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Pues depende. Sin duda afrontar la mejora de una instalación de elevación no es tarea fácil para el titular de una instalación al no disponer en la mayoría de las ocasiones de criterio técnico independiente para tomar la decisión más acertada. Cada vez más nos encontramos con instalaciones de mayor o menor antigüedad que no ofrecen la funcionalidad deseada generando problemáticas de uso a los usuarios, derivadas de una falta de mantenimiento preventivo, inversión, fin de ciclos de vida útil, etc.

Cuando hablamos de cómo realizar un correcto mantenimiento de los equipos de elevación como medida de seguridad imprescindible, nos centramos en las operaciones necesarias para asegurar el funcionamiento seguro y deseado del ascensor. El paso siguiente tiene que ver con plantear las pautas para que un titular pueda tomar decisiones objetivas para afrontar la pregunta inicial, puesto que puede suponer un desembolso económico considerable en función del número y tipología de la instalación.

Como paso inicial y antes de plantearse cualquiera de ambas propuestas, primero deberíamos saber cómo se ha mantenido el equipo, así como cuál es su estado actual. Estas acciones definirán en gran medida el punto de partida al conocer en detalle el estado de los componentes y de la propia instalación que nos dimensionará el reto a afrontar. Cabe decir que la evaluación a realizar debe ir en la línea de examinar los requisitos actuales y futuros del activo, haciendo hincapié en si el potencial de optimización técnica de las instalaciones puede incrementarse sistemáticamente, si la seguridad de las instalaciones puede optimizarse y si la eficiencia en el funcionamiento puede mejorarse significativamente. En cualquier caso, siempre aplicando las normas y/o reglamentación correspondiente.

Como segundo paso, y no siendo tarea fácil en el mercado de elevación, debemos realizar una estimación económica a precio de mercado de los hallazgos encontrados y priorizarlos, lo que nos llevará a disponer de un plan de inversión a corto, medio y largo plazo de los activos evaluados donde se incluirán el estado actual, la antigüedad, el grado de desgaste, tipología de componentes y el resultado de la evaluación de riesgos. Ahora si tendremos una fotografía clara del estado y la inversión económica a realizar sobre nuestro equipo para modernizarlo, pero seguimos sin tener la respuesta a la pregunta pues el siguiente y tercer paso debería ser confrontarlo con el coste de instalación de un equipo nuevo.

Sin duda, dependiendo de los hallazgos, la tipología de estos y su coste ya nos dará una idea de hacia donde se decantará la balanza si hacía una modernización parcial o una sustitución completa, y sólo el consejo técnico de un profesional de la elevación siempre representará su mejor interés. Cualquier actuación de este tipo debe ir siempre encaminada a asegurar la fiabilidad y seguridad operacional del equipo, el cumplimiento normativo, la optimización de costes y la garantía de calidad para todos los transportes verticales para garantizar el bienestar y la comodidad de los pasajeros. Así pues, la elección no es fácil y requiere de un análisis previo para tomar la elección más conveniente.

Ricardo Marcos, Business Development Manager de TÜV SÜD España

Fuente: TÜV SÜD - ATISAE

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