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Y llega el momento donde el fundador de la Empresa Familiar ha decidido dar el relevo a la siguiente generación conformada por sus hijos, pero como en todo siempre tiene que haber al final uno que es el que dirige, el que toma la última decisión, el que tira el penalti, el que tiene que afrontar los principales obstáculos, el que tira del carro en los momentos más difíciles, el que tiene una mayor fortaleza mental, el que tiene mayores competencias y destrezas para asumir ciertas responsabilidades, el que.., el que… Y qué sucede amigos míos que el hermano mayor asume ese rol casi por obligación porque entiende que debe hacerlo aunque nadie se lo ha dicho que tiene que asumir él o ella ese rol. A veces coincide que el hermano mayor tiene todo eso que hay que tener para asumir lo que el padre desea y lo demuestra con hechos frente a sus hermanos y frente a todos los colaboradores, pero hay ocasiones que ese hermano mayor no tiene las cualidades y las competencias para adquirir las responsabilidades encomendadas de dirigir la empresa y que el padre cree debe tener.

Los inconvenientes vienen cuando es un hermano de menor edad el que sí tiene esas cualidades, ese liderazgo necesario para el cambio, y tiene que luchar primero contra sí mismo para auto-convencerse que él/ella puede y debe ser el líder y segundo también tiene que convencer y luchar contra el ego del hermano mayor.

En cualquier caso es clave el acompañamiento primero con el dirigente sucedido para que su papel vaya cambiando paulatinamente y progresivamene y se vaya transformando de papel protagonista a ser un tutor y un facilitador del sucesor que se decida. Ni que decir tiene la confianza en este proceso entre Sucedido-Sucesor y Acompañante es clave.

Un buen sucesor deberá conocer las ventajas competitivas de la empresa, qué es lo que mueve la empresa, ser capaz de juntar la visión con la ejecución, entender la visión del negocio que tenía la generación anterior, demostrar que puede hacerlo, y hacerlo.

El líder futuro sucesor deberá ser una persona capaz de lograr la identificación con el resto de familiares (hermanos, primos, familiares políticos), así como la identificación con el proyecto de empresa familiarque propone. Deberá tener cierto carisma, que no es otra cosa que tener la capacidad de motivar a los seguidores desde una posición que inspire confianza, aportando una clara visión del futuro, desde el optimismo y el entusiasmo, mediante argumentos emocionales y simbólicos.

Y este líder debe surgir de un modo natural, sin forzar, como se suele decir “caerá por su peso”, aunque hay que marcarse unos plazos, claro está.

También debemos considerar que el líder en la empresa no tiene porque coincidir con el líder de la familia, es más, en numerosas ocasiones son diferentes pues tienen cualidades diferentes porque los objetivos también son diferentes, ya que el primero velará por trabajar en el cumplimiento de la estrategia empresariala través de los Órganos empresariales (Consejos de Administración, Comités de Dirección) y el segundo por la estrategia familiar propiciando el bienestar, unidad y armonía familiar a través de Órganos Familiares (Consejos de Familia y Asambleas Familiares)

Carmelo Sierra Sierra. Fundador y director de Sierra Consulting