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Seguro que todos los que estáis leyendo este post habéis leído y escuchado antes la importancia de gestionar bien el tiempo, de evitar los ladrones de tiempo, de la importancia de planificar y priorizar las actividades que realizamos a diario, de diferenciar entre urgente e importante, etc, etc, sin embargo, muchas veces tenemos la sensación de que somos productivos pero no disfrutamos con lo que hacemos.Para llegar al alto rendimiento, al disfrute y a una alta productividad con una actividad, tenemos que saber cuándo es ese tiempo del día donde vamos a realizar esas actividades prioritarias e importantes que aportan valor añadido; hay que tratar de conseguir llegar a lo que se denomina un “estado de flujo”, es decir, una atención enfocada hacia un estado de equilibrio entre el desafío de la tarea a desarrollar y la habilidad para realizarla. Es una sensación positiva que contribuye a estar satisfecho con la vida que se lleva.Si la tarea es demasiado fácil o demasiado difícil, el flujo no podrá presentarse y tendremos esa sensación de ir contra-corriente sin obtener la buscada productividad.

El flujo es el estado mental operativo en el cual una persona está completamente inmersa en la actividad que ejecuta. Se caracteriza por un sentimiento de enfocar la energía, de total implicación con la tarea, y de éxito en la realización de la actividad.

Esta sensación se experimenta mientras la actividad está en curso. Los deportistas utilizan este concepto para referirse al estado de concentración absoluta de cara a una carrera, pero seguro que tú mismo lo has experimentado leyendo un libro, escalando una montaña, tocando un instrumento musical, conversando con un amigo, etc. Son situaciones donde nos encontramos en un momento dulce o nos abstraemos con una actividad pero son también situaciones donde no podemos ni debemos perder la concentración con el reto a conseguir ya que se perdería el estado de coordinación entre el reto, las capacidades necesarias y la alineación de todos sus recursos físicos y psíquicos que permiten superar dicho reto. Por ello, es imposible pensar en sentirse feliz por lo bien que se está realizando esa acción, ya que ésta requiere de toda su habilidad y concentración.A posteriori, cuando se ha completado el objetivo, sí que tenemos el placer de volver la vista atrás y analizar lo que ha pasado. Es en ese momento cuando empezamos a experimentar una gratitud y nos vemos inundados por el placer que nos aporta la excelencia de la experiencia que hemos llevado a cabo.

El estado de flujo tiende a ocurrir cuando las capacidades de una persona están absolutamente involucradas en el objetivo de superar un reto que es apenas manejable o conseguible. Si los retos son excesivamente complejos, los resultados suelen ser de frustración, y derivan en preocupación y ansiedad, porque nos preocupa el futuro. Si los retos son demasiado bajos respecto de las destrezas de uno, el principal resultado suele llevar a la relajación e incluso al aburrimiento. Si la dificultad del reto como las habilidades y destrezas requeridas se perciben también como muy bajas, uno termina sintiéndose apático. Solo cuando los retos de alto nivel que requieren de complejidad, se ven equilibrados con habilidades capaces de superarlos, es cuando se produce el estado de flujo.

Si has experimentado el estado de flujo alguna vez, habrás notado que:

  • La atención se centraba en la tarea y experimentabas un alto grado de concentración
  • La actividad era intrínsecamente gratificante
  • Existía un sentimiento placentero relacionado con lo que estabas haciendo
  • Te perdiste en el tiempo
  • La tarea se percibía como realizable y pensaste que eras competente para llevarla a cabo
  • Notaste que tenías control sobre el esfuerzo que realizabas.
  • Desapareció la sensación de fatiga
  • El estado de conciencia era casi automático, no requería esfuerzo

La completa involucración en el concepto de flujo más que en la felicidad (que siempre estamos buscando y no siempre encontramos), nos lleva a la excelencia en la vida.La felicidad que produce el estado de flujo depende de nosotros, viene de nuestro interior y nos permite crecer, ya que desarrollamos nuestras capacidades cuando estamos en él.

Los entornos laborales que tienen un buen ambiente, unos buenos objetivos, y promueven el desarrollo de las capacidades a través de enfrentarnos a los retos –retos equilibrados con nuestra capacidad, de modo que puedan ser conquistados– son los entornos más productivos.

Ahí van unas sugerencias para conseguir estar el mayor tiempo posible en “estado de flujo”

  • Márcate objetivos claros y alcanzables y que estén en sintonía con tu nivel de habilidades. La clave está en que exista un nivel adecuado entre la motivación por la tarea, su dificultad y la habilidad para realizarla.
  • Encuentra un momento tranquilo, tenlo identificado (por la mañana, a primera hora, a media mañana, por la tarde, por la noche) y evita las distracciones y las interrupciones para realizar esas tareas prioritarias e importantes que te dejarán satisfecho por el trabajo realizado.
  • Mantén la concentración y el enfoque todo el tiempo que puedas y a medida que domines la actividad, disfrutarás más.
  • Céntrate en el proceso, no en el resultado.Disfruta del presente y de lo que haces. Solo disfrutarás si tienes motivación intrínseca o sientes curiosidad por esa actividad
  • No temas al fracaso.Si somos conscientes de nuestras habilidades y del desafío a desarrollar nos veremos envueltos por el estado de flujo y nos ayudará a olvidarnos de proteger nuestro ego. De ese modo conseguiremos el éxito buscado porque nuestro Yo se expande.
  • Busca la retroalimentación y un feedback de lo que hagas. Te ayudará a mejorar.