definidos y, a veces, los cónyuges o miembros de la familia ocupan el mismo lugar en el organigrama.

Para conseguir mejorar la profesionalización de la empresa familiar es necesario que se abra de mente por parte de todos y esté dispuesta a contar con aquellos profesionales externos e independientes que considere necesario, en igualdad de condiciones que cualquier familiar. Ello permitirá poner en marcha los instrumentos fundamentales para conseguir el éxito en la profesionalización de la empresa familiar (garantía de sucesión, continuidad de puestos claves, adaptación al entorno, resolución de interferencias de otros miembros familiares, tomas de decisiones acertadas) sin que la cultura y los valores de la empresa familiar se vean perjudicados

Donde más se requiere la profesionalización en las empresas familiares es en el gobierno y en la dirección y gestión, para ello, hay que crear y desarrollar consejos de administración y comités de dirección que sean realmente eficaces, útiles y orientados hacia resultados. Una vez más, hacer las cosas sin contar con profesionales externos que pueden aportar una visión diferente en la toma de decisiones, en las reuniones que se realicen, puede resultar dañino para la empresa y para la familia, ya que habrá resistencias al cambio que habrá que afrontar si se quiere ser competitivo en el mercado.

Carmelo Sierra Sierra. Fundador y director de Sierra Consulting