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Las competencias de los departamentos de TI han de evolucionar al mismo ritmo que la tecnología cambia. Sin embargo, la transformación que estamos viviendo en nuestros días está resultando desconcertante para la gran mayoría de los líderes de TI, y seguirá siéndolo durante los próximos años.

¿Es necesaria una reorganización y redefinición de procesos? Sí, lo es.

La modernización de las TI en las empresas, aportando valor con proyectos que realmente impacten en el negocio (mejorando la productividad, automatizando procesos, previniendo desastres, etc), conlleva que los directores técnicos en concreto, y el personal cualificado técnicamente en general, posean una visión alineada con el negocio de forma que tengan la mirada puesta sobre las tendencias y desarrollos, con el objetivo de anticiparse a los cambios y hacerlo de forma directa o en colaboración con sus partners.

El modelo tradicional de los departamentos de TI hace ver a la empresa que los beneficios de la TI es un bien intangible. Sin embargo, una vez superado el cambio de mentalidad de los CIOs, debemos ser capaces de transmitir a nuestros equipos que, lejos de considerar la labor de nuestros departamentos de TI como un gasto, es una fuente de generación infinita de valor.

Reconozcámoslo: cada vez es más habitual apreciar cómo es el director de administración y finanzas el que articula el análisis y aprobación de proyectos en materia de TI. ¿Por qué ocurre esto? ¿Acaso no son los líderes de TI las personas especializadas en los indicadores clave de rendimiento de esta materia? ¿Por qué nos resulta tan difícil el reto de alinear las iniciativas de TI con las prioridades estratégicas de nuestra empresa?

Es cierto, algunas cosas son, inherentemente, más fácil de medir que otras y la innovación como objetivo estratégico no es una de ellas. Calcular el retorno de inversión en TI se hace complicado para muchas empresas y es por ello por lo que existe un alto grado de escepticismo entre los órganos decisores.

Es la hora de que el presupuesto de TI enfocado a la innovación y a la generación de nuevas oportunidades de negocio se reinvente, ofreciendo al resto de departamentos la posibilidad de saber qué tecnología les ayudará a desarrollar sus funciones de forma más eficaz.

Confianza e implicación, ésa es la clave.

Antes de finalizar, no quisiera dejar de mencionar la otra parte del cambio de la cultura que nos compete: los Key Account Managers debemos ser competitivos asimilando las capacidades de otras industrias para conocer así las inquietudes que preocupan a nuestros clientes. No obstante, también hemos de contar con conocimientos sobre qué valores inspiran a las personas dentro de las organizaciones para invitarles a seguir creciendo (el humanismo digital), aunque de eso ya hablaremos en próximas entregas.

En SICROM tenemos muy claro la importancia de que exista una comprensión mutua entre negocio y tecnología. Y tú,  ¿has aprendido a sincronizar este binomio?

Cristian Cantizano Jiménez.
Key Account Manager en SICROM