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Poner en marcha una empresa es difícil. El problema principal en una startup es como crear riqueza, captar clientes, aumentar las ventas y conseguir cuota de mercado. Lanzar una buena idea que la gente quiera es más difícil que hacer dinero con ello, pero hay que convertir esa riqueza en dinero.

En una startup siempre hay que avanzar para crecer: si hay una idea, hay que crear el prototipo; cuando hay un prototipo, hay que hacer el lanzamiento; cuando se lanzó, hay que lograr un crecimiento significativo… Los emprendedores saben que deben de tener su atención centrada en el producto, en vender, en encontrar socios complementarios, y no pueden pasar su tiempo hablando con los bancos o inversionistas ni perder energías en eventuales disputas. Pero también saben que la gestión adecuada de la empresa es uno de los factores más importantes que determinará su trayectoria y que es básico disponer de una buena gestión financiera desde el principio y tener fondos suficientes para llegar al siguiente paso con un control sobre lo que gastan porque los fondos son limitados. Uno de los grandes retos a los que se enfrenta cualquier startup y que es determinante a la hora de alcanzar el éxito o el fracaso es el efectivo, y una de las principales causas de fracaso de las pequeñas empresas es asegurar que existen los fondos necesarios para ir alcanzando los hitos previstos.

Disponer de una gestión financiera adecuada desde el principio y analizar las principales dificultades que pueden surgir al emprendedor desde el lanzamiento de la empresa es fundamental. Contar en todo momento con información actualizada, saber si los clientes pagan en plazo y si la previsión de tesorería es correcta es imprescindible. No es extraño encontrarse con empresas que no conocen su margen o no saben cuánto dinero necesitan para crecer, o que toman malas decisiones por no tener toda la información, o sin tener en cuenta el impacto fiscal o desconociendo los riesgos exactos que están asumiendo y acaban teniendo grandes dificultades de tesorería.

Una startup puede requerir de un ingeniero, un diseñador, un comercial, un especialista en mercados internacionales, un especialista en marketing… Pero seguro, requiere de un financiero. Por eso el emprendedor tiene que disponer de su propio Director Financiero de confianza de la misma manera que en una gran empresa pero con el conocimiento de la pequeña empresa y los valores que la deben de acompañar. Debe de buscar a alguien experto en quien se pueda confiar, que haga las cosas sin tener que estar supervisando continuamente pero que logre el crecimiento exponencial de los ingresos, que asuma la responsabilidad de administrar el efectivo de tal manera que se puedan lograr los objetivos que lleven a un flujo de caja positivo o a un financiamiento exitoso, que tenga el flujo de caja bajo control en todo momento y busque constantemente el balance entre el efectivo que sale y los ingresos. El profesional financiero no solo tiene que entender el negocio y adaptarse a este tipo de necesidades, sino que no puede fallar en ningún momento. Tiene que tener la experiencia suficiente para estar siempre un paso por delante de los acontecimientos, descubrir los puntos débiles para adelantarse a los posibles problemas, aportar soluciones contrastadas y ofrecer respuestas para el buen funcionamiento.

Es muy importante que desarrolle relaciones de la empresa con los bancos e inversores en todo momento, desde el principio y no solo cuando se necesita dinero sino también cuando no se necesita.

El buen financiero trabajará mano a mano con el fundador desde el primer momento para crear el plan estratégico de la empresa y fijar los objetivos anuales de acuerdo a éste. Le apoyará en el diseño de la estrategia del negocio y la evaluación económico-financiera, realizará con él la planificación financiera a largo y medio plazo, el presupuesto de gastos e ingresos y encontrará los recursos financieros de la forma más económica posible. Se ocupará también de la gestión de la liquidez y la tesorería controlando las cuentas de clientes y los cobros y pagos diarios. Elaborará la contabilidad financiera y analítica y los informes sobre desviaciones presupuestarias, los márgenes y la rentabilidad reales y apoyará la gestión con información que permita la toma de decisiones en tiempo real y sobre los indicadores correctos.

Una base sólida de la función financiera para que el emprendedor sepa que controla el negocio desde el principio y que pueda poner el foco en lograr que el negocio arranque y se estabilice.

FinOut pone a disposición de los emprendedores a los profesionales que aporten su experiencia en proyectos similares de emprendimiento y colaboren en el desarrollo de su empresa. Sabemosque los negocios que empiezan no pueden permitirse asumir el coste de un Director Financiero, por eso el equipo que aportamos a las compañías, dedicará solo el tiempo que necesario logrando con ello una gran flexibilidad en el precio.

Fuente: CSF Consultores

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