Las grandes tecnológicas como Google o Facebook están frecuentemente posicionadas en nuestra mente como servicios. Para la mayoría de nosotros, Google es un buscador y Facebook una red social; pero la realidad es que ambas son ya grupos empresariales con influencia mundial en las principales industrias humanas y por tanto en nuestra realidad diaria.
Estamos ya, y desde hace tiempo, en la cuarta revolución industrial, una caracterizada por la conexión digital, cuyo mayor activo son los datos y en la que las empresas más influyentes y poderosas del mundo son las que los poseen y explotan. El periodo de la historia de la humanidad en la que la frase popular “información es poder” cobra más sentido que nunca.
Entre tanto, la transformación digital nos ha pillado por sorpresa a los usuarios. Un buen día te llega un email de un amigo que te invita a una nueva red social donde puedes conectar con tu familia, amigos y ese chico o chica que te gusta y, lógicamente, no te lo vas a perder. Dándote de alta de repente aparece una casilla llamada “Política de privacidad” y, en el mejor de los casos, con la mejor de las intenciones echas un vistazo y al ver esa cantidad de texto la ley del mínimo esfuerzo entra en contexto y aceptas porque “no puede ser tan malo”.
Y en parte no lo es. Porque es gracias a la explotación de esos datos por lo que vivimos en un mundo más inteligente, mejor preparado y más conectado que nunca. Ahora tenemos en la palma de nuestra mano aplicaciones que nos ayudan a cuidar nuestra salud, a garantizar la seguridad de los más pequeños y los más mayores, a gestionar y aprender de nuestra economía, a ser ciudadanos activos y a tener a nuestra familia y amigos a un WhatsApp de distancia.
No es la primera vez que Facebook y Mark Zuckerberg están en los titulares por faltas a la ley de protección de datos. Así que, ¿qué tiene esta situación de especial? ¿De qué está hablando todo el mundo?
Hablamos de una “fuga de datos” que ha afectado a 87 millones de usuarios estadounidenses y supuestamente aprovechada por la consultora Cambridge Analytics para afinar las estrategias de atracción de voto de la campaña de Donald Trump en 2016. Facebook da acceso a Cambridge Analytics a los datos de miles de personas con motivos de investigación científica y Cambridge Analytics los vende al Gobierno de Estados Unidos con fines políticos. No es por tanto un tema social media sino uno profundamente social que nos afecta a todos.
¿Y ahora qué? Mark Zuckerberg y su equipo piden perdón pero qué va a pasar a partir de ahora. ¿Cuáles son los escenarios que se pueden abrir? ¿Se trata de un antes y un después en la realidad digital? Sin intención de hacer de clarividente, Emilio comentaba en la entrevista los siguientes escenarios: