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“Es que eso es muy difícil”, “Ya, pero es muy complicado”.

Son frases que escucho habitualmente en los cursos de Gestión de Personas, Liderazgo o Dirección-Motivación de Equipos.

Mi respuesta, invariable, viene a ser: “Afortunadamente”.

Este tipo de quejas por parte de los asistentes suele ser habitual cuando se comentan los diferentes estilos de liderazgo y que deben tener la mayor polivalencia y flexibilidad de estilos para adaptarse a sus colaboradores.

O cuando se está explicando el Sistema de Gestión del Desempeño y les hacemos ver que hay que ofrecer un feedback no recriminativo pero honesto y muy claro y que no basta con el feedback, sino que hay que dar dos pasos más allá y encontrar los puntos de desarrollo del colaborador, hacer un plan de acción y lograr un compromiso sobre el mismo. Las quejas y protestas son especialmente vehementes si, además, en la sesión se te ocurre mentar la “bicha”, esto es, que las valoraciones deben aproximarse a una curva normal.

O cuando se habla de la Gestión de Conflictos en el Equipo y cómo abordarlos, o qué hacer con los colaboradores resentidos, quemados o, simplemente, desimplicados.

Porque, paralelamente a la complejidad que conlleva la Gestión de Colaboradores, los participantes, habitualmente, tienen que seguir dando resultados y consiguiendo los objetivos mensuales, trimestrales o anuales.

Algunos lo expresan diciendo algo así como: “Además de hacer mi trabajo, tengo que preocuparme de todo eso. Es imposible.” Y diferencian entre “hacer su trabajo” y gestionar el equipo, como si fueran cosas diferentes. Todavía no han asumido que hacer su trabajo, o, al menos, la esencia del mismo, es gestionar bien su equipo. Dicho de otro modo, no han asumido que tienen que conseguir los objetivos con los recursos de que disponen y esos recursos, fundamentalmente, son sus colaboradores.

Por ello, cuando empiezan a caer en la cuenta de que precisamente su trabajo consiste en obtener los resultados por medio de un equipo comprometido, indefectiblemente surge la frase, “Es que eso es muy difícil”.

Es entonces cuando rotunda y contundentemente les respondo: “¡Afortunadamente!”.

Tras el estupor inicial explico, con claridad, las nuevas tendencias mundiales en el ámbito laboral. Especialmente lo referente a la incorporación de la Inteligencia Artificial y la robótica, en sus múltiples y variadas manifestaciones, al mundo del trabajo. Ahora es incorporación. En unos años será irrupción en masa.

La conclusión es obvia: cuanto más difícil sea tu trabajo, afortunadamente, más tardarán en sustituirte por un robot.

Iñaki Pérez - Socio-Director de BCD