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El reporte corporativo evoluciona de la mano de la relación de las empresas con la sociedad. En los últimos años, las compañías buscan mejorar la comunicación con sus grupos de interés, por lo que el objetivo de la información corporativa se ha ido transformando paulatinamente: de proporcionar datos a ofrecer una visión con la que los mercados e inversores puedan adoptar decisiones mejor fundadas.

“En la actualidad se pone de relieve la importancia de reflejar un enfoque más amplio, de futuro, de las perspectivas de la compañía, incluyendo la visión a largo plazo”, explica Richard Howitt, CEO del International Integrated Reporting Council (IIRC), recordando que “antes la naturaleza del reporte corporativo era completamente ‘fit for purpose’ (adecuada a objetivos), con datos sobre activos tangibles y una visión a corto plazo”.

Ante la necesidad de una visión a largo plazo, el reporte meramente financiero parece documento insuficiente. Ante los cambios que se están dando, ¿qué sucederá a medio plazo? En opinión de Richard Howitt, este reporte evolucionará “para enfocarse en la creación de valor”, reconociendo de este modo que “el verdadero valor de las compañías reside en los activos intangibles”.

Todo ello en un mundo cada vez más interconectado, en el que existen complejas cadenas de suministro y en el que las relaciones entre las empresas emergen como un activo de importante valor añadido. “Las empresas necesitan analizar, comprender y posteriormente traducir estas relaciones en estrategia para el propio negocio”, sostiene Richard Howitt, para quien estas cuestiones también deben estar recogidas en el reporte corporativo.

Pese a que el diálogo entre empresas y stakeholders se ha incrementado y mejorado en los últimos años, el CEO del IIRC recuerda que en términos generales se ha observado una evolución del reporte no financiero al tiempo que lo hacía el reporte financiero. “Su naturaleza binaria y las diferencias entre ambos plantean la duda de si las empresas comunican una cosa a una audiencia determinada –stakeholders y otra a una audiencia diferente –mercados de capitales e inversores-, y cuánto en común tendrán ambas informaciones”.

Sin embargo, de cara al futuro Richard Howitt apuesta por el desarrollo de un reporte corporativo ‘tipo’, que recoja información para los inversores y para la toma de decisiones en los mercados de capitales, pero que al mismo tiempo recoja un concepto más amplio, incluido en las directrices que otorga el IIRC.

De hecho, en la actualidad más de tres cuartas partes de las 250 compañías más grandes del mundo incluyen información no financiera en sus reportes financieros anuales, y en algunos países los reportes integrados están convirtiéndose en la nueva normalidad, tal y como recoge el informe ‘El camino por recorrer’, elaborado por KPMG.

“Estamos en el buen camino hacia una práctica que no solamente es adoptada por las compañías: hay una tendencia en el mercado y se ha ido implementando en los últimos años”, asegura Richard Howitt. De hecho, los expertos apuntan a que el último impulso hacia el reporte integrado provendrá de la propia regulación: se esperan nuevas normativas para regular los reportes corporativos, y los niveles de divulgación irán ascendiendo.

Sin embargo, el CEO del IIRC llama la atención sobre la necesidad de que las compañías estén convencidas del valor del reporte integrado. “Si solo se pone en los manuales de compliance, no supondrá una reflexión integrada, podrá llamarse reporte integrado pero no realmente no representará una aproximación integrada a la estrategia del modelo de negocio”, asegura.

¿Qué debe incluir un buen reporte integrado?

Disponer de best practices para mejorar los reportes corporativos. Es el objetivo del IIRC, que no cuenta con modelos de informe integrado, sino que analiza los existentes para exponer las mejores prácticas. Los elementos comunes a estos informes, según Richard Howitt, recogen los seis ‘capitales’ establecidos por el IIRC: financiero, industrial, intelectual, humano, social y relacional y natural. “Los elementos clave hacen referencia a las seis capitales: la verdadera aplicación del principio de materialidad, riesgos y oportunidades analizados en base a las capitales, una buena descripción del modelo de negocio…”, explica.

Una exhaustividad que queda patente en la extensión de los informes: la media de los reportes analizados por el IIRC cuenta con un centenar de páginas, una cifra que califica de “noticia excelente”. Aunque reconoce que “queda camino”. “Estamos aprendiendo, no hay un camino cerrado en el reporte integrado, aunque año tras año vemos que hay mejores informes. Y lo más importante es que lo están haciendo las propias compañías”, subraya.

De hecho, grandes compañías de todo el mundo están uniendo fuerzas para implementar el reporte integrado. “Lo más importante del reporte integrado es que no solo es un comunicado al que adherirse, sino una herramienta para aplicar en principios de los informes corporativos”, afirma Richard Howitt.

Para el IIRC, no cabe duda del impacto positivo de los reportes integrados. “Las compañías que desarrollan informes integrados son conscientes de que cuentan con una mayor base de inversores a largo plazo y tienen un menor coste de capital”, sostiene Richard Howitt, que relata cómo numerosas compañías reconocen haber accedido a capital a un precio más bajo, ya que este tipo de reporte genera “seguridad y predicción en términos de retorno a largo plazo”.

Ramón Pueyo