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Cada vez que hago esta pregunta en un foro de managers saltan voces que de manera decidida responden: “respirar, por supuesto”. Otros más reflexivos se lo piensan un poco más para terminar respondiendo con voz un tanto apagada por las dudas: “son igual de importantes”. Yo coincido con estos últimos. En pocos minutos habré muerto de asfixia si no consigo respirar, mientras que puedo estar semanas sin comer antes de pasar a mejor vida, pero también moriré. Ambas cosas son igual de importantes, aunque respirar sea más urgente.

Algo parecido les pasa a ciertos líderes en el ámbito organizacional, confunden lo urgente con lo importante. De hecho, ponen más foco y más intensidad en todo aquello que tiene que ver con los resultados, con la bottom line de una cuenta de explotación, pero quizá no atienden tanto a las personas y a los procesos que dan lugar a esos resultados.

Una empresa que no da resultados se muere. Una empresa en la que no se cuidan las personas y sus relaciones también se muere. Quizá no es tan rápido como cuando falta liquidez para pagar nóminas, facturas a proveedores, rentas y amortizaciones, pero sin duda se morirá.

Es como cuando en los últimos minutos de un partido se está más atento al reloj y al marcador que a lo que está pasando en el campo de juego. Las posibilidades de que nos metan un gol y perdamos el partido en el último minuto son muy altas.

Estamos en la era de la post-transformación digital y en las próximas dos décadas vamos a vivir más avances que en los últimos doscientos años. Necesitamos realizar un cambio transformacional en la manera en que se consiguen resultados y en la forma de liderar personas. ¡No hay escapatoria! ¡No existe otra opción! Es el momento de hacer el capullo e iniciar la metamorfosis.

Poner foco en personas y procesos será tan importante para la sostenibilidad de los proyectos como la necesidad de dar resultados a corto para la viabilidad de los mismos. Los líderes necesitan ser conscientes de los cambios tan profundos que se han producido en los valores que mueven a las personas a la hora de subirse al barco de una empresa. Ya no son ovejas que siguen de manera automática a un pastor sin ponerse a pensar por qué lo hacen. De ahí las dificultades de muchas firmas a la hora de atraer talento.

Los jóvenes profesionales exploran, preguntan y se deciden por aquellas compañías que tiene valores más alineados con los suyos propios. Liderar este talento nada tiene que ver con liderar ovejas. Ahora la situación es tan compleja como liderar gatos, con los que solo funciona la seducción de la flexibilidad, la autonomía y el espacio para expresarse como cada uno quiere.

¿Y tú, sabes liderar gatos?

Si quieres saber cómo se hace o quieres que tus managers desarrollen esa nueva habilidad es momento de que conversemos. ¿Hablamos?

Jorge Salinas. Presidente de Atesora Group