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Les preocupa especialmente la polarización de la sociedad catalana y los efectos económicos adversos que esta pueda tener.
Los empresarios catalanes se muestran muy preocupados por el empleo.

Los empresarios catalanes reclaman estabilidad política para poder sacar todo el potencial de crecimiento de la economía de Cataluña y evitar que el actual contexto de desaceleración de la actividad vaya a más e impida que la economía catalana vuelva a crecer por encima de la media del conjunto de la economía española. Este es uno de los principales mensajes del informe Temas candentes de la economía catalana, elaborado por PwC a partir de la opinión de una amplia representación del empresariado de Cataluña, y que ha sido presentado hoy en Barcelona en la sede de la patronal Fomento del Trabajo. El acto ha contado con la participación Nadia Calviño, ministra de Economía; Ángels Chacón, consejera de Empresa y Conocimiento de la Generalitat; Gonzalo Sánchez, presidente de PwC; Josep Sánchez Llibre, presidente de Fomento del Trabajo; Javier Faus, presidente del Círculo de Economía e Ignacio Marull, socio responsable de PwC en Cataluña.

Los directivos entrevistados creen que, si la inestabilidad política no lo impide, Cataluña dejará de crecer por debajo de la media del conjunto de España y recuperará su liderazgo. Consideran que la apuesta por la exportación que realizaron sus compañías durante la última crisis financiera las sitúa ahora en una posición de mayor fortaleza ante una posible desaceleración de la demanda interna. Los empresarios destacan, además, que Cataluña tiene una situación geográfica privilegiada y un gran potencial para seguir siendo la primera economía del país, pero también creen que es necesario recuperar la estabilidad política y generar confianza. Piensan que las incertidumbres externas -Brexit, tensiones comerciales, situación de la economía alemana, cierto agotamiento de las ventas de automóviles- e internas pueden haber afectado a las inversiones y a la creación de nuevas oportunidades. Les preocupa especialmente la polarización de la sociedad catalana y los efectos económicos adversos que esta pueda tener.

Los empresarios se muestran, además, muy preocupados por el empleo y por el hecho de que el mercado laboral en Cataluña siga sin recuperar un tercio de los puestos de trabajo que se destruyeron durante la crisis económica. Valoran positivamente la reforma laboral, piden seguir mejorando la flexibilidad en la contratación, con una simplificación de las modalidades de contratos, y fomentando el trabajo a tiempo parcial para dar respuesta a las necesidades de sectores como el comercio o el turismo.

No hay una opinión unánime a la hora de analizar las consecuencias del traslado de las sedes de las empresas fuera de Cataluña que se produjo después de la celebración del referéndum del 1 de octubre. Mientras una parte de los empresarios cree que solo tiene un efecto social y estético, otra asegura que afectará al empleo y a la inversión a largo plazo. En lo que sí que coinciden casi el 75% de los empresarios es que sería necesaria mayor seguridad jurídica y estabilidad política para conseguir el retorno de las sedes sociales de esas compañías.

El estudio hace un repaso de las principales inquietudes del empresariado catalán en distintos ámbitos, entre otros, la demografía, la formación, el turismo, la innovación, las infraestructuras o el sector financiero, e incluye una serie de sugerencias y recomendaciones. A continuación, resumimos las más relevantes:

La demografía debe ser una cuestión estratégica

Cataluña no es ajena a la dinámica demográfica que afecta a la Unión Europea, que cuenta con una población cada vez más envejecida y la tasa de natalidad sigue descendiendo. Según el INE, en 2018 el número de nacimientos cayó un 7,3%. La estructura poblacional, sumada a una mayor esperanza de vida, preocupa. El empresariado catalán estima que esta estructura poblacional de la región es insostenible y considera que el problema demográfico no está recibiendo una respuesta adecuada ni por parte de la Generalitat ni por parte del Gobierno central ni de la UE. Para contrarrestar la situación los empresarios piden medidas de conciliación familiar y de incentivos a la natalidad y apuntan a la inmigración y a la atracción de talento extranjero.

“La economía catalana se encuentra en una fase de desaceleración, al igual que el conjunto del país, pero, sin embargo, hay una gran oportunidad para las empresas catalanas, para lo cual es necesario que se recupere la estabilidad política y se genere la confianza necesaria para atraer inversiones”.
Ignacio Marull, socio responsable de PwC en Cataluña