Consultoría & Consultores

La tecnología propone experiencias cada día más reales, intuitivas e inmersivas. Sin ser conscientes, en nuestro día a día usamos y disfrutamos de vivencias que antes sólo eran posibles en la imaginación.

La tecnología propone experiencias cada día más reales, intuitivas e inmersivas. Sin ser conscientes, en nuestro día a día usamos información, optimizamos procesos -sanitarios, bancarios o medioambientales- y disfrutamos de vivencias que antes sólo eran posibles en la imaginación, gracias a un uso tecnológico intensivo.

Ya no hay vuelta atrás. En poco tiempo, el usuario se ha acostumbrado a saborear las ventajas que posibilitan las nuevas tecnologías por lo que las exige, obligando a que cada compañía asuma el reto de integrarlas. Un reto adicional: es tal el volumen y velocidad del cambio que propone la innovación constante que el presente y futuro corporativo es ‘en beta’, ya que la transformación digital puesta en marcha no tiene fin. La digitalización implica una transformación integral de la estrategia de negocio que afecta a las personas, a los procesos y a la tecnología, siendo este elemento el diferencial que permite ser el elegido en el mercado.

Sin embargo, este proceso no es afrontable sin una visión clara de los beneficios resultantes de cada inversión, además de los pasos a seguir para alcanzar el objetivo. En este contexto destaca la oportunidad que propone el IoT -Internet de las Cosas-, ya que hace posible, de forma patente, la construcción de un panorama digital y físico más integrado y extendido gracias al uso de sensores y dispositivos conectados, como explica el estudio “2017 Tech Trends” de Deloitte University Press.

De hecho, el IoT está atrayendo paulatinamente más inversión de negocio en la medida que la atención está virando desde dispositivos y sensores subyacentes a escenarios del mundo real orientados por los avances en la tecnología conectada. De hecho, están surgiendo aplicaciones pioneras en áreas tan dispares como salud y bienestar personal, cadena de suministro o infraestructura física de ciudades inteligentes.

Antes del uso continuo del IoT, los sistemas estaban conectados para llevar a cabo funciones limitadas. No se comunicaban con otras áreas de un ecosistema mayor, por lo que las compañías tenían problemas para recolectar datos acerca del uso, comportamiento y desempeño de un cliente.

Sin embargo, una vez implantada la tecnología IoT, comienza la era de la Conectividad. Los objetos funcionan de nuevas formas, incluso ampliadas, ya que el IoT permite que los objetos se comuniquen unos con otros continuamente, formando sistemas mayores, interconectados, capaces de crear, comunicar, agregar, analizar, o actuar sobre los datos. Este objeto ‘inteligente’ es un producto fundamentalmente diferente, ya que ahora es un miembro de una comunidad más grande de productos, procesos y stakeholderes, lo que hace que se espere más de su desempeño, que haga más y desarrolle más roles que antes.

En el mundo de la Conectividad ningún producto es una isla, por lo que se abre un mundo de oportunidades para que los objetos conectados puedan servir de mejor manera a las necesidades individuales de los clientes. De hecho, hacen posible obtener datos para orientar el desarrollo de servicios más personalizados. Los desarrolladores pueden usar esta información obtenida -vía dispositivos facilitados por IoT- para un rango inmerso de aplicaciones, desde bienes de consumo -que hacen que una casa sea más eficiente-, hasta sistemas industriales -que optimizan la administración del activo-.

El IoT, al igual que la Realidad Aumentada y la Realidad Virtual, representan nuevas categorías de dispositivos que necesitan ser administradas y aseguradas de forma específica. La seguridad, cumplimiento regulatorio y privacidad son consideraciones fundamentales, tanto a nivel de servicio, de datos y contenido de respaldo, además de nivel de aplicación, dado que muchos escenarios potenciales involucran infraestructura crítica y operaciones sensibles.

La tecnología del IoT está transformando nuestra realidad. Sólo contando con un equipo que domine esta tecnología y que sea capaz de optimizar las conexiones que ofrece será posible avanzar con paso firme en el reto continuo que supone la digitalización.