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Una ciudad inteligente debe ser, ante todo, una ciudad abierta a compartir los conocimientos de la ciudadanía y aprovecharlos en temas como el consumo de agua y electricidad, la sanidad o el reciclaje, entre otros. El objetivo es generar comunidades vivas de personas comprometidas con la ciudad. De hecho, sin la implicación ciudadana para innovar continuamente, la smart city quedará incompleta y sus cimientos serán muy poco sólidos.

Si ponemos al ciudadano en el centro de la ciudad inteligente, nos daremos cuenta de que es sensible a la necesidad de cambiar de hábitos en el consumo y en el uso de los recursos, y que se implica activamente. Desde su papel protagonista, es consciente de que puede ayudar a mejorar los servicios aportando información. Sin embargo, la realidad es que, aunque quiera participar, aún no puede tener acceso a la información y tomar decisiones en tiempo real.

Admitámoslo: la mayoría de las ciudades aún no están preparadas para aprovechar el papel del ciudadano como protagonista y facilitador de las actuaciones público-sociales. En este cambio de paradigma en la relación administración-ciudadano, las autoridades públicas están obligadas a entender qué quiere el ciudadano y construir conjuntamente la smart city del mañana.

Los deseados “smart citizens”, aquellos que impulsan los cambios y transforman la realidad, se fomentan desde la educación. La ciudad no será inteligente sin un programa de integración y participación social. Afortunadamente, la digitalización de las aulas beneficiará este proceso de una forma masiva, fomentando la participación y sentido crítico de los alumnos, para que la ciudad que ven se parezca cada vez más a la ciudad que esperan.

Con la tecnología adecuada, podemos detectar y aprovechar el conocimiento de los ciudadanos. Las empresas no pueden hacer transformaciones eficientes y generar innovación “inteligente” para ser más competitivas sin estrategias de gestión e identificación del talento de las personas (su gran activo). Del mismo modo, la administración local no podrá generar smart cities sin la participación e involucración de los smart citizens.

Desde Seidor Learning Services, planteamos un proyecto innovador con cinco objetivos clave: detectar talento, fomentar modelos de negocio innovadores, promover la cohesión social, fomentar valores de ciudad exportables y generar contenidos de prestigio. Contamos para ello con capacidad para ofrecer soluciones globales -desde la infraestructura a los procesos de negocio-, cobertura internacional y herramientas específicas orientadas a la educación.

¿Nos ayuda a construir juntos el futuro del planeta?

Baptista Borrell
Director Desarrollo de Negocio de Seidor Learning Services