Muchos de los que trabajamos como consultores y como consecuencia de la necesidad de efectuar una valoración de riesgos en los Sistema de Gestión y especialmente en los de calidad, nos hemos topado con los conceptos de Cisne Negro y de Rinoceronte Gris.
Estos términos, de “reciente” incorporación al lenguaje, tienen como común denominador es el tremendo, y en muchos casos devastador, impacto que provocan tanto en la sociedad como en las empresas en particular este tipo de eventos.
La teoría del
Cisne Negro describe un suceso inesperado,
difícil de predecir y con un
gran impacto social y económico. Fue descrito por el investigador Nassim Nicholas Taleb en su libro de 2007 “El cisne negro. El impacto de lo altamente improbable*” donde el autor se refiere a prácticamente todos los descubrimientos científicos, históricos y logros artísticos tienen como “origen” este tipo de eventos. Además debe considerarse que, a pesar de tratarse de un hecho raro, nuestra naturaleza nos lleva a explicar el suceso tras su ocurrencia. Este hecho “racionaliza” el suceso y lo convierte en “esperado y predecible” (
la llamada predictibilidad retrospectiva).
Observación*. El nombre proviene de la creencia en Europa occidental hasta el siglo XVII de que todos los cisnes eran blancos pues todos los registros históricos informaban de este tipo de plumaje en dicho animal. Tras una exploración holandesa a Australia Occidental a finales de dicho siglo donde se descubrieron cisnes con plumas negras el término cisne negro paso a reseñar un suceso imposible que posteriormente podría ser refutado. Este hecho pone el valor nuestra limitación en lo aprendido pues una única observación puede contradecir toda una afirmación generalizada.
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El Cisne Negro y el Rinoceronte Gris (II)
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Por su parte, y más reciente, es el concepto de Rinoceronte Gris popularizado por Michele Wucker en “The Gray Rhino” publicado en 2016* y que se refiere a aquellos eventos que todos vemos venir pero los que nadie se atreve a enfrentarse.
Determinan el conjunto de peligros evidentes que sistemáticamente son ignorados representando amenazas con una elevada probabilidad de hacerse reales y que conllevan un elevado impacto*.
Nota*. En este caso el concepto se basa en la crisis iberoamericana de 2001 principalmente en relación a la deuda de Argentina y su comparación con la crisis griega de 2010 y su diferente actuación (reestructuración de la misma).
En la propia definición de ambos conceptos se puede comprobar su diferencia, mientras el cisne negro se enmarca dentro de lo inesperado o con baja probabilidad de ocurrencia el rinoceronte gris muestra la inminencia del suceso y su conocimiento. Por otro lado tanto para los cisnes como los rinocerontes el impacto de la ocurrencia del evento analizado es muy fuerte suponiendo un elevado cambio. La diferencia de ambos conceptos a parte de su “visualización” inicial se sitúa en la
responsabilidad pues en sucesos poco probables es complicado que alguien lidere actuaciones sin embargo “eludir” la adopción de medidas ante un rinoceronte gris es poco justificable.
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El Cisne Negro y el Rinoceronte Gris (III)
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Reseñarse que el concepto de Cisne Negro “ha evolucionado” al llamado “
Cisne Gris” el cual comparte con el cisne negro su elevado impacto pero donde su “opción de ocurrencia” supondría una
probabilidad mayor por lo cual este tipo de eventos serían “mas predecibles”. Para este caso, su peculiaridad, es que se ignoran sistemáticamente.
La relación de los tres conceptos con los Sistemas de Gestión de las organizaciones es directa encontrándose relacionada con el planteamiento de su
estrategia a medio y largo plazo y particularmente su gestión dentro de los Sistemas de Calidad implementados en las empresas. Su consideración tiene su entrada en el
análisis de riesgos y oportunidades efectuado como paso preliminar en el planteamiento de los
objetivos. Nuestras opciones de actuación dependen del tipo de suceso potencial a revisar:
-Para el caso de los cisnes negros nuestras opciones son limitadas pues el hecho de representar eventos “raros” conllevan a que ni siquiera se consideren en el análisis. En este punto las organizaciones con negocios más diversificados y/o aquellas con un conjunto de clientes de múltiples sectores tendrán una mayor “amplitud” de “sensores” y dispondrán de más oportunidades de detectarlos, además de “repartir y minimizar” los riesgos de su impacto en el caso de que se materialicen.
-Por su parte los cisnes grises y los rinocerontes grises conllevarían su análisis con probabilidades de ocurrencia más elevadas y con una valoración de su impacto elevada por lo cual implicarían, en la mayor parte de los casos y dependiendo de la metodología y valoración registrada la delimitación de actuaciones para gestionar los
posibles escenarios y sus riesgos por parte de las empresas. Lógicamente un buen
análisis PEST con la participación del mayor numero de responsables de las entidades y la consideración de información recogida de nuestras
partes interesadas constituye un buen punto de partida para “pescar”, y posteriormente analizar estos sucesos.
La gestión de los cisnes negros y grises como la de los rinocerontes grises forman deben integrarse en “médula” de las organizaciones del siglo XXI al encontrarnos tratando con realidad cada vez más visible y cierta. Tal vez y como el propio Taleb defiende el objetivo no sea predecir los cisnes negros sino la construcción de
sistemas fuertes en las organizaciones que sean capaces de aprovechar los cambios que puedan producirse ya que “
el pasado no puede usarse para predecir el futuro”. Dentro de este punto sistemas organizativos más
horizontales, que aprovechen todos los
recursos internos de las entidades, así como distribuciones tipo “
trébol” que integren a los colaboradores en la gestión empresarial contribuyen a disponer de mayores opciones para gestionar entornos cambiantes que pueden producirse por rinocerontes blancos.
“Puede que no seas capaz de cambiar el mundo, pero al menos puedes conseguir entretenerte un poco.”
Nassim Nicholas Taleb, ensayista, investigador y financiero libanés.
Autor: J. Daniel Blanco
Fuente: José Daniel Blanco Alonso
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