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El reciente estudio “The Deloitte Global Outsourcing Survey 2018” indica que un 89% de los ejecutivos encuestados planifican mantener o incrementar su grado de externalización en el área de finanzas. Actualmente, sólo un 39% externalizan, por lo que se espera un alto incremento del grado de externalización de los negocios. No sorprende.

Por un lado, por el contexto empresarial, que se caracteriza por ser globalizado y, por tanto, muy competitivo, lo que empuja a que muchas empresas locales asignen sus mejores recursos a la médula de su negocio y deleguen en terceros las funciones del backoffice económico financiero (funciones por otra parte críticas para la gestión del crecimiento y el control de la rentabilidad del negocio). Asimismo, la exigencia actual de los mercados y clientes obliga a las empresas a ir adaptando constantemente procesos y productos, lo que hace mucho más compleja la gestión del negocio y empuja a centrar esfuerzos en el puro negocio “descuidando”, a veces, otras áreas no tan relevantes como la gestión de la administración y las finanzas. Además, el actual ritmo de los negocios es vertiginoso y exige a una toma de decisiones casi inmediata y correcta. Pasa a ser una ventaja el contar con colaboradores externos que suministren información de calidad en tiempo y forma para decidir apropiadamente.

Por otro lado, tenemos los beneficios intrínsecos del outsourcing de sobra ya conocidos: acceso a recursos expertos en áreas clave; foco en el Core Business mediante la delegación de tareas en terceros; flexibilidad y variabilidad de las estructuras de personal; reducción de costes; y mejora de la calidad y solvencia de determinados procesos. Múltiples beneficios que son jerarquizados de forma distinta dependiendo, muchas veces, de la tipología y tamaño de la compañía interesada en la externalización.

Es una ventaja el contar con colaboradores externos que suministren información de calidad en tiempo y forma para decidir apropiadamente


Las startUps, en general, recurren a ésta para cubrir todos los procesos soporte de negocio y así asegurarse de que alguien vele por el control económico de la evolución de este y, por supuesto, de la situación financiera de la compañía. Las PYMES, por su parte, buscan eliminar los condicionantes muchas veces derivados de su reducida dimensión (financieros para acceder a las nuevas tecnologías; de atracción de talento; de cultura metodológica de los procesos soporte de naturaleza económico financiera; de vértigo a la creación de superestructuras, …). Las filiales multinacionales suelen querer estructuras profesionalizadas que les aseguren el cumplimiento de todas sus obligaciones contables y fiscales como filial; la respuesta en calidad y en los tiempos marcados por los exigentes requerimientos de información por parte de sus Head Quarters; y procesos de calidad, eficientes y, además, sujetos a los controles marcados por la entidad. Por último, las grandes corporaciones valoran contar con estructuras flexibles y mixtas -recursos internos y externos-; mejorar la función administrativa, contable, financiera y fiscal; aumentar la eficiencia de los procesos y reducir costes; y otros nuevos aspectos como compartir las inversiones en tecnología y otras herramientas de eficiencia con su outsourcer de servicios.

Todo lo anterior y la fuerte irrupción de las nuevas tecnologías (ERPs, Business Intelligence, Robotics, …) lleva a concluir que el oursourcing es un ámbito en expansión. La apuesta es clara. En Deloitte ya hemos lanzado la plataforma tecnológica Business Digital Hub (BDH) enfocada a ofrecer soluciones de externalización en el ámbito la gestión económico-financiera.

Eduardo Sánchez Campos

Socio de Business Process Solutions