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Sin duda, una vez haya pasado el efecto COVID-19, gobiernos, empresas, estados, y la sociedad en general, harán una reflexión sobre cuáles son los mecanismos de “defensa” que tiene un estado en un mundo híper-conectado, tanto en lo físico, por la rapidez en los flujos de movilidad geográfica, como en lo virtual, a través de las Tecnologías de la Información.

Los estados se están dando cuenta que los grandes ataques que vamos a vivir en el futuro quizás requerirán estar mejor preparados por parte de todos, tanto en prevenir, como en abordar, por parte de nuestros sistemas sanitarios, pandemias provocadas por un virus. Un virus que afecta tanto a la salud de las personas y a la economía, como también, un “virus virtual” que, mediante ciberataques de forma masiva, puede bloquear el funcionamiento de las empresas que generan mayor PIB a nivel global, pudiendo provocar un efecto todavía mayor, a nivel económico, al provocado por el COVID-19.

Estas reflexiones, junto con las comparativas de los datos de cómo los diferentes países, con diferentes estrategias y recursos, están abordando la pandemia COVID-19 y con qué resultados (número de contagios, número de fallecimientos en términos absolutos y porcentuales, etc.), van a servir también para ver qué mejoras deben de hacer los gobiernos o estados. También serán útiles para reflexionar sobre cuál es la inversión o gasto que tenemos que dedicar en este caso a un sistema sanitario que está abordando con muchas dificultades los efectos del citado virus…

Así, pronostico que el próximo virus de impacto económico similar a nivel global (no sanitario), va a ser un “Ciber-COVID” que colapse de una forma genérica los sistemas de información estratégicos de un estado: Centros nacionales de Inteligencia, principales empresas, sistema sanitario, etc. Llegados a este punto, deberíamos de plantearnos si las inversiones en términos de defensa deben de ser únicamente en términos “militares”, o bien, estas inversiones en defensa requieren de más inversiones en sectores estratégicos, como el sanitario o en términos de ciberseguridad, o bien, los presupuestos por los estados en términos de defensa deben de ser rediseñados formando también parte de ellos, la inversión en investigación y desarrollo de forma multidisciplinar.

La tercera reflexión es más una opinión personal. Forma parte de mi actividad profesional, del día a día, que se ha intensificado en estas últimas semanas. Los que estamos en sectores como las edTech, estamos teniendo días de vértigo, contribuyendo a que centros educativos, pero sobretodo universidades, puedan disponer de todo lo necesario en términos de productos y servicios para continuar su actividad en un acelerado proceso de transformación. Un proceso sobrevenido y sin planificación alguna, para trasladar una formación principalmente presencial, a una modalidad “online”.

Aprovecho también para felicitar, a un sector, el unviersitario, que muchos creían “dormido” y sin capacidad de adaptación, por su compromiso y adaptación a esta nueva situación que ha permitido que muchos estudiantes de grados universitarios continúen con sus estudios. Tenemos la suerte en estos días intensos de ver como esta maduración rápida del sector universitario, está pasando, desde los días previos al confinamiento, y desde el punto de vista de empresa TIC en Educación, en un proceso que pasa por diferentes fases:

1. Ayuda en forma de servicios, con el objetivo de que tengan unos sistemas virtuales de aprendizaje más sólidos y escalables acorde a la situación particular de cada universidad.

2. La implantación de herramientas síncronas profesionales orientadas a la docencia que puedan ser integradas de forma nativa en las plataformas virtuales y que puedan garantizar una simultaneidad de estudiantes elevada con ilimitación de sesiones grabadas por parte de los profesores.

3. La fase en la que estamos ahora, de demanda de sistemas escalables de gestión y búsqueda de contenidos de vídeo, dado el uso y producción masiva por parte de los docentes y diferentes áreas de las universidades.

4. Vamos a entrar en las próximas semanas, en la implantación de tecnologías de “proctoring” que permita al personal académico garantizar la identidad de los estudiantes en unos exámenes que muy probablemente van a tener que ser “online” este curso.

5. El curso 2020/2021 ya no se va a diseñar igual y las empresas edTech debemos estar preparadas para ayudar al sistema educativo en este proceso de cambio con más soluciones, pero sobretodo con más servicios y con una escucha activa y cercana.

Esta es mi experiencia en S2Learn que, por suerte o por desgracia, como compañía global en el mundo edTech, la hemos vivido en Italia desde hace más de un mes, la estamos viviendo en España, con diferentes universidades, y la estamos empezando a ver en Perú y Chile, con la misma intensidad y siguiendo el mismo proceso descrito.

Así el curso 2019-2020 terminará gracias a la adaptación de un sistema universitario que, en general, muchos creían en un status confortable sin capacidad de reacción. Un sector que se ha mostrado muy comprometido y a marchas forzadas, y en el que cada universidad, con sus mecanismos y medios, ha decidido diferentes estrategias en este proceso de cambio.

La pregunta que uno se hace es: “¿Cómo va a ser la formación universitaria y la educación en general, a partir de 2020?”. La respuesta exacta no la sé, aunque podría aventurarme a hacer una predicción, incluso segmentada por diferentes tipologías o universidades concretas que conozco, pero no lo haré. De lo que sí estoy seguro es que habrá cada vez más programas “online”, promocionados por las distintas universidades y por los diferentes centros adscritos a ellas, y todos los centros educativos van a tener planes de contingencia para poder bascular de una forma rápida ante una situación similar en el futuro. Esto también nos va a dejar los efectos Post-COVID-19.

"El curso 2020/2021 ya no se va a diseñar igual y las empresas edTech debemos estar preparadas para ayudar al sistema educativo en este proceso de cambio con más soluciones, pero sobretodo con más servicios y con una escucha activa y cercana".

Durante estas cuatro o cinco semanas, he podido, durante una inercia casi 7x12 de teletrabajo y conexión continua: ver, escuchar y analizar comportamientos de personas, agentes e instituciones con las que nos relacionamos, o incluso sin relacionarnos, las redes sociales nos dan la oportunidad de conocer o analizar. De estos comportamientos y procesos de escucha, nuestros clientes, colaboradores, y diferentes agentes, van a hacer una lectura después del efecto COVID-19. Pensemos cómo estamos actuando, o no actuando con todos estos agentes, y cómo lo están haciendo ellos con nosotros, puesto que de estas percepciones y comportamientos va a depender también muy buena parte de nuestra futura relación con ellos. Vale la pena que pensemos un poco en ello, haciendo una reflexión crítica (yo ya la he hecho sobre mí mismo), puesto que, quizás, si tenemos algún punto pendiente, todavía estamos a tiempo de reaccionar.

Para finalizar un resumen del artículo en el que hay cuatro reflexiones que nos deja COVID-19 y que va a condicionar comportamientos y decisiones futuras en 3 aspectos:

1. En el rediseño de un sistema de defensa de estado, el cual deberá contemplar seguramente con más recursos para el sistema sanitario como eje estratégico de un país, la importancia de la Ciberseguridad, y más inversión en Investigación y Desarrollo.

2. En el cambio en el modelo de Docencia del sector educativo donde van a aparecer y consolidarse más Universidades “Online”, y en cualquier caso va a influenciar del diseño de los próximos cursos académicos, así como en la puesta en marcha de planes de contingencia para prevenir situaciones similares en el futuro.

En la percepción de nuestro ecosistema personal, y cadena de valor profesional de cómo nos hemos comportado con ellos, y como se ha comportado ellos con nosotros durante el efecto COVID-19, y especialmente durante el confinamiento.


Baptista Borrell

Director Seidor2Learn