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Volumen, gestión, capacidad. Estas son las tres variables que toda organización debe analizar, cuando hablamos de su almacenamiento, y de los retos que debe resolver para ser más eficaz, desde un punto operativo y económico. Al final, se trata de la materia prima sobre la que construir los procesos de negocio y flujos de trabajo de toda la organización, incluso sus decisiones clave de negocio. En el contexto económico actual, esta eficiente gestión y análisis de los datos se ha convertido en el núcleo desde el que se irradian nuevos modelos de relación con proveedores y clientes, o se generan nuevos productos y servicios ajustados a las demandas del mercado. En definitiva, es el principal motor de una nueva economía basada en los datos.

Como se ha concluido en un reciente foro de la Comisión Europea, ha llegado el momento de crear un mercado europeo único basado en el uso de los datos, que constituya el motor del progreso económico de todos sus miembros. Un vaticinio que también respaldan los resultados del último estudio europeo elaborado al respecto. Según éstos, el valor de la “Data economy” alcanzará los 739.000 millones de euros en 2020.

Este cambio cualitativo de la importancia que tienen los datos, impulsado por el imparable desarrollo de la economía digital, convierte los centros de almacenamiento en el corazón del negocio. En consecuencia, la percepción de sus funciones también ha cambiado.

No hace mucho todo giraba en torno a la recuperación de información clave ante desastres, y el cumplimiento de requerimientos legales. Ahora, tecnologías como Big Data, Inteligencia Artificial e Internet of Things, plantean nuevos retos a abordar. Las empresas y organizaciones deben disponer de la mejor infraestructura TI para desplegar sus estrategias.

La clave ahora es utilizar mejor los datos, identificar cuáles han de almacenarse en la empresa, por ser claves para el negocio, y cuáles en la nube, potenciando su rápido intercambio en función de las necesidades de cada momento.

La imparable tendencia de la virtualización

En ese punto, aparece la virtualización del almacenamiento como elemento clave para potenciar estos entornos y convertirlos en activos más útiles y rentables para el negocio. Una tendencia que los análisis de las consultoras consideran imparable y que seguirá in crescendo, en los próximos años.

Así, se estima que el mercado de almacenamiento podrá alcanzar un volumen de unos 97.500 millones de dólares en 2022. Y las empresas que almacenan un mayor volumen de datos confían en la virtualización para adaptarse ágilmente a las exigencias de la economía digital. De hecho, el pasado verano, se realizó una encuesta entre gestores de infraestructuras de sistemas de grandes empresas y sus resultados refuerzan las previsiones apuntadas por los principales analistas: el 64% de los encuestados afirmó que el volumen de datos que han de almacenar y gestionar las empresas donde trabajan crece a un ritmo anual de, al menos, el 10%.es

Por otra parte, el 38% de estos directivos también reconoció que parte, o incluso todo su almacenamiento estaba en la nube.

Las grandes empresas ven enormes posibilidades en la implementación de sistemas SDS de almacenamiento (Software Defined Storage). En lo que se refiere a la posibilidad de amplificar la capacidad de su infraestructura física aprovechando los avances en almacenamiento lógico, un alto porcentaje afirmó estar investigando el modo de implementar esta tecnología emergente. Todo evidencia que estamos asistiendo a un momento de especial interés, por la irrupción de una disciplina que ha pasado a ser vital para los negocios.