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Un liderazgo eficiente que promueva la innovación y la creatividad en el ámbito de la prevención puede reducir daños en la salud de los trabajadores y fomentar una cultura preventiva hacía la excelencia.

El liderazgo es un factor esencial que contribuye a alcanzar los objetivos que una organización se haya propuesto, así pues, entendemos que el líder posee unos comportamientos y actitudes que pueden influenciar de forma positiva sobre un equipo de personas.

Si lo que anhelamos es impulsar la cultura de seguridad y salud será importante fomentar un liderazgo eficiente que promueva la innovación y la creatividad en el ámbito de la prevención. En este sentido, el líder tiene que ser capaz de transformar la vertiente más tradicionalista de la prevención, dónde prevalece el estricto cumplimiento de la normativa y la seguridad es entendida como una mera imposición, y convertirla en una pieza clave integrada dentro de la estrategia de la organización.

En general estos cambios son percibidos como retos difíciles de conseguir. Por esta razón es necesario promover un liderazgo visible y proactivo, en el que el equipo Directivo debe ser el verdadero catalizador de dicho desarrollo cultural. Así pues, sólo el líder sinceramente comprometido y dispuesto a realizar nuevas acciones en materia de seguridad será el que realmente consiga evolucionar en este ámbito. Porque ya lo dijo Albert Einstein “If you want different results, do not do the same things”.

¿Qué puede hacer un líder para fomentar la cultura preventiva de la empresa?

Mostrar un liderazgo visible y sincero.

Es realmente importante ser coherentes con lo que creemos, lo que decimos y lo que finalmente hacemos. Por ejemplo, priorizar la seguridad en puntos álgidos de productividad. Con ello se demostrará si realmente se ha adquirido un verdadero compromiso. En este sentido, el líder además de cumplir con las normas deberá preocuparse por la salud de los trabajadores de forma sincera y honrada.


Ser facilitador del cambio y por tanto debe favorecer momentos para impulsar la seguridad.

Por eso será positivo realizar acciones como: formaciones de sensibilización, visitas al puesto de trabajo para realizar observaciones de seguridad propiciando el diálogo y entendimiento con los trabajadores, iniciar charlas informales compartiendo experiencias, hacer reuniones periódicas de seguridad, establecer recompensas a favor de los hábitos seguros, o bien realizar una buena gestión con las empresas colaboradoras, entre otras acciones prácticas.


Pasar de lo reactivo a la proactividad.

Cada vez más, existe la necesidad de anticiparnos ya que vivimos en un mundo cambiante donde la inmediatez y las innovaciones están presentes constantemente. Por esta razón, debemos anticiparnos a la acción antes que esperar que las persona se lesión.


Fomentar la participación involucrando a todo el personal en materia de prevención.

Es importante enterrar la cultura del miedo y dejar de buscar culpables porque justamente queremos lo contrario. Lo que perseguimos es crear un clima de confianza que favorezca la participación de todos. Por ejemplo, conocer de mano de nuestros trabajadores los incidentes o casi incidentes nos permitirá trazar un plan de acción para establecer medidas correctivas y una vez más anticiparnos a posibles daños. Si, además, mostramos con transparencia dicha información todos podremos aprender y crecer.


Empoderar a las personas.

Cada vez más existe la tendencia hacía la automatización, aunque las personas siguen formando parte del proceso productivo. Por lo tanto, el líder tiene la oportunidad de desarrollar las capacidades y el talento que poseen sus equipos para conseguir que cada individuo por sí solo pueda tomar decisiones siempre con la variable de la seguridad en su cabeza, adoptando comportamientos seguros en cada momento.


Comunicar positivamente.

Realizar comunicaciones periódicas que ayuden a entender el cometido establecido, comunicar las acciones emprendidas, las metas conseguidas y las contribuciones realizadas por todos, será comunicaciones fundamentales para obtener un compromiso conjunto.


Por lo tanto, si queremos crear una cultura preventiva sostenible los lideres tiene que dar el trecho de partida hacía un cambio en materia preventiva. Ellos deberán integrar la seguridad dentro de la estrategia de la empresa, facilitar los recursos y establecer un plan de acción para que pueda ser ejecutado. Así pues, su compromiso y visibilidad deberá ser una realidad durante todo el proyecto para alcanzar el objetivo común.

Meritxell Ascariz. Consultor en cultura de seguridad. TÜV SÜD Process Safety.