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Las últimas tecnologías de Internet de las Cosas y Analytics tienen gran potencial para el sector sanitario. Su aplicación proporciona, al menos, cinco grandes beneficios, en cuanto a la mejora de la experiencia del paciente, reducción de costes operativos, mayor aprovechamiento de los recursos disponibles y creación de nuevos puestos de trabajo con superior retribución económica. También es cierto que suscita ciertos riesgos que deben tenerse en cuenta, antes de iniciar un proceso de integración.

Lo adelantan las principales consultoras, que incluso apuntan a un crecimiento anual del 13 % hasta 2022 del mercado de sensores y tecnologías relacionadas con Internet de las Cosas y Analytics, para el mundo sanitario. El entorno de la salud, de hecho, se ha enrolado en una frenética carrera por mejorar sus servicios y ofrecer la mejor experiencia posible a los pacientes, a la vez que facilitar el trabajo de los profesionales del sector, con la ayuda de estas nuevas técnicas.

Se trata de soluciones que se están abriendo paso en el ambiente sanitario, ya que mejoran toda la cadena de procesos que intervienen en la atención médica y dan un paso más hacia la mejora de la experiencia de paciente, cada vez más exigente y acostumbrado a consumir todo tipo de contenidos y servicios online.

Ya existen soluciones que permiten a hospitales y centros de salud ofrecer servicios basados en la ubicación, como el guiado dentro del centro, o incluso los profesionales ya pueden acceder a historiales médicos desde cualquier localización. También el personal médico comienza a aprovecharse de sus posibilidades, para realizar un seguimiento remoto y en tiempo real de sus pacientes, a la vez que se reducen los gastos de hospitalización, ocupación de consultas y camas, o se logran evidentes mejoras de su productividad.

Pero, con algo tan crítico como la salud y con datos tan sensibles como la información médica de los pacientes, es esencial que la red que soporte este tipo de soluciones sea lo más segura posible, en especial si se involucran sensores y dispositivos IoT que emitan y registren datos de presencia, ubicación y tipología de pacientes, de carácter privado.

Si bien es cierto que muchos dispositivos IoT aportan beneficios extraordinarios para mejorar la recuperación de los pacientes, la efectividad del personal o la experiencia del paciente, también hay que reconocer que entrañan nuevos riesgos que es preciso abordar.

Por ello, algunos demandan una estrategia de ciberseguridad, específica para IoT, que haga frente a las amenazas y riesgos inherentes a estas nuevas disciplinas tecnológicas. Lo mismo ocurre con las soluciones de Analítica avanzada, que vienen a aprovechar y completar el potencial de Internet de las Cosas, añadiendo inteligencia a los datos recogidos “en crudo”.

Para securizar un entorno de IoT y Análisis, es preciso primero tener visibilidad de todos los dispositivos conectados, de su tipología y uso, y abordar después una política de seguridad concreta para ellos. Como tendrán acceso a ellos no sólo el personal de TI, sino cualquier profesional con conocimientos básicos e interés por estos datos, las posibilidades de sufrir incidencias, por el mal uso o la falta de habilidad necesaria, serán más altas.

Por eso, las políticas de seguridad deberán adaptarse a estos dispositivos, sensores, datos o “cosas” conectadas que se desplieguen.

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Las herramientas analíticas y de inteligencia artificial cobran protagonismo en este mundo conectado y en las estrategias de defensa que deben armarse. Su visión sobre los cambios sutiles que se produzcan en el comportamiento de los usuarios, permitirá adelantarse a las amenazas potenciales y gestionar la respuesta adecuada ante cualquier incidencia.

Su aportación, completada con otras soluciones de seguridad y control de accesos, permite bloquear en tiempo real las amenazas, desconectando de la red el dispositivo que muestre un comportamiento anormal, mientras se notifica esta situación al responsable de TI, o en su caso de seguridad.

Pero, la ciberseguridad está basada en una cadena de acciones y son las personas su eslabón más débil. En el caso de las soluciones de Internet de las Cosas y Analytics, este aspecto además resulta capital y ni los sistemas de seguridad más sofisticados protegen del mal uso o de errores humanos que afecten a la integridad y custodia de los datos.

Por eso, es recomendable evaluar constantemente las medidas de protección, con una estrategia de seguridad integral que tenga en cuenta las nuevas herramientas y recomendaciones de seguridad de expertas autoridades en la materia. Cuando hablamos de salud, las reservas deben ser incluso mayores, al tratarse de información muy sensible, personal y de alto riesgo.

Con un sector sanitario en plena evolución tecnológica, las soluciones IoT y Analytics están añadiendo nuevos dispositivos y sistemas médicos a la red. Aunque muchos dispositivos IoT ofrecen beneficios extraordinarios, para mejorar la recuperación de los pacientes, la efectividad del personal o ahorrar costes operativos, es preciso tener en cuenta otras variables, como la seguridad, para no errar en el intento.