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En estos tiempos extraños que estamos viviendo, en los que el fenómeno COVID-19 ocupa prácticamente el 99% de la información que recibimos a diario y todo parece girar en torno al mismo, no es descabellado pensar que, debido al estado de miedo y ansiedad que la mayor parte de la población presenta, cuando hablamos de seguridad actualmente lo único que venga a la mente sean mascarillas, guantes y limpieza de manos, olvidando incluso gran parte del resto de aspectos que hasta hace tres meses eran cruciales.

Pese a la excepcionalidad de las circunstancias, debemos evitar caer en el aletargamiento y permanecer despiertos ante lo que nos rodea. En el ámbito de la seguridad, por ejemplo, no debemos olvidar que, con “bicho” o sin él, las sustancias que “antes” podían provocar un incendio o una explosión, mantienen el mismo potencial para hacerlo ahora; presentando incluso una mayor probabilidad de conseguirlo si nos encuentran despistados con la mente en otro sitio. Por tanto, es buen momento para recordar que las precauciones para preservar nuestra salud en el marco actual no deben ser incompatibles con preservar también nuestra seguridad, manteniendo los estándares de prevención en nuestras instalaciones, procesos y puestos de trabajo.

La seguridad frente a Atmósferas Explosivas, donde centro primordialmente mi actividad, es un campo especialmente sensible ahora mismo, ya que, a las actividades afectadas tradicionalmente por este riesgo, se unen todas aquellas que, debido a la demanda existente de soluciones y geles hidroalcohólicos, comienzan a introducir en su portfolio este tipo de productos, lo que conlleva, en muchos de los casos, la adecuación de sus instalaciones para la introducción de sustancias inflamables.

¿Qué riesgo asumo al introducir una sustancia inflamable en mi establecimiento?

Pues con independencia de cualquier otro riesgo asociado a la sustancia en sí, que puede ser consultado en su correspondiente Ficha de Seguridad, toda sustancia caracterizada como inflamable en condiciones normales va a ser susceptible de generar una ATEX, Atmósfera Explosiva, que según su definición es “una mezcla con aire, en condiciones atmosféricas, de sustancias inflamables en forma de gases, vapores, nieblas y polvos en las que , después de una ignición, la combustión se propaga a la mezcla no quemada.”

De forma cotidiana, manejamos múltiples sustancias de diversa índole con potencial para generar una atmósfera explosiva (ATEX), sin ser conscientes de ello (sustancias alimentarias como harina o cacao, combustibles, pinturas, alcoholes disolventes, fibras textiles, etc..). Este tipo de sustancias existe en cantidades significativas en los procesos industriales más diversos, constituyendo un potencial riesgo para la seguridad y la salud de los trabajadores.

En caso de estar afectado por este riesgo en mi establecimiento, ¿qué implica?

Según el RD 681/2003 “sobre la protección de la salud y seguridad de los trabajadores expuestos a los riesgos derivados de atmósferas explosivas en el lugar de trabajo”, el empresario tiene la obligación de:

  • Realizar una evaluación de Riesgos de Explosión
  • Clasificar en zonas las áreas en las que pueden formarse atmósferas explosivas
  • Garantizar, en dichas áreas, la aplicación de las disposiciones mínimas destinadas a mejorar la seguridad y la protección (adecuando nuestras instalaciones frente al riesgo detectado en la clasificación de zonas).
  • Elaborar un documento de protección contra explosiones
  • Proporcionar formación e información específica a los trabajadores
  • Coordinar la aplicación de todas las medidas relativas a la seguridad y salud de los trabajadores cuanto en un mismo lugar de trabajo concurran trabajadores de distintas empresas
  • Señalizar los accesos a las áreas en las que puedan formarse atmósferas explosivas.

Adicionalmente a lo expresamente expuesto en el RD681/2003, hemos de contemplar que la introducción de sustancias inflamables en el establecimiento pueden conllevar modificaciones en las instalaciones sujetas a reglamentación industrial (REBT, APQ, , RIPCI,RSCIE), que deberán tenerse presentes a efectos de legalización e inspecciones.

Y en concreto, ¿qué tengo que hacer para evaluar el riesgo de explosión/desarrollar un DPCE?

Los principios básicos de la Seguridad integrada frente a atmósferas explosivas son, con este orden de prioridad:

  • Impedir la formación de atmósferas explosivas,
    Y cuando no sea posible por la naturaleza de la actividad,
  • Evitar la ignición de atmósferas explosivas
    Y cuando esto no se pueda garantizar
  • Atenuar los efectos perjudiciales de una explosión

El punto de partida y aspecto crucial es el estudio de clasificación de zonas por potencial presencia de atmósferas explosivas, que va a determinar las áreas en las que vamos a tener que centrar nuestros esfuerzos. Para aplicar el primer principio o bien se prescinde de la sustancia inflamable o bien se intentará diluir mediante técnicas de ventilación/extracción localizada.

En las áreas, en las que no es posible impedir la formación de ATEX, para aplicar el segundo principio resulta necesario realizar un análisis de riesgo específico, en el que se contemplen todas las fuentes de ignición que pueden encontrarse presentes, descritas en la norma UNE EN 1127-1. Atmósferas Explosivas. Prevención y protección contra la explosión. Parte 1: Conceptos Básicos y Metodología, con especial atención a algunas “invisibles” pero muy traicioneras como la electricidad estática. La metodología de evaluación debe ser capaz de analizar sistemáticamente todos los elementos que puedan generar una energía suficiente para producir una ignición en la mezcla de la sustancia inflamable con el aire, de manera que en función de su probabilidad y la clasificación de la zona se pueda determinar la aceptabilidad o no del riesgo derivado de la misma. En este sentido, el referente en nuestra Unidad de Process Safety es el Proyecto Europeo RASE.

Según lo expuesto en el RD 681/2003 anteriormente mencionado, “siempre que en el documento de protección contra explosiones basado en una evaluación de los riesgos no se disponga otra cosa, en todas las áreas en que puedan formarse atmósferas explosivas deberán utilizarse aparatos y sistemas de protección con arreglo a las categorías fijadas en el Real Decreto 400/1996, de 1 de marzo, por el que se dictan las disposiciones de aplicación de la Directiva del Parlamento Europeo y del Consejo 94/9/CE, relativa a los aparatos y sistemas de protección para uso en atmósferas potencialmente explosivas. (actualmente sustituido por RD144/2016).

De manera adicional a las medidas técnicas que resulten factibles para evitar la ignición, ha de tenerse en cuenta el factor humano, sobre el que también es necesario actuar, previendo las medidas organizativas necesarias (instrucciones, permisos de trabajo, procedimientos, protocolos, etc..) así como proporcionándoles la información y formación necesaria frente a este riesgo.

En caso de resultar necesario aplicar el tercer principio, habrán de valorarse en cada caso las medidas de protección adicionales para evitar la propagación de una potencial explosión o atenuar sus efectos.

Caso de actualidad: Adaptación de instalaciones para fabricación de soluciones hidroalcohólicas

En la actualidad, y debido a la elevada demanda, múltiples instalaciones han decidido dar el salto y adaptar o incluir líneas de fabricación para productos hidroalcohólicos, debiendo contemplar el riesgo ATEX en este proceso. En este sentido, desde TÜV SÜD hemos realizado informes técnicos en tiempo récord para valorar los requisitos mínimos de diseño e instalación de este tipo de instalaciones e informes de verificación una vez montados para comprobación de que las medidas de prevención y protección adoptadas son las previstas y se encuentran operativas. Destacamos especialmente el caso de la planta de Beiersdorf Manufacturing Tres Cantos que destina para donación a diversos hospitales y ONGs de la Comunidad de Madrid la solución hidroalcohólica producida, que hasta abril superaba las 340.000 unidades.

Cristina Sacristán Gallurt, Business Line Manager ATEX de la Unidad de Process Safety TÜV SÜD España y Portugal.